Contenido principal de la página

Bibliotecas imaginarias

Bibliotecas imaginarias
24 de Marzo de 2011

Hemos hablado en varias ocasiones de libros que nunca podremos leer porque no existen. ¿Qué mejor que tratar de leerlos en una biblioteca imaginaria?

Sin problemas de presupuesto, ni de trabajo, ni de ningún otro tipo, en la ficción las bibliotecas pueden ser todo lo vastas que queramos. Jorge Luis Borges creó una prácticamente infinita: la Biblioteca de Babel. En ella se recogen todos los libros posibles, con 410 páginas por libro, 40 renglones por página y 80 símbolos por renglón. La mayoría de ellos son ininteligibles, estúpidos o solo se diferencian en una coma o un espacio, pero también hay libros en lenguas aún desconocidas (o desaparecidas), la verdad sobre la vida y la muerte… "basta con que un libro sea posible, para que exista” ¿imagináis el tamaño de semejante lugar?

post biblio3Terry Pratchett imaginó otra biblioteca infinita en sus libros de la serie Mundodisco: La de la Universidad Invisible. El peso del conocimiento acumulado es tal que hace que el espacio-tiempo se curve y el edificio exista en una dimensión alternativa. En ella, los libros están vivos y tienen su propia personalidad: unos vuelan agitando las páginas como si fueran alas, otros se cierran para morderte cuando los abres… Y claro, una biblioteca sobrenatural está llena de seres sobrenaturales, como las plagas de criaturas que comen libros para excretar crítica literaria, o el bibliotecario mayor: un hechiero convertido en mono. En este mismo entorno existe la Biblioteca de la Muerte, donde los libros (la historia vital de cada persona) se escriben y ordenan solos, el sueño de cualquier bibliotecario.

Sin entrar en paradojas matemáticas, Isaac Asimov reunía, en la Biblioteca Galáctica del planeta Trantor, todo el conocimiento de una galaxia. Suponemos que algún desencanto en su trabajo de investigador le hizo crear unos bibliotecarios inmersos en una rígida burocracia y más preocupados por obstaculizar la labor de sus usuarios que por difundir el conocimiento.

Más accesible, aunque fuera escenario de crímenes y tragedias, era la biblioteca que Umberto Eco creó en El Nombre de la Rosa. Dirigida por el monje Jorge de Burgos, contenía todo el saber humano existente en la Edad Media.

post biblio2En The Sandman existe otra biblioteca fascinante: la de los Sueños. Contiene todos los libros que no han sido escritos o que quedaron inconclusos. Por ejemplo, si estáis intrigados por conocer el final de la novela inconclusa de Charles Dickens, El Misterio de Edwyn Drood, está allí, esperando lectores. Incluso ese libro que todos pensamos que podríamos escribir algún día está terminado y encuadernado. Tened ciudado, eso sí, pues cuando uno de los libros que hay en esta biblioteca se termina de escribir en el mundo real, desaparece envuelto en llamas.

Claro, que acumular todo el conocimiento tiene también su lado oscuro: en la serie de animación Futurama, de Matt Groening, una raza alienígena construía una base de datos para reunir todo el saber del universo. Su maquiavélico plan era destruir el universo tras completarla: de este modo no podría aparecer nueva información que dejara su obra obsoleta.

La biblioteca como sinónimo de la libertad de expresión y la defensa de la cultura es un tema central en Toshokan Sensou (la guerra de la biblioteca). En esta novela (adaptada a manga y anime) de Hiro Arikawa, tras la imposición de una férrea censura por parte del gobierno japonés, los bibliotecarios se alzan en armas para defender los libros de la hoguera. Las bibliotecas, aunque siguen cumpliendo su función básica, se convierten además en cuarteles militares.

Y sería increíble poder visitar las bibliotecas privadas de algunos personajes de ficción, por ejemplo, la del castillo de Drácula, o la del Capitán Nemo, que Verne describía con todo lujo de detalles: 12 mil volúmenes en estanterías de palisandro negro, sillones lujosos y atriles regulables. Por no hablar de los incontables pasadizos secretos que siempre, indefectiblemente, se abren al mover un libro determinado en una estantería…

¿Conocéis algún otro ejemplo?

Texto sin formato

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.