Como dramaturgo se dedicó por entero a la comedia, donde obtuvo un gran reconocimiento con piezas cortas en un solo acto dando lugar a un nuevo subgénero dentro del género chico, conocido como “la comedia lírica”. Sus primeras obras teatrales fueron La mujer demócrata y ¡Guerra a las mujeres! escritas en 1870. Autor de fina gracia y mucho ingenio, se integró a la perfección en el auge del teatro lírico español.

Redactó numerosas obras con los mejores escritores de la época. Algunas de sus composiciones más conocidas fueron Apaga y vámonos, Los arrastraos y El barquillero en colaboración con José López Silva y música de Vicente Lleó, Federico Chueca y Ruperto Chapí, respectivamente; Adiós mundo amargo estrenada junto a su padre Jackson Cortés y música de Rubio y Espino; Las aventuras de Max y Mino o Qué tontos son los sabios con Arniches y música de Rafael Calleja; Buñuelos con música de Manuel Fernández Caballero; La cariñosa, con música de Tomás Bretón; La caza del oso y El tendero de comestibles, junto a Eusebio Sierra y música de Chueca; El coco, con José Francos Rodríguez y música de Amadeo Vives; y así hasta más de doscientas piezas que le otorgaron una gran reputación en España y América.