Coronis, una zarzuela de Sebastián Durón
El próximo 27 de octubre se estrena en el Auditorio Nacional de Música, la zarzuela Coronis, atribuida a Sebastián Durón y cuya única fuente se encuentra en la Biblioteca Nacional. La interpretación correrá a cargo del grupo Los Músicos de su Alteza, dirigido por Luis Antonio González Marín, y posteriormente se representará en el Théâtre de Caen, a cargo del grupo Le Poème Harmonique, dirigido por Vicent Dumestre, y con escenografía de Omar Porras, producción que se prolongará en una gira por Francia hasta abril de 2020.
De la obra ha llegado a nosotros tan solo una fuente: una lujosa partitura manuscrita que se conserva en la Biblioteca Nacional de España (M/1339). Esta partitura carece de portada, lo que nos priva de la información que suele aparecer en este tipo de documentos: el título, el autor de la música, el autor del texto, el destinatario, la fecha de estreno o la ocasión para la que fue compuesta. La portada que exhibe actualmente la partitura es un añadido muy posterior, y en ella puede leerse: «Coronis / Zarzuela en 2 jornadas / del M.tro xxxx». Tampoco disponemos de documentos administrativos ni de testimonios de espectadores que arrojen luz sobre esta obra. Por tanto, al carecer de datos directos, lo que digamos sobre Coronis ha de inferirse de manera indirecta.
Muerte en amor es la ausencia: comedia en 3 jornadas
La partitura debió elaborarse no como herramienta que sirviera a los músicos y actores en la representación, sino como regalo lujoso o recordatorio de algún espectáculo. Así lo indica el modo especialmente elegante con que se copió. Hemos logrado identificar al copista: se trata de Manuel Pérez, «escriptor» de música de la cámara y de festejos cortesanos desde 1691, y «copiante» de la Real Capilla desde 1701 hasta 1713, año de su defunción. Manuel Pérez es responsable de copiar algunas partituras de música escénica que se conservan en la Biblioteca Nacional de España – como Muerte en amor es la ausencia (1697) de Sebastián Durón, Decio y Eraclea (1708) o la Ópera armónica al estilo italiano que se intitula Dido y Eneas (ca. 1709) – así como varias obras sacras, custodiadas en la Real Biblioteca de El Escorial, de autores vinculados a la Real Capilla, como Sebastián Durón o José de Torres. Este dato es de especial importancia, ya que nos permite acotar el período de elaboración de la partitura de Coronis y la relaciona, además, con el entorno cortesano de Madrid.
La música de Coronis ha sido atribuida tradicionalmente al compositor Antonio Literes, autor de la música de la comedia Júpiter y Danae (1700), de la zarzuela Acis y Galatea (1708) y de la Ópera armónica al estilo italiano (ca. 1710). Que sepamos, quien primero estableció esta autoría por escrito fue Mary Neal Hamilton en el primer capítulo de su Music in eighteenth century Spain (1937), capítulo dedicado a la música teatral española del siglo XVIII. Al tratar de la obra escénica de Antonio Literes, Hamilton afirmó:
Two other Works, «Dido y Eneas» (opera armonica in Italian style), and a zarzuela in two acts, «Coronis», are atributed to Literes. Musical manuscripts of Literes’ secular Works are found in the National Library, Madrid.
Como puede apreciarse por el tono empleado, Mary Neal Hamilton no presentó la autoría de Literes como una hipótesis propuesta por ella misma, sino que la mantuvo más bien como algo que había llegado a su conocimiento («are atributed to Literes»). No sabemos quién pudo ser el informador de Mary Neal Hamilton ni cuáles fueron las razones que le llevaron a atribuir Coronis o Dido y Eneas a Literes. Hoy sabemos, gracias al estudio de Antoni Pons Seguí, que la Ópera armónica al estilo italiano que se intitula Dido y Eneas no es en absoluto una obra de Antonio Literes, sino un «pasticcio» realizado a partir de óperas anteriores a 1706 que se representaron principalmente en Milán y Nápoles, un «pasticcio» del que podría haberse responsabilizado José de Torres.
Desde la publicación del libro de Mary Neal Hamilton en 1937, la atribución a Literes de la música de Coronis ha sido repetida en diversas publicaciones especializadas, como el Diccionario de la Música Labor (1954), The New Grove Dictionary of Music and Musicians (edición de 1980) o un libro de referencia como Grundzüge des spanischen Musiktheaters im 18. Jahrhundert (2003) de Rainer Kleinertz. En ninguno de estos textos se ofrece argumento alguno que apoye la atribución que se propone.
