Tecnologia mòbil a les biblioteques: on som i cap a on anem
Natalia Arroyo-Vázquez
Item, ISSN 0214-0349, n. 61, 2016, p. 7-20
Una tecnología tiene éxito cuando no podemos imaginar cómo sería la vida sin ella. Es lo que ha pasado con los móviles, el dispositivo más popular, el que más gente utiliza para conectarse a Internet. En este momento se vive una transición desde lo teléfonos móviles y las tabletas táctiles hacia el Internet de las cosas. Poco a poco, las bibliotecas trabajan para aplicar la tecnología móvil a sus servicios, ya sea facilitando la lectura en estos dispositivos, formando a los usuarios o en procesos de trabajo interno. Los usuarios esperan que algunos de los procesos que realizan en las bibliotecas, como consultar el catálogo o reservar un libro, también se puedan hacer desde el móvil.
España está a la cabeza de uso de teléfonos inteligentes (80% de los adultos), mientras que los lectores de libros electrónicos cada vez se venden menos. Una de las promesas de los dispositivos digitales son los wearables, dispositivos con conectividad, como gafas o relojes. Estos últimos parecen ser los que están teniendo más éxito, especialmente entre deportistas. Al igual que los móviles, también pueden tener aplicaciones. Señalar las bibliotecas más próximas o servir de carnet podrían ser algunas de estas funciones. Las gafas de realidad aumentada han tenido poca aceptación. Una de las novedades recientes es la realidad virtual, más inmersiva, que ya ha producido algunas iniciativas en las bibliotecas. Algunas ya prestan gafas de realidad virtual (Instituto Goethe en Madrid) o han organizado exposiciones que se pueden visitar usándolas (Bibliotecas y Archivos Nacionales de Quebec). Pero de momento siguen siendo ciencia ficción para las bibliotecas, que no tienen ni el presupuesto ni los conocimientos necesarios. Ahora se empieza a hablar de los hearables, que se colocan en la oreja y sirven de asistentes personales. El Internet de las cosas implica que nuestros electrodomésticos, vehículos, etc., se conectan a Internet para proporcionar y recibir información. El Centre for the Future of Libraries de la ALA ha señalado el Internet de las cosas como una tendencia de futuro en las bibliotecas. La tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) es el mejor ejemplo de aplicaciones inmediatas. Otra son los beacons, dispositivos que emiten una señal bluetooth con notificaciones. La OCLC señala varias posibilidades de la Internet de las cosas: control de inventario, acceso, pagos, asistencia… Las bibliotecas cada vez tienden más a tener páginas web adaptadas al móvil en lugar de tener páginas específicas. Pese a su auge, pocas bibliotecas tienen aplicaciones, y las que existen suelen ser réplicas de sus webs. Algunas apps bibliotecarias interesantes son NBL Mobile, que permite el autopréstamo; Calímaco, pensada para bibliotecas virtuales; Minerva, sistema de recomendación de lectura; Biblioteques XMB, que incorpora el carnet; y Open eBooks, que promueve la alfabetización.
Resumen elaborado por Antonio Rodríguez Vela