Perteneciente al Partido Republicano Federal, se hizo con un nombre gracias a sus crónicas sobre la Tercera Guerra Carlista publicadas en El Imparcial. Defensor de un regionalismo integrador, fundó en Madrid, junto a otros emigrantes, la sociedad Galicia Literaria, de vida efímera. En 1877 ganó las tres categorías de un concurso convocado por El Heraldo Gallego para elegir los mejores poemas dedicados a una leyenda, una costumbre y un tipo de Galicia, gracias a sus composiciones “A Virxe do Cristal”, “O gueiteiro” y “Unha voda en Einibó”. Tras recibir el premio lo repartió entre poetas más necesitados que él.

Ese mismo año regresó a Galicia, donde había conseguido un puesto en la Administración. Además de la novela Paniagua y compañía (1877), sobre un corresponsal de guerra, escribió una obra de teatro, El padre Feijoo (1888), pero junto al periodismo, en el terreno en el que más destacó fue en la poesía. Dueño de un estilo en el que sobresalen su musicalidad, colorido y capacidad para la recreación del sabor local, hay quien lo sitúa junto a Rosalía de Castro como uno de los mejores poetas en lengua gallega. En 1880 vivió un momento muy delicado que se transformó en su mayor éxito, cuando tras la publicación de Aires d’a Miña Terra el obispo de Orense le acusó de irreverencia y blasfemia y fue condenado a más de dos años de prisión. Tras presentar un recurso fue absuelto, y además de agotar la edición del libro se convirtió en un referente de la sociedad laica y liberal.

Víctima del ambiente opresivo de una ciudad en la que todos se conocían, decidió regresar a Madrid, donde colaboró en periódicos como El Progreso y El País, con artículos en los que dio muestras de su ingenio, su cultura y su defensa a ultranza de la democracia. En 1888 publicó Divino sainete, parodia de las peregrinaciones. Por motivos desconocidos, en los que quizá tuvo que ver su mala relación con su familia, en 1894 partió hacia Cuba. En La Habana fundó La Tierra Gallega, en la que publicó la biografía de paisanos ilustres, pero que fue clausurada a los dos años a causa de las multas que se había ganado por sus ataques al gobierno. En el conflicto con los independentistas se mostró partidario de conceder una mayor autonomía, en línea con su ideario regionalista.

En 1904 viajó a Galicia, donde fue recibido con todos los honores y coronado como poeta en La Coruña. De vuelta a Cuba patrocinó la creación de la Academia Gallega para promover el idioma. Tras su fallecimiento en 1908, sus restos mortales fueron llevados a La Coruña, donde 40.000 personas asistieron a su funeral.

(Servicio de Información Bibliográfica)