El actor que hizo triunfar a ‘Don Juan Tenorio’ el Día de los Difuntos
Tras su estreno en marzo de 1844 la obra de Zorrilla no tuvo demasiado éxito, pero fue rescatada años después por Pedro Delgado, quien triunfó al representarla el 2 de noviembre.
En el número del 10 de julio de 1901 de la revista Gente Vieja, escrita por veteranos escritores y periodistas, se habla así de un anciano actor de teatro ya olvidado que paseaba andrajoso como un mendigo por las calles:
¡Oh! La gente vieja debemos descubrirnos a su paso; debemos hacer más... tenderle una mano caritativa... Ese anciano de setenta y cuatro años es la personificación del arte romántico, que ha desaparecido ya; su nombre va unido al de Zorrilla, cuyas obras resucitó...; cada vez que se representa el Don Juan Tenorio la inspiración de Pedro Delgado lo consagra... Pedro Delgado alcanzó lo que no pudo lograr el gran Latorre, que el Don Juan Tenorio obtuviera el eterno éxito que merece.
Pocas obras dramáticas hay tan populares como el ‘Tenorio’. Es seguramente la obra más representada en los teatros españoles. No hay a quien no le suenen algunos de sus versos sonoros y rimas pegadizas: ¿No es cierto, ángel de amor… o Llamé al cielo, y no me oyó…
Es muy probable que el 31 de octubre, noche de Halloween, el 1 de noviembre o el 2, Día de los Difuntos, en algún teatro de España, si el coronavirus lo permite, se represente esta inmortal obra, que está ligada a estas fechas de muertos, ánimas y aparecidos. Esto se debe en gran parte a este actor del siglo XIX, Pedro Delgado. Perico, como era conocido, había nacido en La Carolina (Jaén) en 1824, procedía de una familia hacendada y ganó dinero con el teatro, pero acabó pobre y medio alcoholizado y murió en 1904 en el Hospital de la Beneficencia de Sevilla, donde falleció casualmente el 2 de noviembre.
El ‘don Juan Tenorio’ de Zorrilla lo había estrenado el gran actor Carlos Latorre el 28 de marzo de 1844. Tuvo cierto éxito, pero duró pocos días en cartel. Quizá en ello tuvo que ver que el actor tenía ya 45 años, una edad entonces un poco mayor para el papel del seductor y espadachín sevillano. Una década después un discípulo suyo, Perico, que tenía poco más de 30 años, era elegante, con fama de conquistador y comenzaba a brillar como galán romántico, rescató la obra del casi olvido y se le ocurrió una idea ingeniosa. Así lo contaba la citada revista Gente Vieja:
¿No está dedicado el día 2 de noviembre a la conmemoración de los difuntos, pues qué obra más a propósito para tal conmemoración que el Don Juan Tenorio, en que hay apariciones, cantos funerales y escenas de cementerio? El Don Juan se anunció... el teatro llenose... había entonces coliseos que no daban función en semejante noche... la novedad era completa... la entrada tan completa también que se pusieron sillas en los pasillos de las butacas... Don Juan Tenorio, como el fénix, renació de sus cenizas; aquella era la obra maestra de Perico; cuantos aplausos han arrancado y aun hoy arrancan en ella todos los actores, no son más que el eco de los que Delgado arrancó.
Pedro Delgado, la primera vez que hizo en Sevilla "Don Juan Tenorio" (1858)
Otro 2 de noviembre, en 1928, el diario La Voz recordaba la resurrección de la obra en un artículo titulado ‘El Tenorio que no gustó’ con un grabado de un joven Zorrilla y una fotografía de Pedro Delgado caracterizado para una representación realizada en Sevilla en 1858. Se trata de una vieja fotografía que seguramente sea la más antigua que se conserva del actor en escena.
