Ricardo Zamora, la leyenda del Mundial de 1934

Ricardo Zamora, la leyenda del Mundial de 1934
1 de Diciembre de 2022

El portero Ricardo Zamora fue la primera leyenda del fútbol español. Jugó con solo 19 años con la selección nacional que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920 y se coronó como el mejor guardameta del mundo, a juicio de la prensa internacional, en el Campeonato del Mundo de 1934 celebrado en Italia, en la primera vez que participaba nuestro país en esta competición nacida cuatro años antes.

España se clasificó para el Mundial venciendo a Portugal, eliminó luego a Brasil y acabó perdiendo contra los anfitriones italianos, pero la excepcional actuación de Zamora en todos los partidos fue reconocida universalmente. Con Brasil paró un penalti, la primera vez que un portero lo hacía en el torneo.

En esta imagen del semanario AS le podemos ver despejando un balón con el puño en el bronco encuentro celebrado en Florencia, en el que acabó con dos costillas rotas. Fue necesario disputar dos partidos con Italia porque el primero de ellos acabó en empate (1-1) y el segundo lo ganaron los italianos (1-0), pero ya sin Zamora en la portería.

En los inicios del fútbol profesional hubo jugadores populares como Pichichi, Samitier o Belauste, el forjador del mito de la furia española en la Olimpiada de Amberes, pero ninguno tuvo la proyección internacional y mediática de la que gozó Zamora, quien llegó incluso a protagonizar una película del cine mudo estrenada en 1927 titulada ‘Por fin se casa Zamora’ con gran éxito de taquilla.

Zamora despeja un balón con el puño, en As
Zamora despejando un balón con el puño en el primer partido contra Italia, en el semanario AS

Un ejemplo de su enorme popularidad es su relación los niños, que lo buscaban como a su héroe para estar cerca de él. En esta imagen de la revista Estampa se le puede ver con un grupo de ellos en una playa catalana.

Zamora junto con niños en una playa de Cataluña en 1929
El portero de la selección junto con niños en una playa de Cataluña en 1929, en Estampa

Incluso su cometido como portero era objeto de reflexiones filosóficas, como leemos en esta columna escrita por Francisco de Cossío, hermano del popular tratadista taurino, en El Norte de Valladolid y recogida por la revista Algo:

Ricardo Zamora es el hombre que nos enseña cómo debe guardarse una puerta. Quizá en este hecho, en apariencia insignificante, se halle el secreto del éxito en todas las actividades de la vida: saber guardar una puerta. Esa puerta vulnerable que tenemos todos los hombres y contra la cual arremeten en lucha empeñada nuestros adversarios y competidores. El triunfo aparente es el del ‘goal’. El triunfo auténtico, definitivo, es de quien no le deja meter.

La boda de Zamora, en Nuevo Mundo
La boda de Ricardo Zamora en Barcelona, en Nuevo Mundo

El popular guardameta se casó en 1930 de verdad, no en el cine, y la boda fue un acontecimiento que recogió toda la prensa con un gran despliegue informativo. Le podemos ver junto a su esposa, Rosario Grassa, al salir de la ceremonia en la Iglesia de la Merced de Barcelona, en una fotografía de Nuevo Mundo.

Zamora había nacido en Cataluña y comenzó su carrera en el Español y el Barcelona, pero poco después de su boda, con casi 30 años, fichó por el Real Madrid en el considerado primer traspaso ‘galáctico’ teniendo en cuenta que el fútbol se empezaba a profesionalizar. El equipo blanco pagó al Español 150.000 pesetas, de las que 35.000 fueron para el jugador, quien cobraría también del club blanco una prima de 40.000 pesetas y 3.000 mensuales, una fortuna para una época en la que un salario diario de 10 pesetas se consideraba un buen sueldo. El mismo Zamora contó las condiciones del traspaso en El Heraldo de Madrid (24/9/1930).

En el mismo periódico, un cronista deportivo no se explicaba cómo el Español había dejado marchar a Zamora ni cómo el Barcelona no había pujado por él, y afirmaba taxativamente:

El Real Madrid se ha llevado, sencillamente, al mejor jugador de fútbol que ha dado España desde que se mueve la bolita en la «piel de toro»: al más inspirado, seguro, ágil y valiente.

En su debut con el Real Madrid frente al Racing de Santander, Zamora protagonizó este despeje a un remate del delantero en una de sus célebres estiradas que supo captar el fotógrafo y que podemos ver en Mundo Gráfico (8/10/1930). Se jugaba ya en Chamartín, donde se levanta el estadio actual.

Zamora despeja un balón en su debut con el Madrid, en Mundo Gráfico
Zamora despeja un balón en su debut con el Real Madrid, en Mundo Gráfico

El primer Campeonato del Mundo se celebró en 1930 en Uruguay con la asistencia de pocos países europeos. Había que hacer la travesía del Atlántico en barco y eso significaba una larga ausencia, algo a lo que no estaban dispuestos los clubs de fútbol. Un año antes se debatió en España, como en otros países, si merecía la pena participar. Al final pudieron más las dificultades económicas, aunque muchos jugadores como Zamora eran partidarios de ir, como así lo expresó en unas declaraciones en El Imparcial (27/11/29):

España es hoy día una de las primeras potencias futbolísticas, y no debe faltar en un concurso que ha de reunir a los primeros valores del mundo. Esto, por lo que respecta al aspecto deportivo, pues luego está el moral, que en este caso es decisivo, ya que precisamente es una nación hermana la que cuida de la organización del campeonato. No hay que olvidar que al Uruguay irán casi todas las naciones europeas, incluso Inglaterra, y la no concurrencia de España sería una desatención.

