A propósito de la presentación de la Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericano.
El lunes pasado, 20 de septiembre de 2012, se presentó la Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericano (BDPI). En este nuevo portal se busca ofrecer acceso a los contenidos digitales de las Bibliotecas Nacionales Iberoamericanas agrupadas en ABINIA. En el momento de su presentación están incluidas cinco bibliotecas y se accede a más de 136.000 obras digitales de forma completamente libre.
Es posible que al oír o leer la noticia de la presentación de una nueva herramienta surja la pregunta de si es era necesaria, si verdaderamente aporta algo, si es razonable pensar que habrá ciudadanos interesados en acceder a este portal; si merece la pena el esfuerzo.
En primer lugar hay que decir que la BDPI viene a llenar un vacío en el espacio de los proyectos cooperativos a nivel internacional. Europa con The European Library o Europeana, EE.UU con American Memory, o el proyecto de Biblioteca Digital Mundial de la UNESCO cubren grandes áreas geográficas. En este panorama, la BDPI viene a ocupar el espacio del ámbito latinoamericano, cuya presencia supone un enriquecimiento desde el punto de vista social y cultural e incluso político y económico.
La peculiar historia de los países que componen ABINIA convierte a nuestras Bibliotecas en herramientas privilegiadas para el estudio de la historia de cada país y sus relaciones con el resto. Para España concretamente la relación con Iberoamérica es parte sustancial de su propia historia e identidad.
Por otra parte, más allá del valor histórico, cultural o literario de los contenidos que se pueden encontrar en BDPI, hay que resaltar lo que el proyecto representa como modelo de cooperación entre los países iberoamericanos. Es importante que se estrechen los vínculos entre países que compartimos lengua, historia y proyectos para el futuro. Un proyecto cooperativo fuerte y consolidado contribuye, sin duda, a que surjan más oportunidades de colaboración y de aprendizaje mutuo. Este portal es, además, un modo de incentivar la normalización, la innovación y fomentar la digitalización en todos los países. Disponer de un escaparate tan privilegiado como esta BDPI será con mucha probabilidad un aliciente para seguir en la política de digitalización y difusión de los contenidos de las bibliotecas. En el mundo actual ser visible es muy importante a la hora de conseguir apoyo político o económico y la BDPI pretender contribuir a dar visibilidad al trabajo bibliotecario.
Hay que señalar también el efecto multiplicador que estos grandes portales que agregan contenido de diferentes instituciones tienen para la difusión de las colecciones de cada una de ellas. Cada vez que compartimos nuestros datos estamos abriendo la posibilidad de que nuevos usuarios conozcan y accedan a nuestros fondos, misión esencial de las bibliotecas.
El futuro de la BDPI
La BDPI es, por tanto, un proyecto con grandes posibilidades: cooperación, difusión, normalización, innovación, investigación, etc. Sin embargo, como todo proyecto, lo que llegue a ser dependerá de aquellos que tienen la responsabilidad de apoyarlo y de dirigir su futuro. El éxito a medio y largo plazo de este portal dependerá de la incorporación del mayor número posible de bibliotecas al mismo y del apoyo que reciba para su difusión en todos los países. También de que a medio plazo se asegure una financiación y se determine qué camino ha de seguir.
En este sentido, hay que señalar que la BDPI hoy por hoy sólo se plantea como punto de acceso a las bibliotecas digitales de las bibliotecas nacionales pero nada impide que, si ABINIA así lo aprueba, en el futuro pudieran incorporarse otras bibliotecas, o incluso instituciones de otro ámbito (archivos y museos) como ocurre en Europeana. También habrá que trabajar para definir la relación de este portal con otros grandes proyectos como los mencionados al principio. Sin duda la coordinación y cooperación con portales como Europeana o TEL podría suponer también un beneficio mutuo.
La propia idea del portal, que ahora es fundamentalmente una herramienta de búsqueda y recuperación de registros bibliográficas, puede crecer e incorporar contenidos más elaborados como blogs, perfiles en las redes sociales, herramientas para investigadores, etc.
En definitiva, el futuro y el éxito de BDPI está por escribir pero es innegable que el espacio que ocupa era necesario llenarlo y que tiene por delante un futuro de enormes posibilidades. Para ello, y al margen de la responsabilidad institucional de quienes lo promueven, será sin duda un factor determinante la acogida que tenga entre los ciudadanos de todos estos países.