Que fue Pedro Delgado quien forjó la costumbre de representar en una fecha determinada el Tenorio es cierto, pero sólo en parte, porque era tradicional representar en torno al 1 de noviembre El burlador de Sevilla y convidado de piedra, la obra de Tirso de Molina, o la versión posterior de Antonio de Zamora, en las que se inspiró Zorrilla. Estas obras ya no gustaban en la época romántica. El público quería, de acuerdo con la nueva sensibilidad, que el amor triunfara sobre la muerte y Zorrilla creó un don Juan que no era condenado al infierno, sino que se salvaba por el amor de doña Inés. La nueva versión no estaba vinculada a la noche de ánimas y se representaba cualquier día del año, pero Pedro Delgado, que era empresario teatral además de actor, volvió a la tradición y a partir de entonces fueron numerosos los teatros de toda España que empezaron a programar la obra el 2 de noviembre.
Un reciente decreto del Gobierno sobre los teatros había prohibido las representaciones en la fiesta del 1 de noviembre, por lo que representar el ‘Tenorio’ al día siguiente era como rescatar la esencia del drama, mitad teológico mitad fantástico, con el convite a cenar a la estatua de piedra del comendador y las escenas finales del cementerio con sombras y espíritus parlantes.
to de su vida.
Actrices que han representado a doña Inés, en La Libertad, en 1928
Perico había comenzado a representar el Tenorio y otras obras de Zorrilla como aficionado en Madrid y en provincias a comienzos de la década de 1850. El papel del valiente seductor le venía ni que pintado, porque era arrogante y aventurero como el personaje que representaba. En una ocasión perdió un ojo en un desafío, no se sabe muy bien si el percance fue real o de comedia, y tuvo que llevar uno de cristal el res
La costumbre del 2 de noviembre quedó establecida definitivamente en Madrid en 1860, al salir a subasta la temporada del Teatro del Príncipe, rebautizado como Teatro Español, y quedarse su compañía con la explotación. Perico se atrevió a poner en cartel el ‘Tenorio’ en contra de la opinión de sus compañeros, que la consideraban una obra ya pasada de moda. Salió a las tablas vestido de don Juan a la antigua usanza, de riguroso luto en la segunda parte de la obra, acompañado por Teodora Lamadrid en el papel de doña Inés. La actriz había sido reacia a hacer el papel, pero al final se dejó convencer. Si como galán Perico resultaba muy persuasivo, Teodora hacía una doña Inés magistral. En una crónica publicada en el Heraldo de Madrid (8/11/1901) en que se la recordaba póstumamente se lee la siguiente descripción del papel que hacía la actriz:
Su Doña Inés no era de las de fogosos arranques, quo se arrojan en los brazos de su Don Juan dejándose el pudor a la parte de afuera. Ella entendía que las palabras cariñosas debían salir de sus labios no con gusto do pronunciarlas, sino con sonrojo para decirlas; que sus afectos no podían ser alientos de descoco, sino flaquezas y temores. Su voz, pues, era débil; su actitud, cada vez más humilde, y acababa la escena del sofá, no como se tiene por costumbre, abrazándose con delirio los dos, sino separada vergonzosamente ella de él todo lo que permitían las dimensiones del asiento.
Con Carlos Latorre, así como las de otras actrices que habían dado vida a doña Inés a lo largo de los años. Teodora Lamadrid falleció en 1896, años antes que Delgado. En el diario la Libertad (9/11/1928) hay una foto suya junto a la de su hermana Bárbara, que estrenó el Tenorio.
Podemos ver también a Teodora en esta caricatura que conserva la BNE de los años en que triunfaba en el teatro:
Caricatura de Teodora Lamadrid de la década de 1860, cuando triunfaba en el teatro
De Pedro Delgado hay otra caricatura en la portada de la revista Madrid Cómico (12/2/1887).
