Poesía y periodismo

Poeta y periodista orensano, a los dos años quedó huérfano de padre, permaneciendo al cuidado de su madre y de un tío que sufragó sus estudios. Pese a las dificultades económicas de su familia, inició los estudios de Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, aunque tuvo que abandonarlos debido a que los problemas oculares que arrastraba desde la infancia degeneraron hasta que con veinticinco años se quedó ciego. 

Antes de ello, en 1871, había dirigido la revista La Aurora de Galicia en Santiago, y también dio a la imprenta su primer poemario, Flores de ayer, iniciando sus dos principales dedicaciones profesionales: la prensa y la poesía. Con la imprescindible ayuda de su mujer, Amalia Rosina Sandoval, y beneficiado por una pensión para escritores pobres, tras su ceguera pudo seguir escribiendo y a la larga se convertiría en uno de los autores más prolíficos y populares de Galicia. 

Si como periodista se le considera como un pionero de la prensa gallega (comenzó a colaborar en El Heraldo Gallego en 1874), como poeta se le llegó a conocer como el Homero gallego, hipérbole más relacionada con su ceguera que con su calidad, ya que pese a que fue muy admirado entre las gentes, los críticos no compartían el entusiasmo. De hecho, aunque se le inscribe en el Rexurdimento galego, pronto se enfrentó con autores como Manuel Murguía, quien le acusó de haber plagiado a Rosalía de Castro, su mujer, y nunca acabó de ser admitido entre la élite intelectual. 

Rexurdimento galego

En todo caso, Carvajal (o Carbajal, como aparece citado en ocasiones) no se amilanó. En 1876 creó la revista O tío Marcos da Portela, primera íntegramente en gallego, que tuvo una gran aceptación gracias a su humor y su defensa de los más débiles. En poesía comenzó escribiendo en castellano (El Cancionero del Miño, 1872) para pronto pasarse al gallego con Espiñas, follas e frores (1874), dedicada a su hijo Ramiro, fallecido prematuramente. Con Saudades galegas (1880) se confirmó como uno de los poetas en gallego más importantes de la época, mientras que en sus relatos de Gallegada (1887) dibujó un panorama costumbrista de sus paisanos. 

En 1889 llegaría el mayor éxito de su carrera: Catecismo do labrego, obra humorística que con sus trece ediciones se convirtió en el libro gallego más popular de este periodo. Sin embargo, Carvajal no era querido por todos. Desde 1883 fue director de El Eco de Orense, plataforma que le sirvió para denunciar el caciquismo que sufría la región, lo que le valió denuncias, amenazas e incluso un atentado que a punto estuvo de costarle la vida en 1901.

Con una ironía que quizá habría sabido apreciar, falleció precisamente el mismo día de 1906 en el que se constituía la Real Academia Galega, de la que era miembro fundador. Tras su muerte cayó en el olvido, visto como un autor populachero que incidía en tópicos folclóricos, pero a partir de los años 70 su figura se revalorizó y hoy su obra sigue editándose como reflejo de una época crucial en la renovación de las letras gallegas. 

(Servicio de Información Bibliográfica)