Estudios sobre el folklore

En 1872 volvió a la universidad. En la capital andaluza participó en tertulias y colaboró con la prensa local, inmersa en un ambiente de revuelta previo a la proclamación de la I República. También disfrutó de la maestría de Fernández Espino, quien fomentó su afición por los clásicos y la Historia. Su interés por la política le llevó a integrarse en el Partido Posibilista, pero gran parte de su tiempo estaba dedicado al estudio del folklore, lo que le llevó a colaborar en la revista La Enciclopedia, dirigida por Antonio Machado Álvarez, Demófilo. También se implicó en la fundación del Ateneo Hispalense (1879), con el propósito de difundir la cultura y la ciencia, siguiendo el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza.

Tras concluir la carrera en 1880, dirigió Los Domingos de El Posibilista en Osuna y pronto comenzó a escribir en El Alabardero, de tendencia izquierdista. En 1881 estrenó en el teatro Cervantes de Sevilla Tanto tienes tanto vales y participó en la creación de la sociedad El Folklore español, liderada por Demófilo y dedicada al estudio de la historia de Andalucía, cuyos frutos se recogían en la revista El Folk-Lore Andaluz. En los años siguientes publicó cinco tomos de Cantos populares españoles, que tuvieron una gran acogida por parte de los expertos.

En 1883 regresó a Osuna, donde colaboró con El Ursaonense, se dedicó al estudio del hebreo con García Blanco y ejerció como abogado. También ingresó en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, a la que pertenecían Juan Valera y Menéndez Pelayo, quien se convertiría en uno de sus grandes valedores. En 1890 obtuvo el cargo de catedrático de instituto de Retórica y Latín y se ocupó de crear la biblioteca del casino de Osuna. Además, junto al duque de T'Serclaes y otros eruditos revitalizó la Sociedad de Bibliófilos Andaluces.

Los siguientes años estuvo ocupado en la presidencia de la Sección de Literatura del Ateneo sevillano, en la publicación de las obras de Quevedo, en su bufete de abogados y en su papel como concejal del ayuntamiento de Sevilla, además de la continuación de sus investigaciones folkloristas, como Mil trescientas comparaciones populares andaluzas (1899). Como consecuencia de unos problemas de salud que venía arrastrando, en 1903 perdió la voz, lo que le apartó de la abogacía y le llevó a centrarse en las Letras.

Cervantes

En 1905 publicó un comentario al Rinconete, que afianzó su prestigio como cervantista y que le sirvió como puerta de entrada en su nombramiento como miembro de la Real Academia Española. Sin embargo, no saldría de sus apuros económicos hasta que en 1907 Antonio Maura, por mediación de Menéndez Pelayo, le encargó la realización de un catálogo monumental de la provincia de Madrid. Instalado en la capital, y cada vez más próximo a los conservadores, en 1912 fue designado director de la Biblioteca Nacional tras el fallecimiento de su maestro y amigo, Menéndez Pelayo.

En 1916 inició la publicación anotada de El Quijote en seis tomos. Durante estos años continuó con su labor de erudición alrededor de Cervantes, con diversos escritos y la celebración en la BN del tercer centenario de la muerte del autor. Por otra parte, también mantuvo su interés por el andalucismo, con obras como Cincuenta cuentos anecdóticos (1919). En 1923 fue nombrado bibliotecario perpetuo de la RAE.

En 1930 dimitió de la dirección de la BN tras detectarse unos robos de valiosas estampas. Un año después murió su mujer y se agudizaron sus problemas de salud. Tras el estallido de la Guerra Civil, se refugió en Piedrabuena (Ciudad Real) y no volvería a la capital hasta terminada la guerra, ya muy debilitado y mayor, lo que no impidió que en 1940 fuera elegido director de la RAE y que continuara con sus estudios sobre el folklore y componiendo poesías hasta el final de su vida. 

(Servicio de Información Bibliográfica)