El texto que acompaña a este dibujo no está referido al ‘Tenorio’, sino a ‘Otelo’, otro papel representado por Perico, aunque para entonces el actor
Caricatura de Pedro Delgado en la revista Madrid Cómico
había comenzado ya su declive. Era su canto del cisne. Una de las últimas críticas de su trabajo podemos leerla ese año de 1887 en la Revista Contemporánea:
Cuatro años después de aparecer su caricatura en la portada de Madrid Cómico, Pedro Delgado estaba ya desahuciado profesionalmente. Nadie contaba ya con él. Lo recordaba muchos años después, también un Día de Difuntos, el diario La Libertad en un reportaje en el que repasaba a todos los actores que habían representado al galán sevillano (2/11/1928):
En 1891 se organizó una función en beneficio del ya mísero comediante, y cuentan que, al entrar en el saloncito del Teatro Español, nadie le conoció, ni el mismo Zorrilla, al que Delgado tuvo que llamar la atención, diciéndole:
—Pepe, yo soy tu Don Juan, el robador de Doña Inés, el matador de Don Gonzalo, el que resucitó tu drama...
Zorrilla le reconoció en ese momento y le abrazó. El gran autor teatral murió muy poco después de este encuentro, en 1893, no reconciliado del todo con su ‘Tenorio’, del que había echado pestes tras haber vendido pronto y por poco dinero los derechos de representación por creer que no estaba a su altura creativa y porque, en realidad, la obra no tuvo una gran acogida al ser estrenada.
Un crítico literario que decía haber conocido bien a Zorrilla puso en su boca estas palabras en Mundo Gráfico (30/9/1914):
—Ese drama es malísimo, incoherente, disparatado; lo escribí cuando era un chico, me arrepiento de haberlo escrito y lo borraría si pudiera
Y el mismo crítico precisaba:
En esos o parecidos términos hablaba frecuentemente D. José Zorrilla de su famoso drama Don Juan Tenorio, sobre todo y con mayor ensañamiento cuando llegaba la época en que dicha obra se representaba en todos los teatros de España. El que esto escribe lo oyó muchas veces expresarse de tal suerte…Hay quien sospecha con algún fundamento que Zorrilla hablaba mal de su obra y trataba de desacreditarla por la rabia que le producía no cobrar los derechos de representación de la misma, que constituyen una renta anual muy saneada.
En cuanto a Pedro Delgado, el actor que había contribuido con su talento a enriquecer a las empresas poseedoras de los derechos de representación, volvió a Sevilla unos años antes de su muerte, donde vivió de la caridad. Para su manutención, en todas las compañías que actuaban en el teatro del Duque de Sevilla figuraba en la nómina con un sueldo de cinco pesetas.
Cuando falleció, todos los periódicos le dedicaron unas líneas. Así, el diario La Época (3/11/1904) incluyó la necrológica en su portada destacando las cualidades del actor desaparecido:
Revelose desde el primer momento por la artística dicción, por el declamar vibrante y sonoro, por la gallarda actitud y por el talento maravilloso con que sabía dar forma corpórea a las invenciones de los poetas castizos.
Recordando que fue adorado por las mujeres, también el Heraldo de Madrid lo llevó a su portada (3/11/1904), con su retrato dibujado y el siguiente pie: Don Pedro Delgado, en la época en que resucitó el Tenorio.
Pero fue la revista Nuevo Mundo la que se volcó en la despedida. Le dedicó una doble página en su edición del 10 de noviembre de 1904 con fotografías de distintas etapas de la vida del actor, una de ellas representando el ‘Tenorio’.
Reportaje en Nuevo Mundo con motivo del fallecimiento del actor Pedro Delgado
El reportaje comenzaba con estas palabras:
En una cama de hospital de Sevilla acaba de morir este actor eminente, un tiempo ídolo del público e intérprete feliz de las obras más importantes del teatro contemporáneo. Su reinado fue breve. Ha sido quizá el actor que más pronto llegó a la decadencia.
Entierro de Pedro Delgado en el cementerio de Sevilla, en Nuevo Mundo
En otra imagen impactante, vemos el momento del entierro con el cadáver en el ataúd abierto ante un grupo de personas pendientes de salir bien en la foto. Una escena muy teatral. Y un final muy apropiado para un actor que alcanzó la gloria en el Día de los Difuntos y abandonó este mundo también un Día de los Difuntos.