Francos Rodríguez escritor, periodista y político
Pronto muestra gran interés por la literatura y la política y comienza a colaborar con El Imparcial o El País. En 1893 es nombrado director de La Justicia, mismo cargo que ostentará en El Globo de 1895 a 1902, desde donde quedarán claras sus posiciones democráticas, que también defiende desde su posición recién adquirida de concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Desde El Heraldo de Madrid da publicidad a su ideario político, y tras pasar por la Dirección General de Correos y Telégrafos, en 1910 será elegido alcalde de Madrid, para en 1913 pasar a ocupar el cargo de gobernador civil de Barcelona, donde contribuye a apaciguar una situación complicada en la que abundaban huelgas y asesinatos políticos. En su labor como alcalde, cargo que volverá a ocupar en 1917, cabe señalar que con él se comenzaron las obras de la Gran Vía y se inauguró el instituto de Formación Profesional de La Paloma.
Después de pasar por el Ministerio de Instrucción Pública, en 1921 es nombrado ministro de Justicia. Tras un viaje a Chile para conmemorar la expedición de Magallanes escribe Huellas españolas, y en 1923 es nombrado senador vitalicio, dignidad que sumará a una larga lista de cargos: presidente de la Sociedad de Autores Españoles, del Círculo de Bellas Artes, de la Sección Literaria del Ateneo, de la Real Academia de Ciencias Hispanoamericanas y de la Asociación de la Prensa de Madrid y miembro de la Real Academia Española. En 1930 recibe la Medalla de Oro del Trabajo.
Además de su desempeño político, también fue autor de todo tipo de libros: teatro (entre las más de treinta obras de este género que firmó se puede mencionar La encubridora, de 1888), obras científicas (Cuestiones antropológicas, 1895), zarzuelas (Chispita o el barrio de Maravillas, 1902), ensayo (El teatro en España, 1908-1909), historia (Vida de Canalejas, sobre quien había sido uno de sus mentores, en 1918), política (Escepticismo político de la clase obrera, 1884), o feminismo (La mujer y la política española, 1920). Pero quizá su obra más importante fueron sus memorias, escritas después de sufrir una apoplejía, lo que le obligó a aprender a escribir con la mano izquierda. Fueron publicadas primero en el ABC y reunidas más tarde en diversos volúmenes con el título de Memorias de un gacetillero (1928).
(Servicio de Información Bibliográfica)