Estévez de García del Canto, Josefa
Estévez de García del Canto, Josefa
- Poetas
- Religiosos
Poeta, colaboradora frecuente en la prensa del momento y monja de clausura en su última etapa. Aunque hay quien ha argumentado que es natural de Salamanca, ella misma, en su antología poética, lamenta ante la ciudad a la que dedica su obra que no tuvo «la dicha de nacer en tu recinto». No obstante, sigue sin ser certera su fecha de nacimiento, que se estima en la década de 1830.
Desde joven mostró su inclinación por la literatura; reflejo de ello es su temprana incorporación al mundo de las publicaciones literarias. Ya en 1852 aparece en la colectiva Corona poética en honor de la ciudad de Salamanca, aún con su nombre de nacimiento, Josefa Estévez Ramos. Sería en 1854, al casarse con el militar y también escritor Antonio García del Canto, cuando empezaría a firmar bajo el nombre de Josefa Estévez (de) García del Canto. En dos ocasiones más firmaría bajo otros nombres: cuando colaboró con el Diario de Manila bajo el seudónimo de «Ventura»; y tras la muerte de su primer hijo y su marido, cuando ingresó en el convento salesiano de Vitoria, momento en que adoptó el nombre de sor María de Loyola.
El grueso de su obra toma la forma de poemas, que aparecieron en diversas publicaciones del panorama periodístico del momento. Fueron especialmente frecuentes sus colaboraciones en El Correo de la Moda (entre 1872 y 1884), pero también en Revista compostelana (1877), La Ilustración Católica (1877), La Educanda (1863) o La Ilustración de la Mujer (edición de Barcelona, 1884). Especialmente alabado es su poema La esposa (1877). Participó también en obras colectiva, como en (El) libro de la caridad dedicado por los poetas al socorro de las víctimas de las inundaciones en las provincias de Levante (1876). Sus poemas aparecieron también en antologías contemporáneas, como el Novísimo romancero español (1878 y 1879). Posteriormente, recogió toda su obra poética en Mis recreos (1888).
Su literatura tiene un marcado componente religioso. Escribió en la Corona Poética de los españoles a su Excelsa e Inmaculada Patrona (1863), y compuso el Romancerillo de San Isidro (1886). Destaca especialmente la influencia de Santa Teresa de Jesús, como es habitual en autoras de su generación, y como demuestran el prólogo y epílogo que compuso para la edición de 1888 de las Máximas y reglas de conducta aplicables a los diversos estados y condiciones de la vida sacadas de las obras de Santa Teresa de Jesús. A ella dedicó su «Oda a la transverberación de Santa Teresa», primer premio en el certamen de poetisas españolas celebrado en Alba de Tormes (1882). Del mismo modo, escribió un libro infantil, El mejor amigo (1888), en el que declara que su intención al redactarlo es «inculcar en vuestros corazones [de los niños]» la fe que la acompañó durante su vida y que la salvó tras la muerte de su esposo.
Con relativa frecuencia leyó sus poemas ante el público: su romance Al inmortal poeta don Pedro Calderón de la Barca fue recitado en el paraninfo de la Universidad de Salamanca con motivo del bicentenario de la muerte del autor; igualmente, leyó La mantilla redonda, poema que habría ganado el Certamen literario verificado en Salamanca de 1884 de no haber desobedecido la autora el requisito de escribir en romance (y no en letrilla). Además de en los ya mencionados, su obra fue reconocida en otros certámenes: la oda que dedicó a Chateaubriand resultó ganadora de la palma de plata en el Certamen internacional de la Academia Montreal de Toulouse de Francia en 1883; su oda A las artes ganó en 1884 el certamen de la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy de Salamanca; y fue nuevamente reconocida por la Academia de Montreal por La fe, en 1885.
Aunque cultivó especialmente el género lírico, también compuso obras en prosa. Especialmente relevante resulta su breve novela El zapatito, publicada en El Correo de la Moda y premiada con la palma de plata (máxima distinción) por la Academia Montreal de Toulouse en 1883. De sus estancias en Filipinas y Davao nacieron Memorias de un náufrago (1888) y su posterior colaboración en la obra colectiva Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas (1881), dirigida por Faustina Sáez de Melgar. En este volumen se incluyen una descripción un tanto subjetiva de las mujeres salmantinas y filipinas, así como dos breves relatos (Bada, historia de una esclava tagacaola e Yda, la princesa Manova. Historia de una salvaje de la isla de Mindanao). Tampoco cabe olvidar la biografía que hizo de su marido como introducción a la novela de este Los piratas de Filipinas (1889). Además, compuso una obra dramática, Frutos amargos, que solo vio la luz en 1888 con la publicación de su antología poética. Se trata de un drama en tres actos y en verso que habría escrito unos años antes, pero que nunca llegó a escena.
Regresó a España en 1873, y continuó escribiendo. Tras la muerte de su hijo y de su marido en 1886, ingresó en la orden salesiana el 23 de agosto de 1889, en el convento de Vitoria, donde falleció. Se desconoce la fecha concreta de su muerte.
(Servicio de Información Bibliográfica)
Cronología
Nace y pronto se traslada a Salamanca
Publica su aclamado poema La esposa
Profesó en el Convento Salesiano de Vitoria bajo el nombre de sor María de Loyola
Primera publicación: Corona poética en honor de la ciudad de Salamanca
Publica su antología poética Mis recuerdos, entre otras obras con la misma fecha de publicación
Muere en Vitoria
- Obras de Josefa Estévez del Campo en BNE
- Obras de Josefa Estévez del Campo en BDH
- Simón Palmer, M. D. C. (1989). La ocultación de la propia personalidad en las escritoras del siglo XIX. Iberoamericana/Vervuert
- Rodríguez Miguel, L. (1896). Poetas líricos salmantinos del siglo XIX: discurso leído en la Universidad Literaria de Salamanca para la solemne apertura del curso académico de 1896 a 1897