De aetatibus mundi imagines

Francisco de Holanda (Lisboa, 1517-1584) es el prototipo de artista renacentista, polifacético y de sólida formación humanística. Trabaja con su padre, iluminador, en la corte portuguesa en tiempos de Juan III, cuando por su valía es invitado a formar parte del séquito del embajador portugués, Pedro de Mascarenhas, en su viaje a Roma, donde permanece desde 1538 hasta 1540. Allí llega a conocer y tratar a las figuras más destacadas de la vida romana, acudiendo a los principales círculos intelectuales y artísticos y llegando a ser amigo personal de Miguel Ángel. Comienza en ese momento su colección de dibujos de artistas italianos relevantes. A su vuelta a Portugal plasma en sus obras todos sus conocimientos. El códice De aetatibus mundi es el más tardío de los tres conservados de este artista. Lo identifica F. Cordeiro Blanco en 1953 entre el fondo de dibujos de la Biblioteca Nacional y lo estudia en profundidad S. Deswarte.
En la obra destaca la compleja iconografía plagada de citas y detalles eruditos, tomados directamente de sus vivencias romanas, que reflejan su infatigable curiosidad intelectual. Las imágenes, que se desarrollan en escenarios arquitectónicos renacentistas, se complementan con inscripciones en latín que recogen citas de autores latinos clásicos dentro del sentimiento renacentista de respeto y admiración hacia la Antigüedad. Distribuye la obra en seis edades: cinco para el Antiguo Testamento y una para el Nuevo Testamento, finalizando con el Apocalipsis. A lo largo de sus páginas se aprecia un predominio de la parte gráfica sobre la escrita.
