A su regreso, contribuyó a la elaboración del fundamental Atlas marítimo de España (1789). Para conocer el estado de las armadas europeas realizó diversos viajes. En 1789, en plena Revolución, se encontraba en París, donde colaboró con la Academia de Ciencias con el objetivo de realizar un viaje que permitiera determinar la longitud de parte del meridiano Dunkerque-Barcelona.
Cuando se dirigía a París desde España para proseguir con su trabajo, se le denegó el tránsito por el conflicto político entre ambos países, lo que le llevó a desertar, ya que tenía planeado casarse con Thérèse Bennland, una campesina francesa de 16 años. En esta decisión también influyó su simpatía por los revolucionarios, entre ellos el erudito abate Marchena y el independentista Francisco de Miranda.
En Francia se ganó la vida dando clases y trabajando en la Oficina del Catastro y la Escuela de Geógrafos. En 1796, a propuesta de su colega Agustín de Betancourt, regresó a España para emprender un viaje a Cuba, donde se iban a instalar máquina de vapor industriales. Sin embargo, el viaje se frustó y debió volver a París, donde dio clases de Matemáticas a una brillante generación de alumnos.
Una nueva llamada de Betancourt hizo que volviera a España para ser profesor en la recién creada Escuela de Caminos y Canales. En 1805 fue destinado a París para conocer el desarrollo de la maquinaria textil, lo que le llevaría a escribir junto a Betancourt Ensayo sobre la recomposición de las máquinas (1808), una de las obras científicas españolas más importantes de la historia.
Durante la Guerra de la Independencia se puso al servicio de José I, ocupándonse de la división administrativa del país, un trabajo más teórico que práctico, y de la gestión del cuerpo de ingenieros civieles. Tras la derrota francesa, aceptó la oferta de dar clases en la Academia de Matemáticas de Buenos Aires, encargándose de utilizar el plan de estudios. Su estancia en Argentina fue breve y volvió a instalarse en París, donde buscó un difícil entendimiento entre la monarquía española y los independentistas americanos.
Durante estos años vivió en unas condiciones muy precarias, lo que le llevó a viajar a Colombia para realizar estudios geográficos y estudios científicos, además de asumir la dirección del Observatorio Astronómico. En 1825 fue enviado a Francia para negociar alianzas políticas, pero tras el ascenso al poder de Simón Bolivar cayó en desgracia.
Sin lograr regresar a España, pasó sus últimos años rodeado de respeto y admiración pero sin apenas medios de subsistencia. Se desconoce la fecha exata de su muerte y el lugar donde fue enterrado.
(Servicio de Información Bibliográfica)