Raquel Meller fue la intérprete española más aplaudida en todo el mundo en el primer tercio del siglo XX. Aunque se limitó al pequeño arte de la canción, fue una artista de primera magnitud, con su emocionante manera de cantar y con su trascendental dramatismo, que encogía el corazón de los espectadores. Obtuvo resonantes triunfos en Madrid, Barcelona, Buenos Aires, París y Nueva York. Fue una de las grandes estrellas del período de entreguerras. Convertida en mito, Raquel Meller impuso constantemente su personalidad arrebatadora. Era a la vez cautivadora y arisca, genial e insoportable, la quintaesencia del ‘temperamento español’. Pero a partir de 1939 tuvo que sobrevivir a su propia leyenda en un mundo cambiado y ajeno, rodeada de amargura y soledad.