Se formó en la Escuela de Dibujo de la Diputación de Barcelona. En 1883 recibió la 1ª mención por su trabajo en la Escuela de Bellas Artes de la misma ciudad. Con solo 22 años, durante el curso 1884-1885, le otorgaron el premio de la Academia Provincial de Bellas Artes en la categoría de Bordados y Blondas, que se materializó en una bolsa de viaje que le permitiría viajar a Italia durante cuatro meses para ayudar a su formación y que pudo prorrogar un año más. Fue en ese curso cuando ingresó en la Escuela de la Llotja. Durante su estancia becada en Roma conoció a su futuro esposo, el también artista Francesc Guasch i Homs con el que finalmente contrajo matrimonio en Barcelona en 1888. En este mismo año recibe la medalla de bronce en la Exposición Universal de Barcelona presentando varias obras pictóricas. Un año después del casamiento, la pareja inicia una nueva etapa de vida en París, coincidiendo con la Exposición Universal que se celebraba en la ciudad de la luz. También en 1889 se expone en el Salón Parés de Barcelona la obra de Coranty “La dalmática de Carlomagno”, una reproducción al óleo de la indumentaria original, una pieza textil con importantes bordados que se conserva en la Basílica de San Pedro del Vaticano y cuya factura se elogia en este artículo de La Ilustración católica. En 1890, esta misma obra ganó la medalla de bronce en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid y finalmente, fue comprada por el Estado para las colecciones del Museo del Prado.
Consolidación artística y participación en certámenes internacionales
De vuelta en Barcelona, tras el nombramiento de su esposo como técnico de los museos artísticos municipales y conservador del Museo de Bellas Artes, Coranty se presentó a diversos certámenes artísticos de los que consiguió medallas de oro y plata.
En 1893 participó, junto a otras pintoras importantes del momento como las norteamericanas Mary Cassatt y Ann Lea Merritt y la francesa Rosa Bonheur, en la Exposición Mundial Colombina de Chicago, también llamada Exposición Colombina, que conmemoraba el IV Centenario de la llegada de Colón a América, donde expuso su obra en el Edificio de la Mujer, dedicado exclusivamente a mujeres artistas, obteniendo la medalla de plata.
Alternó su etapa artística con su vocación docente como profesora auxiliar voluntaria de dibujo general artístico en la Universidad Literaria de Barcelona, desde el curso 1896 hasta el 1903, dedicada a las alumnas y estuvo involucrada en la producción de la revista Feminal, una publicación mensual suplemento de La Ilustració Catalana, editada entre 1907 y 1917, considerada feminista, conservadora y catalanista.
En 1907 presenta su obra Mi jardín en la V Exposición Internacional de Bellas Artes i Industrias Artísticas de Barcelona.
Un legado perdurable para las artes
Antes de su muerte en 1944, legó sus bienes con el fin de que se celebrara periódicamente el premio Guasch-Coranty que convoca la Fundació del mismo nombre, otorgando 3 becas anuales a la creación artística. En su testamento, expedido ante notario el 21 de marzo de 1929, dejó escrito que quería ser enterrada junto a su esposo en el cementerio de Sarriá y que debían hacerse ofrendas florales en la sepultura cada 2 de abril, onomástica del pintor Guasch. Nombró heredera universal de los derechos de explotación de la obra del matrimonio a la Escuela de Artes y Oficios Artísticos y de Bellas Artes de Barcelona. Impuso la creación de la Escuela de Arte Guasch y Coranty y la convocatoria, cada cuatro años, de un Premio de Pintura Internacional Guasch-Coranty y la creación de la Fundació Guasch Coranty encargada de la conservación de los bienes y la aplicación de sus últimas voluntades.
(Servicio de Información Bibliográfica)