Nace en Sevilla en 1569, probablemente a principios de julio, ya que su partida de bautismo fue redactada el 12 de julio de ese mismo año. Se trata de la primogénita de los cuatro hijos que tuvo el acomodado matrimonio formado por Diego García de la Torre y María Enríquez de Guzmán. Entre sus familiares, cabe destacar a sus dos hermanas, a las cuales dedica expresamente su obra de teatro: “Dedicada a doña Carlota Enriquez, y a doña Madalena de Guzman sus hermanas, Monjas en Santa Ynes de Seuilla”.

Tras un compromiso fallido con Juan de Avellanada, no será hasta 1616 cuando se case con su primer marido, Cristóbal Ponce de Solís, el 12 de junio de dicho año. No obstante, será un matrimonio breve, puesto que en junio de 1619 afirma estar ya viuda y, poco después, vuelve a casarse con el que parece ser el amor de su vida, Francisco de León Garavito, el 9 de octubre de 1619.

Su obra

Se cree que su obra, Tragicomedia de los jardines y campos sabeos, puede interpretarse como una especie de autobiografía embellecida literariamente, donde se encubriría la historia de amor que vivió con su segundo marido. Esta teoría se ve corroborada por el hecho de que la autora incluye al final de la obra un colofón en el que señala que la acabó el 9 de octubre de 1619, fecha que coincide con la de su segundo matrimonio, por lo que podría tratarse de un posible guiño implícito. Asimismo, en la segunda parte de la obra, incluye una página completa formada con las letras que componen “don Francisco de León Garavito”, nombre que se puede leer en muchas direcciones partiendo del centro. En el reverso de la página, para no dejar lugar a dudas en cuanto al paralelismo autobiográfico, identifica el nombre oculto de su marido con el del protagonista de la tragicomedia: “ESTE Gotico Cartel, / Que ventiseys letras tiene, / En todas solo contiene / El nombre de Clarisel”.

La obra se divide en dos partes, de cinco actos cada una, además de cuatro entremeses y un coro para cada uno de los diez actos. Su primera edición fue publicada en 1624, la primera parte con pie de imprenta “En Coimbra por Iacome Caruallo, año de 1624” y la segunda parte con portada propia y pie de imprenta “En Lisboa por Pedro Crasbeeck, 1624”.

Cabe destacar la defensa que realiza la autora del respeto de las tres unidades clásicas o aristotélicas (unidad de acción, tiempo y lugar) en las obras de teatro, postura que se opone completamente a la defendida por Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias. La autora no duda en manifestar explícitamente su posición en los preliminares de las dos partes de su obra. Puede apreciarse en el inicio del prólogo de la segunda parte o en estos versos del prólogo de la primera:

Cree nuestra Poeta, que ella ha sido

La primera de todos en España,

Que imitando a los Comicos antiguos,

Propriedad ha guardado, arte, y preceptos

De la antigua Comedia; y que ella es sola,

La que el Laurel a todos ha ganado;

Y ha satisfecho a doctos el desseo,

Que tenian de ver una, que fuesse

Comedia propriamente, bien guardadas

Sus leyes con rigor; porque hasta aora

Ni se ha impresso, ni ha visto los Teatros.

Asimismo, se relaciona también a esta autora con Lope de Vega por un motivo bien distinto. En la silva tercera de su Laurel de Apolo, Lope refiere la historia de una mujer llamada Feliciana, sobre la cual narra que, disfrazándose de hombre, fue alumna de la Universidad de Salamanca. Cuenta que allí se enamoró de un galán y pudo mantener el engaño durante tres años, pero, una vez descubierta, tuvo que regresar a su casa. Al compartir nombre y época, se difundió la leyenda de que esta anécdota estaba protagonizada por Feliciana Enríquez de Guzmán, ya que, además, se tiene constancia de que su segundo marido sí que fue estudiante en Salamanca a finales de siglo. No obstante, no existe ningún tipo de testimonio o prueba documental que avale la veracidad de esta historia o justifique un desplazamiento de la autora desde Sevilla a Salamanca.

Por otra parte, sí que se conservan documentos notariales que demuestran que debió morir en el año 1644, entre el 23 de abril, día en el que firma su último codicilo, y el 6 de diciembre, fecha de una carta pago donde su testamentario menciona que ya había fallecido. En definitiva, si bien su producción se reduce a una única obra, se trata de una autora que merece ser recordada, tanto por su defensa de la regla de las tres unidades clásicas frente a corrientes teatrales contemporáneas más populares como por ser la primera dramaturga del Siglo de Oro en llevar una obra a la imprenta.

(Servicio de Información Bibliográfica)