El departamento de manuscritos, incunables y raros
El Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros depende de la Dirección Técnica y gestiona las colecciones de manuscritos, incunables, impresos antiguos raros o valiosos y otros materiales especiales como los archivos personales. Aunque habitualmente es conocido como el departamento de los fondos antiguos no sólo contiene obras antiguas, sino también algunos manuscritos e impresos modernos de gran importancia.
Entre sus numerosas funciones pueden destacarse las siguientes:
- Mantener bien organizadas y conservadas las colecciones, dentro de las líneas de preservación establecidas.
- Realizar el proceso técnico de las mismas, identificando y describiendo bibliográficamente las obras y dotándolas de los correspondientes puntos de acceso para que puedan localizarse correctamente en el catálogo automatizado.
- Participar en todas las tareas previas que se requieren para su digitalización.
- Difundir las colecciones a partir de su consulta en la Sala Cervantes de Investigadores (abierta de 9 a 20h. de lunes a viernes y de 9 a 14h los sábados), la colaboración en proyectos nacionales e internacionales, los préstamos a exposiciones, las visitas especializadas, los foros y redes sociales, etc.
En la actualidad está organizado en tres servicios, dos de ellos de colecciones: el Servicio de Manuscritos e Incunables y el Servicio de Reserva Impresa, y un tercero, el Servicio de Divulgación y Gestión de Fondo Antiguo, que gestiona los movimientos de todas las obras, el depósito de fondo antiguo y la Sala Cervantes de investigadores.
Una buena parte de las obras cumbre de sus colecciones procede del núcleo fundacional de la Biblioteca Real, compuesto por los libros de la Torre Alta del Alcázar a los que se añadieron los que Felipe V trajo de Francia y las bibliotecas que incautó en la Guerra de Sucesión a quienes habían apoyado al Archiduque de Austria, como las del Duque de Uceda o el Marqués de Mondéjar. Durante el siglo XIX se produjo un enorme aumento de los fondos, sobre todo impresos, como consecuencia de sucesivas desamortizaciones sobre los bienes de la Iglesia, así como de diversos legados y adquisiciones, destacando, entre estas últimas, la biblioteca del Duque de Osuna e Infantado, adquirida en 1884 y con la que ingresaron numerosos manuscritos y más de 30.000 impresos.
Durante el S. XIX la Biblioteca Nacional se dividía en dos departamentos, el de Impresos y el de Manuscritos, manteniéndose así hasta su traslado al actual edificio del Paseo de Recoletos en 1894, siendo director Manuel Tamayo y Baus. Dentro del departamento de Impresos se encontraban las secciones de Varios, Libros Raros y Preciosos, la Sección de Teatro, heredera a su vez de la Sección de Obras dramáticas creada en 1873, y la Sección de Cervantes, creada en 1894. En 1919 el pintor valenciano Antonio Muñoz Degrain donó una colección de veinte cuadros de temática cervantina, que pueden contemplarse en la actual Sala Cervantes.
Las colecciones
Se conservan en un depósito específico de fondo antiguo de seis plantas, en las que se distribuyen por tipologías. Los manuscritos, que junto con la colección de Archivos Personales ocupan una de las plantas, constituyen el fondo más variado en cuanto a formatos se refiere. Por sus características de tamaño, peso y dificultades de manipulación, un grupo de ellos se encuentra agrupado en una zona de “grandes formatos” en baldas extraíbles. También hay muebles planeros que contienen mapas o láminas de atlas que en el pasado se desencuadernaron.
El fondo manuscrito está ordenado por número currens, excepto un conjunto, que aglutina la mayor parte de obras emblemáticas de la BNE, cuya denominación, Vitrina y Reserva, recuerda su colocación en vitrinas de cristal en la antigua exposición permanente.
Sin embargo, es muy difícil concretar el número exacto de piezas, pues signaturas como las de algunas cajas pueden llegar a contener más de 100 cartas o papeles de gran importancia que necesariamente deben procesarse uno a uno para que puedan identificarse y localizarse después en el catálogo. Y lo mismo sucede con volúmenes facticios de impresos o manuscritos que contienen varias obras encuadernadas juntas.
Entre los manuscritos antiguos destacan el Cantar de Mío Cid, los Códices Madrid I y II de Leonardo da Vinci o el Beato de Don Fernando y Doña Sancha y, entre los modernos, el Aleph de Borges. Hay que destacar como la más importante adquisición de los últimos años uno de los tres borradores de Lope de Vega existentes en el mundo, el conocido como Códice Daza, que ingresó en el año 2009. Aunque durante los últimos años ha descendido el presupuesto disponible para adquisiciones de fondo antiguo, han aumentado las donaciones gracias al impulso de la política institucional al respecto, habiéndose recibido de este modo algunos importantes manuscritos, como el autógrafo La colmena de Cela y varios archivos personales.