El portero de la selección nacional no estuvo muy acertado en cuanto a la supuesta participación europea, dado que solo lo hicieron cuatro países y no estaba Inglaterra entre ellos.

Otra cosa fue la segunda edición del campeonato, la celebrada en 1934 en Italia. Hubo un gran número de países que querían participar y se tuvo que hacer por primera vez una fase de clasificación previa. En esta fase España se deshizo fácilmente de Portugal por 11 a 1, en dos partidos jugados en Madrid y Lisboa. Una vez empezado el campeonato, ganó en Génova por 3 a 1 a Brasil con una magnífica actuación de Zamora y con dos goles de Isidro Lángara, uno de los máximos goleadores de la historia del fútbol y a quien el semanario AS le dedicó la portada tras el partido.

La selección nacional se plantaba así en cuartos de final contra Italia, en lo que se preveía iba a ser un partido muy difícil porque los anfitriones y su Gobierno estaban dispuestos a ganar a toda costa para demostrar la superioridad de su sistema político y deportivo. Llevaba años en el poder Benito Mussolini y el fascismo se había colado en la competición en forma de carteles y en la indumentaria de los responsables futbolísticos italianos.

Isidro Lángara, en As
Isidro Lángara, autor de dos goles contra Brasil en el Mundial de 1934, en AS

En esta página de AS podemos ver algunos de los carteles realizados con motivo del campeonato, con un jugador haciendo el saludo fascista en uno de ellos, y la fotografía del presidente de la Federación Italiana de Fútbol con uniforme de oficial de la Milicia Voluntaria.

Simbología fascista en carteles e indumentaria en el Mundial de Italia
Simbología fascista en carteles e indumentaria en el Mundial de Italia, en AS

España ha ganado la Copa del Mundo. Este era sorprendente titular de un artículo en AS tras la derrota española y cuando Italia no había jugado todavía la final con Checoslovaquia. 

No son ganas de hiperbolizar, ni exteriorización de un sentimiento patriótico… El ganador oficial de la Copa del Mundo va a ser, seguramente, Italia. Pero que Italia iba a ganar la Copa lo sabía todo el mundo desde que se hizo cargo de su organización. Pues bien; el ganador oficial—y fatal—de la Copa ha sido vencido por el equipo de España. Esto lo sabe todo el mundo también. Lo saben—lo tienen grabado en el fondo de sus conciencias de deportistas pundonorosos—nuestros jugadores, que han elaborado sus victorias, las han dado forma real y perfecta y las han visto desbaratadas por la antideportiva, por la incorrecta, por la delictuosa voluntad de unos árbitros cínicos…

La revista Crónica iba aún más allá y sobre una fotografía del equipo español que jugó contra Italia destacaba en letra negrita: 

Los diez y nueve futbolistas españoles que lucharon, en Italia, contra la brutal violencia de sus adversarios italianos, contra la parcialidad escandalosa de los árbitros y contra la antideportiva hostilidad del público... Y que, aun así, vencieron moralmente.

El equipo español que jugó contra Italia, en Crónica
El equipo español que jugó contra Italia y que venció moralmente, en Crónica

La actuación del equipo español fue tan unánimemente elogiada que el diario La Voz, al reclamo de que los bravos jugadores de Florencia merecen el homenaje nacional, abrió una suscripción popular para regalar una medalla de oro a cada uno de ellos.

Su vuelta a España fue apoteósica. A su llegada a la estación de Francia, en Barcelona, una multitud los esperaba. En esta fotografía de Crónica se les puede ver subidos a un automóvil limusina de la época siendo aclamados por la gente en las calles de la ciudad condal.

La selección nacional aclamada en Barcelona, en Crónica
La selección nacional aclamada en las calles de Barcelona a su regreso a España, en Crónica

AS entrevistó a Ricardo Zamora a su vuelta a Madrid y el gran portero se quejó del atropello escandaloso cometido por los árbitros con el equipo nacional: juego sucio de los italianos dejando varios jugadores lesionados, faltas clamorosas no pitadas, dos goles anulados a los españoles… 

El periodista le pregunta por la impresión que los jugadores españoles han causado en Italia y Zamora responde con satisfacción:

Magnifica. Y no sólo en Italia, sino en el mundo entero, creo yo; porque los periodistas de todos los países nos han dicho, en todos los idiomas y en todos los tonos, que moralmente éramos nosotros los vencedores, porque fuimos los mejores sobre el terreno.

Mundo Gráfico, una revista de información general, le dedicó su portada a Zamora como homenaje a la selección nacional y al considerado mejor portero del Mundial de 1934. Se le ve en la imagen pleno de facultades desviando a córner el balón rematado por un delantero italiano.

Lamentablemente, ni Zamora ni ninguno de los componentes de la selección pudieron jugar el siguiente Mundial, en 1938, que se disputó en Francia.

Zamora en una intervención durante el partido contra Italia, en Mundo Gráfico
El gran portero de la selección nacional, en una intervención durante el partido contra Italia, en Mundo Gráfico

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