Homenaje póstumo a Francisco Ayala
Ayer, entre amigos, recordamos de nuevo a Francisco Ayala. Sin largas listas de invitados, sin prensa, sin actos de protocolo interminable, sin hacer mucho ruido, le dijimos adiós una vez más en el día que hubiera cumplido 104 años. Y lo hicimos utilizando sus propias palabras, siempre más oportunas y claras que las nuestras.
Aun así, nos permitimos dedicarle este breve homenaje:
El 16 de marzo de 2009, en esta misma Sala, celebrábamos con D. Francisco Ayala su 103 cumpleaños. Ya hace un año. Sólo hace un año. Meses después, D. Francisco se fue sin hacer ruido tras habernos regalado toda una lección de vida.
Sabíamos que nuestro Presidente no gustaba de protocolos y, mucho menos de protocolos funerarios. Sencillamente porque él prefería la vida. Por eso, en total complicidad con Carolyn Richmond, su gran amor, la BNE ha querido invitarles hoy a celebrar su vida, a través de sus músicas preferidas y de los luminosos textos que nos legó. Haciéndolo así, nuestro único deseo ha sido respetar el suyo.
Me atrevo a soñar que allá donde esté D. Francisco, esta tarde nos acompaña su mirada atenta, curiosa, penetrante. No me extrañaría que, en algún momento, esbozara esa sonrisa bondadosa y algo pícara, tan suya. Y a lo mejor, hasta incluso se anima a tararear “Ojos verdes”, muy bajito, como lo hiciera en su última visita a la Exposición “La Copla”. Y, en todo caso, sabrá que le queremos.
Majestad, mil gracias por Vuestra presencia hoy aquí. Gracias también a Luis García Montero, a Miguel Ríos y a Juan Diego por su entusiasta colaboración, y a todos Vds. por acompañarnos. Y eterno agradecimiento a ti, Carolyn, por permitirnos organizar este homenaje apropiándonos de tu personal idea, de la mano contigo.
Gracias, en fin, por ser como eres.
Con todo cariño, va por Vd. D. Francisco.
Milagros del Corral Beltrán Directora General de la Biblioteca Nacional de España