Las oposiciones para las bibliotecas y archivos
Carlos Miguel Tejada Artigas
Clip del SEDIC, ISSN 2659-2983, n.84, 2021, p. 25-45
A partir de seis preguntas, se realiza un debate sobre las oposiciones a los cuerpos y escalas de bibliotecas y archivos. Las temáticas que se abordan son: la evolución de las convocatorias de las oposiciones, la pertinencia de los ejercicios y temarios y la formación de los opositores. También se dialoga sobre dos problemas que se dan en los niveles superiores sobre todo de bibliotecas: el número escaso de candidatos que se presentan y el hecho de que muchas de las plazas ofertadas se queden desiertas. Además del moderador, intervienen cinco profesionales que conocen muy de cerca estos procesos y también se recoge a través de una persona el punto de vista del opositor. Las respuestas de los entrevistados ponen de manifiesto una valoración positiva sobre el número de plazas que se están convocando para bibliotecas y archivos y una percepción general sobre la necesidad de que los sistemas de selección actuales evolucionen hacia modelos en los que se primen más las competencias y destrezas que los conocimientos memorísticos. Aunque, tal como se señala en una respuesta, a este respecto el margen de acción de los servicios de bibliotecas es más bien pequeño, ya que el diseño de las pruebas corresponde a otras instancias. En segundo lugar, aunque se ponen de manifiesto ciertas mejoras en los temarios de las últimas oposiciones, se aboga por seguir actualizándolos para que tengan realmente correspondencia con el entorno laboral. A este respecto es imprescindible identificar muy bien los perfiles que se corresponden a cada cuerpo y escala y sus funciones. Se sugiere que los diferentes tipos de bibliotecas trabajen de forma coordinada a este respecto en el marco del Consejo de Cooperación Bibliotecaria. También algunas respuestas abogan por una mayor profesionalidad de los tribunales y una mayor transparencia en los procesos. Se pone de manifiesto como algunas instancias ya publican los currícula de los miembros del tribunal y los ejercicios planteados. La formación de los opositores es otra cuestión que se ha debatido. Se considera que el Grado en Información y Documentación es la titulación universitaria más acorde, pero eso tampoco debe suponer que esta titulación solo se enfoque hacia el sector público. Lo que sí que parece claro es que desde la universidad se debe promocionar el empleo público y dar cuenta de sus posibilidades. Preparadores, academias y asociaciones profesionales contribuyen a esta formación. También algunas respuestas señalan la importancia en los niveles superiores de que el opositor sea quien se prepare los temas dando una visión personal de ellos. Por último, también se ha puesto en evidencia el problema de que en los niveles más altos se estén quedando plazas desiertas y los pocos opositores que se presentan, fenómeno que sobre todo se dan en las oposiciones para bibliotecas, más que para las de archivos. Para finalizar hay que constatar la importancia de esta temática. El personal de las bibliotecas y archivos públicos se va a renovar en los próximos años y es fundamental un debate en profundidad sobre su sistema de selección. El futuro de las bibliotecas y de los archivos depende principalmente de sus profesionales.
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Conclusiones de la propia publicación