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LA IMAGEN SEDUCTORA DE LA BELLEZA

Grabados, fotografías y pequeños impresos de la colección de Ephemera recogen los momentos, casi siempre privados, de aseo y cuidado personal, seguidos de imágenes con figuras femeninas que, una vez perfumadas y arregladas, se observan en el espejo. En ellas se puede comprobar el afán de todas las sociedades por ofrecer una apariencia acorde con los gustos estéticos de cada época. Para ello utilizaban todas las armas que tenían a su alcance. La ropa, el peinado y el perfume servían para construir una imagen que buscaba seducir a cuantos les rodeaban.

Este apartado incluye también aquellos momentos de juego y diversión asociados al aseo y al baño, especialmente en el mundo infantil. Y la presencia de algunos personajes conocidos por su afición a usar cosméticos y todo tipo de sustancias olorosas. Catalina de Médicis puso de moda los perfumes italianos en la vida social francesa. La reina María Antonieta usaba guantes perfumados y prefería el olor a rosas, violeta y jazmín. Y, mientras Josefina preparaba sus bañeras con agua de rosas y coñac, el emperador Napoleón se hacía dar fricciones con agua de colonia en hombros y espalda por su ayuda de cámara.