A partir de finales del siglo XIX se produce el uso generalizado de todo tipo de soportes publicitarios por las más importantes empresas de perfumería. Este uso se explica por el desarrollo de las artes gráficas y publicitarias y por el interés de los fabricantes en tener un diseño y una imagen que identifique sus productos.
La revista se convierte junto al cartel en el escaparate de exposición y difusión de los productos de belleza y perfumería que suelen utilizar las imágenes más seductoras. También se utilizan los displays publicitarios, elementos de exposición en los lugares de venta para colocar sobre el mostrador o en los escaparates. Entre 1950 y 1970 tienen impresa la publicidad de marcas tan conocidas como Nivea, Agua Lavanda Puig, Clair Matin, Napoleón o La Toja.
Entre los impresos comerciales elegidos por fabricantes franceses y españoles para su publicidad están los almanaques de bolsillo, tarjetas y prospectos comerciales y tarjetas postales. Las partituras ilustradas y las carátulas de discos se convierten en un perfecto ejemplo de la relación que existe, desde finales del siglo XIX, entre música y publicidad.