Todavía adolescente, tuvo que combinar el trabajo y los estudios de Magisterio, que le permitirían ser maestra de escuela rural, experiencia que reflejaría en su libro Por la escuela renovada (1931).  También en esta época empezó a interesarse por la poesía, y algunas de sus primeras creaciones fueron publicadas por Juan Ramón Jiménez antes de aparecer reunidas en Brocal (1929).

En estos poemas en prosa, además de la huella de JRJ, se percibe la influencia  de Antonio Oliver, quien se convertiría un su marido y con quien fundará en 1931 la Universidad Popular de Cartagena. Este intento por acercar la cultura al pueblo, que seguía la misma política que las Misiones Pedagógicas, tomó forma en una biblioteca, sesiones de cine, excursiones y la publicación de la revista Presencia. Mientras tanto, Conde seguía con su actividad poética, lo que le permitió conocer a autores como Jorge Guillén, Vicente Aleixandre o Buero Vallejo. En 1934 publicó Júbilos, que contaba con un prólogo de la premio Nobel Gabriela Mistral e ilustraciones de Norah Borges. Ese mismo año fue trágico en su vida, pues casi consecutivamente fallecieron su padre y su hijo.

Sin embargo, el matrimonio mantuvo intacto su entusiasmo por la Universidad Popular, y lograron que muchas personalidades participaran en sus actividades, entre ellas Margarita Nelken o María de Maeztu. Pero el inicio de la Guerra Civil supuso el fin precipitado de la institución. Terminada la guerra, el matrimonio tuvo que pasar desapercibido y sobrevivió de mala manera y solo gracias a la ayuda de sus amigos. Esto no impidió que a partir de 1944 la actividad literaria de Conde despegara, con obras como Mi libro de El Escorial (1944), sobre su experiencia inmediata, Pasión del Verbo (1945), en el que ya se percibe su interés por la religión y la sensualidad, o Mujer sin Edén (1947), uno de sus títulos más destacados, en el que se plasma su feminismo.

Durante los siguientes años mantuvo un ritmo acelerado de trabajo, escribiendo obras de los más diversos géneros, incluyendo poesía, novela, teatro, colaboraciones en prensa, ensayos (que firmó con el seudónimo de Magdalena Noguera) y libros infantiles (para los que utilizó el nombre de Florentina del Mar). Ya como autora consagrada, se publicó su Obra poética (1967) y comenzó a recibir numeroso premios, mientras continuaba con su labor docente en el Instituto de Estudios Europeos, la Universidad de Valencia y el CSIC. Su prestigio cada vez más consolidado hizo que en 1978 se convirtiera en la primera mujer en ingresar en la Real Academia Española.

Tras enviudar se fue a vivir con Amanda Junquera, con quien la unía una larga relación sentimental siempre velada, compartiendo alojamiento en la famosa casa de Vicente Aleixandre en la calle Wellingtonia. Siempre en búsqueda de nuevos objetivos, siendo septuagenaria realizó numerosos viajes por Europa y America, dio conferencias por todo el mundo y siguió publicando obras como Canciones de nana y desvelo (1985). Falleció en Madrid en 1996.

(Servicio de Información Bibliográfica)