Libros que cuentan la Historia
Mercedes Dexeus Mallol
Boletín ANABAD, ISSN 2444-0523, Vol. 71, n. 1, p. 29-33
Los libros producidos en el pasado son fuentes primarias para el conocimiento de la historia, por lo que deberán ser analizados con el mayor rigor al ser utilizados con este fin o el de intentar conocer el texto que realmente escribió un autor o bien los cambios que en él se han producido a lo largo del tiempo. Por ello, es necesario conocer las características formales y físicas y el modo de producción del libro en su momento, con el fin de detectar desajustes que indiquen posibles falsificaciones, manipulaciones que hayan desfigurado la identidad del ejemplar o errores sobre su identificación. será preciso tener presentes o verificar, entre otras cosas, las tipografías utilizadas en las imprentas de la época y la correspondiente legislación sobre el libro y comprobar la estructura del ejemplar, mediante la revisión de la serie de cuadernos que lo constituyen. Con frecuencia habrá que acudir a la consulta de episcopologios, relaciones de virreyes y altos cargos que firmaban censuras, licencias y privilegios de impresión, etc. A esto se lo conoce como Bibliografía material, la cual exige el examen directo del ejemplar, lo que puede causar conflictos entre la necesidad de conservación y las políticas de difusión. Para compaginar ambas estrategias, se puede recurrir al apoyo de las nuevas tecnologías, que facilitan la difusión de obras únicas sin dañarlas. Otra forma de difusión de los valores del libro antiguo en la sociedad es la publicación de ediciones facsimilares. La sociedad culta, vista como conjunto, concede actualmente al libro antiguo o raro los valores que rigen en el ámbito de la bibliofilia. Sin embargo, los adopta sin plantearse sus motivos, convirtiéndolos en banales. De este modo, gran parte de esta sociedad los considera sin sentido o simplemente elitistas, especialmente si se tiene en cuenta los inasequibles precios que alcanzan hoy los libros antiguos. El aprecio de la sociedad es imprescindible para promover la conservación, el conocimiento y el estudio de los bienes que constituyen nuestro patrimonio cultural.