Su infancia transcurrió en la localidad de Ivars d’Urgell, donde pasó sus primeros diez años y lugar que ella misma consideraba su villa natal, aunque nació en la clínica L’Aliança de Barcelona, adonde acudieron sus padres tras haber perdido previamente a otro hijo en un parto difícil.

Con ellos, Maria Serra y Antonio Marçal, mantuvo una estrecha relación y le inculcaron el valor de la cultura, del conocimiento y las historias. Desarrolló una gran responsabilidad y autoexigencia en un clima que poco propiciaba la creación, pero su imaginación la llevó a escribir poemas desde pequeña. 

Identidad catalana

Entre 1963 y 1969 estudió el bachillerato en Lleida, gracias a una beca, donde experimentó un despertar político: adquirió consciencia de la identidad catalana, que vivió como una separación del lenguaje -en casa se hablaba catalán, pero en el colegio imperaba el castellano-, y del anhelo de democracia. En ese contexto, fue muy importante el concierto del cantautor Raimon en 1967, exponente de la Nova Cançó, al que asistió.

En 1969 se fue a Barcelona a estudiar Filología Clásica en la Universidad, en un ambiente en el que latía la primavera del 68 del país vecino y se germinaba una respuesta más contundente contra el régimen franquista.  

Participó en la creación de la editorial Llibres del Mall a finales de 1972, junto a otras personas relacionadas con los movimientos estudiantiles. Conoció a poetas como J.V. Foix o Joan Brossa, de quienes reconoce su influencia. 

En 1972 se casó con Ramón Balasch Pinyol, uno de los fundadores de la editorial y con quien compartía intereses políticos y literarios. Vivieron en Sant Boi de Llobregat, donde se ubicó igualmente la editorial. Llibres de Mall se convirtió en una plataforma con la que promocionar la obra de jóvenes poetas en los territorios catalanes. Marçal, por su parte, también quería traducir y publicar a poetas mujeres.

Vida política y feminista

Entre 1975 y 1976 Ramón y ella deciden separarse, y se traslada a Prades (Francia) para realizar una estancia en la Universitat Catalana D'Estiu. Allí se refuerzan sus ideas feministas y tiene encuentros románticos con otras mujeres. 

Además, desde 1976 se implica en política, llegando a militar en el Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), en el que introdujo el debate de la participación de la mujer en política. Se creó el Front de dones en la primera Conferencia del PSAN, propulsado por Marçal, gracias al documento “Alliberament de la dona” en el que arremetía contra el régimen franquista y contra la estructura patriarcal en la que la mujer se coloca en una posición secundaria al hombre. 

Su acción y su pensamiento se enfocaban en la situación de la mujer, por lo que en su poesía explora lo femenino y la unión entre política, deseo y lirismo. Pero hay también una búsqueda del “yo”, que evoca la vivencia propia para trasladarla al poema. Su indagación en el erotismo incluye un punto de vista colectivo, con una intención de acercamiento a la otra y a la identidad propia, un terreno libre en el que hacer búsquedas mediante la palabra y donde sentirse emancipada del poder masculino, el cual cuestiona y trata de romper. 

En su primer libro, Cau de llunes (1976), con el que se convirtió en la primera mujer en recibir el premio Carles Riba, pone de manifiesto esas identidades que la atravesaban: “Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, / de clase baja y nación oprimida. / Y el turbio azul de ser por tres veces rebelde”. 

Referente para otras escritoras

Tras la publicación de Bruixa de dol (1977) empieza a ganar fama como escritora y feminista. Va cogiendo fuerza la idea de la independencia propia y de todas las mujeres y busca una creación desde el punto de vista femenino, estableciendo a la misma vez una identidad nueva y recuperando referentes como poeta y escritora, con autoras como Adrienne Rich o Clementina Arderiu. Aunque también es consciente de que ella podrá ser referente para las poetas del futuro –responsabilidad que se toma muy en serio, al ver cómo han sido silenciadas tantas mujeres a lo largo de la historia. Fue pionera en introducir la temática lésbica en la lírica catalana con el libro Terra de mai (1981). 

En 1980 se queda embarazada y decide ser madre soltera. El 30 de noviembre del mismo año tendrá a su hija, Heura Marçal. Este hecho también será trasladado a la poesía, añadiendo la maternidad a las múltiples temáticas vitales que la atravesaron y sobre las que escribió, como en Sal oberta (1982), donde habla de la experiencia del alumbramiento desde una gran intimidad. Otro de sus libros más conocidos fue La germana, l’estrangera (1985), con el que ganó el premio López Picó, y también Llengua abolida (1989), una recopilación de su obra publicada hasta el momento. 

En 1984 conoce a Fina Birulés, con quien compartiría el resto de su vida. Además, se introduce en las voces de poetas como Anna Akhmatova o Marina Tsvietáieva, a quienes traducirá a partir de textos de Monika Zgustová. Su constante búsqueda la llevó a descubrir a Renée Vivien, sobre la que luego escribiría su única novela, La pasión según Renée Vivien (1994), Premio Carlemagny, de manera biografiada, donde reflexiona sobre la situación de las mujeres creadoras y la importancia de rodearse de autoras y de historias sobre el amor entre mujeres. 

Sufrió un cáncer del que falleció el 5 de julio de 1998, acompañada de su hija, su pareja, su madre y su hermana y fue enterrada en Ivars d’Urgell, localidad que consideraba su pueblo natal. En 2017, Lluïsa Julià publicó la primera biografía de la poeta, Maria-Mercè Marçal. Una vida.

(Servicio de Información Bibliográfica)