Este hecho la ubica cronológicamente en la segunda mitad del siglo XV, lo cual, además, permite presuponer una educación y un nivel cultural acorde al de una mujer perteneciente a un estamento social privilegiado. Asimismo, el haber sido incluida en las compilaciones poéticas de la época implica que su lírica y sus habilidades como poeta fueron reconocidas y valoradas entre sus contemporáneos.

Lírica cancioneril

La presencia de las voces femeninas en los cancioneros es muy escasa, por lo que la autora destaca no solo por haber sido recogida en ellos, sino porque además cuenta con un estilo personal que la hace diferenciarse de otras voces del contexto de la lírica amorosa. Algunas de sus composiciones se han conservado en el Cancionero general de Hernando del Castillo, uno de los más populares de la época y que constituye una muestra representativa de la lírica culta del siglo XV. Cabe destacar que en la misma obra también se incluyen algunos poemas de Jerónimo Pinar, poeta considerado hermano de la autora, lo cual ha generado debate entre algunos críticos sobre la atribución de algunos de sus poemas, ya que en algunas rúbricas se menciona que son obra de “Pinar” y, tal vez, podrían ser composiciones de Florencia.

Se le atribuye la autoría de hasta siete poemas recogidos en el Cancionero General y en el Cancionero de Rennert. Las cuatro composiciones que aparecen en el cancionero recopilado por Hernando del Castillo parecen ser suyas con bastante seguridad y comienzan por los siguientes versos:

“Ay q[ue] ay quie[n] mas no biue”, “Destas aues su nacion”, “Sera perderos pediros” y “Ellamor ha tales mañas”.

Esta última aparece también en el Cancionero de Rennert, así como “Hago de lo flaco fuerte” y otras dos cuya autoría ha generado más dudas: “Cuidado nueuo uenido” y “Tanto mas creçe el querer”.

Aunque se inscribe dentro de la temática amorosa típica de la lírica cancioneril, se distingue de sus contemporáneos por una voz lírica propia en la que emplea una imaginería realista y concreta, alejada de los conceptos abstractos más frecuentes en este tipo de composiciones. Esto puede apreciarse en su incorporación de metáforas inspiradas en animales que, según la interpretación dada por los bestiarios medievales, actúan como símbolos eróticos que expresan el deseo de la autora. Los ejemplos más destacables son el gusano, evidente símbolo fálico, y la perdiz, juzgada entonces como un animal lascivo y promiscuo. Su estilo resulta artificioso, en consonancia con la lírica amorosa cancioneril, en el que abunda el uso de las metáforas, la metonimia, la antítesis y la paronomasia.

Por tanto, a pesar de los escasos datos conservados sobre su persona y su producción, su figura no debe quedar relegada al olvido, ya que, además de ser una de las primeras poetas en lengua castellana, se trata de la única mujer de la que se conoce un corpus poético significativo dentro de la lírica cancioneril. De igual modo, su habilidad para dotar a sus poemas de una imaginería distintiva alejada de abstracciones, así como su destreza para matizar el lenguaje y los tópicos del género, hacen de ella una autora reseñable, cuya presencia en los cancioneros supone una prueba de su maestría y del reconocimiento que logró en su época.

(Servicio de Información Bibliográfica)