Coronis :zarzuela en dos jornadas
En la edición de Coronis realizada en 2009¹, a través de una serie de argumentos, se atribuía la obra a Sebastián Durón. Estos argumentos descansan, fundamentalmente, en el cotejo de la música de Coronis con otras obras escénicas españolas del período en que se copió la partitura. La comparamos, por un lado, con obras escénicas que sabemos que son de Durón y, por otro lado, con obras escénicas de músicos contemporáneos, como Juan de Navas, Antonio Literes, José de Torres o Manuel Ferreira. El resultado de estas comparaciones apunta, con un alto grado de certeza, a Sebastián Durón como autor de la música de Coronis.
En la zarzuela se ponen en escena dos tramas distintas que se relacionan entre sí a través del personaje principal de la obra, Coronis. La primera trama es la historia de amor y desdén que protagonizan el monstruo marino Tritón y la ninfa Coronis. Neptuno, que está enamorado de Coronis, ordena a Tritón capturar a la ninfa, pero tras contemplarla, el monstruo acaba enamorándose de ella. Coronis, sin embargo, rechaza firmemente las pretensiones amorosas de Tritón, y este trata de llevarse a la ninfa por la fuerza. Finalmente, Apolo socorre a Coronis acabando con la vida del monstruo. La segunda trama que se representa en la obra no es de carácter amoroso, sino más bien político. Los dioses Neptuno y Apolo luchan entre sí por conseguir el culto de la región de Flegra. Este enfrentamiento se resuelve mediante un decreto de Júpiter que hace recaer en Coronis la responsabilidad de elegir al dios tutelar de la región. Coronis elige finalmente a Apolo como recompensa por haberla librado del monstruo.
Lo que se representa en la zarzuela son los precedentes del mito de Apolo y Coronis, narrado en el libro II de las Metamorfosis de Ovidio y comentado en varios diccionarios mitológicos de los siglos XVI y XVII. De acuerdo a este mito, Coronis era amante de Apolo, pero le fue infiel con un joven, al que se le suele dar el nombre de Isquis o Ísico. El cuervo, que hasta entonces había sido un ave de plumas blancas, llevó a Apolo la noticia de la infidelidad de su amada. Movido por los celos, Apolo mató a Coronis y, en castigo por las malas noticias, transformó en negro el plumaje del cuervo, que pasó a ser un ave de mal agüero. El argumento de la zarzuela Coronis narra cómo Apolo y Coronis llegaron a convertirse en amantes.
Los responsables del texto partieron del supuesto de que los espectadores cortesanos conocían suficientemente el mito, y es este conocimiento la plataforma desde la que ha de interpretarse lo que sucede en escena. Esto explica algunas peculiaridades de la trama. Sorprende, por ejemplo, que no haya ninguna escena de amor entre Apolo y Coronis, los dos personajes que terminan como amantes, cuando lo habitual en las zarzuelas de la época es que haya alguna escena en la que un dios trata de seducir a una dama. Las únicas escenas amorosas que se hallan en Coronis son las que protagoniza Tritón, en quien se funden los papeles opuestos de galán y monstruo. Si la ninfa se entrega finalmente como amante a Apolo, no es por haber sido seducida por los requiebros del dios, sino como premio por la hazaña de verse salvada del monstruo. La audiencia debió comprender que esta falta de amor en los protagonistas explica la posterior infidelidad de Coronis y su asesinato por parte del colérico Apolo.
Es posible que el argumento de Coronis posea un sentido alegórico, más allá de su interpretación como drama de pasiones, debiéndose interpretar los caracteres y las acciones de la ficción como alusiones a personajes y hechos de la época. La obra, en concreto, puede leerse a la luz de los acontecimientos de la guerra de sucesión española (1701-1713). Los dioses Apolo y Neptuno, que luchan entre sí por convertirse en los dioses tutelares de una región, parecen estar aludiendo a los pretendientes al trono español: Felipe de Anjou y Carlos de Habsburgo. Coronis podría referirse a la Corona o Monarquía Hispánica, que acaba eligiendo a uno de los contendientes. Y el monstruo Tritón quizás simbolice la facción liderada por el Cardenal Luis Fernández Portocarrero, cuyo proyecto político consistía en la regeneración de la Monarquía recurriendo a la ayuda administrativa y militar de Francia, aunque sin alterar su constitución ni sus tradiciones. Tritón se presenta en la zarzuela como un híbrido imposible, una mezcla de monstruo destructivo y galán amoroso, y de este modo se estaría sugiriendo lo irrealizable de la vía política propuesta por el cardenal.
En definitiva, puede interpretarse el argumento de Coronis como un aviso dirigido a Felipe V en el contexto de la guerra de sucesión, de acuerdo al principio del «decir sin decir» que estableció Francisco Bances Candamo para el teatro palaciego en su escrito Teatro de los teatros de los pasados y presentes siglos. Como hemos visto, el argumento de Coronis apunta a la falta de sentimiento amoroso entre Apolo y Coronis como la causa de posteriores sucesos desgraciados. Con ello se estaría advirtiendo sobre los peligros que entraña que el nuevo monarca francés sienta escaso afecto por los asuntos de España.
Raúl Angulo Díaz Musicólogo