Ya con el seudónimo de Noi del sucre, de origen incierto, por el que sería conocido en toda Cataluña, firmó en numerosas colaboraciones en la prensa izquierdista y fue uno de los impulsores de Solidaridad Obrera, periódico para el que escribió asiduamente. Enemigo acérrimo de los radicales de Lerroux, quienes le acusaban de colaborar con los terroristas, intervino en uno de sus mítines para defender su inocencia. En el barullo que se formó resultó muerto uno de los radicales por una bala que en realidad iba dirigida a él. A pesar de que no iba armado, fue detenido y pasó nueve meses en prisión hasta que finalmente fue absuelto.
Activista y conciliador
Tras participar en la Semana Trágica de 1909, tuvo que huir de Barcelona. A su regreso fue nombrado en presidente de la Federación de la construcción del sindicato anarquista CNT, mostrándose siempre partidario de la acción colectiva y organizada.
Su actitud conciliadora y en pro de la unión obrera le convirtió en el líder de la facción anarquista que favoreció el acuerdo con el sindicato socialista UGT, que se firmaría en 1916.
Juntos organizarían la huelga general de diciembre del 18, que conseguiría un gran seguimiento pero escasos resultados prácticos.
Hecho clave en su trayectoria fue la huelga de La Canadiense, compañía suministradora de la energía que consumía Barcelona. La huelga se alargó durante mes y medio, tiempo durante el cual la patronal contraatacó con una serie de asesinatos de líderes anarquistas y el gobierno decretó el estado de sitio y el cierre de los sindicatos. Aunque él se encontraba en prisión durante el desarrollo del conflicto, pudo asistir a la resolución del mismo, todo un éxito para los sindicatos, pues lograron mejoras salariales y la jornada de ocho horas, siendo España el primer país en adoptar esta medida por Ley.
Pese al clima explosivo, Seguí se mostró en contra de la insurrección armada, ya que pensaba que todavía no había llegado el momento de tomar el poder por la fuerza.
Esta posición le enfrentó tanto a los anarquistas más radicales partidarios de la violencia como a la patronal, por lo que ambos bandos siguen siendo sospechosos de estar detrás del intento de asesinato que sufrió en 1920. Ese mismo año fue nombrado gobernador civil de Barcelona el partidario de la línea dura Martínez Anido, quien ordenó la detención de cientos de opositores, entre los que se encuentran Lluis Companys y el propio Seguí, quien permanecerá en la cárcel de Mahón hasta 1922.
Cuando salió de allí viajó a Madrid, donde dio su apoyo a los políticos liberales, ya que pensaba que era mejor un encuentro con los moderados, aunque sus ideas seguían siendo muy divergentes, que dar vía libre a los conservadores. Este posicionamiento, que defendería en artículos publicados en L’Opinió o La Terra, supondrá un nuevo encontronazo con los anarquistas exaltados. La represión siguió en aumento (es el momento en el que se promulga la infame Ley de fugas) y se suceden los asesinatos ordenados por la patronal y las represalias anarquistas. En 1923 Seguí y su compañero Pedro Romas caerán víctimas de unos pistoleros del progubernamental Sindicato Libre. Ya póstumamente se publicará su novela autobiográfica Escuela de rebeldía.
(Servicio de Información Bibliográfica)