De reciente creación, la colección de archivos personales comenzó en 1996 con la adquisición del archivo de Jorge Guillén. En general, destacan los archivos literarios, fundamentalmente en los últimos años en que se ha incrementado con la donación de archivos de escritores contemporáneos, que toman conciencia de la necesidad de preservar esa información y depositarla en una institución que ya conserva su obra impresa.
Con el término incunable se denomina a los primeros impresos en tipos móviles desde la invención de la imprenta, a mediados del siglo XV, hasta el año 1500, un año convencionalmente aceptado. Al principio, estos impresos emulaban los textos manuscritos, entre otros motivos, para no resultar extraños a los lectores de la época. De hecho, convivieron hasta que llegó a imponerse la producción tipográfica como un medio más rápido de difusión de los textos.
Las características de estos primeros productos de la imprenta han propiciado tradicionalmente descripciones diferentes a las del resto de los impresos en los catálogos bibliotecarios, consistentes en un breve título acompañado de una escueta descripción física y de las referencias bibliográficas necesarias. Son las peculiaridades de cada ejemplar, como el tipo de encuadernación, las notas manuscritas o sus apostillas marginales las que enriquecen esas noticias, permitiendo reconstruir la procedencia de los ejemplares y definir la historia de la biblioteca en la que se conserva.
El Servicio de Reserva Impresa se encarga de la gestión y proceso técnico de los libros impresos entre 1501 y 1830, fecha aproximada en la que comienza a generalizarse la imprenta mecánica. En el depósito de fondo antiguo, junto con estos impresos conocidos como raros, se encuentran también otros impresos modernos que se engloban dentro del mismo término en virtud de su carácter singular, como el número escaso de ejemplares conservados o el valor de los propios ejemplares debido a una encuadernación lujosa, por ejemplo.
Dentro del fondo antiguo impreso destacan colecciones que fueron ingresando por compra o donación, como las de Usoz, Graíño, Gómez Imaz, los numerosos ejemplares de obra impresa dentro de la colección más amplia de Gayangos, Agustín Durán, La Barrera… Y las colecciones emblemáticas de la Biblioteca Nacional, Cervantes y Teatro, de las mejores del mundo en cuanto a literatura cervantina y teatro del Siglo de Oro.
Según la tipología de los materiales que incluyen, destacan también la de Varios Especiales, riquísima en relaciones de sucesos y publicaciones menores, y la de Porcones (alegaciones en derecho), fuente de primer orden para la investigación histórica.
La Sala Cervantes de investigadores
Atendida por personal cualificado auxiliar y bibliotecario, en ella se consultan los materiales anteriormente descritos.
El investigador que necesita consultar los materiales originales debe seguir las normas de manipulación de fondos establecidas y atender las indicaciones del personal de la sala sobre la colocación de los mismos, con el objeto de evitar cualquier posible deterioro. Para ello se proporcionan atriles que impiden la apertura forzada de las encuadernaciones y pesos de plomo envueltos en algodón que, colocados sobre los márgenes de las páginas, permiten leer cómodamente y tomar notas. Al igual que en otras bibliotecas, en esta sala solo está permitido el uso de lápiz.
Algunos manuscritos, incunables o impresos antiguos por sus características especiales o estado de conservación no pueden ser consultados en su soporte original y en esos casos se ofrecen las reproducciones existentes, ya sean digitales a través de la Biblioteca Digital Hispánica, en ediciones facsimilares o en microforma. Pueden obtenerse reproducciones en la propia Sala o por encargo a través de la Oficina de Reprografía.
En las estanterías de la sala, y en libre acceso, el investigador dispone de una importante biblioteca de referencia con algunos repertorios bibliográficos de gran rareza y antigüedad, además de diccionarios de abreviaturas, manuales de paleografía y diplomática, diccionarios de lenguas clásicas, colecciones de textos, etc. que puede necesitar durante la consulta de los originales.
También se puede acceder a ediciones y estudios realizados sobre los fondos, no solo de la colección de la propia BNE, sino de otras bibliotecas, como, por ejemplo, facsímiles de Beatos y Libros de horas, acompañados de importantes estudios de especialistas.
El notable incremento de obras de fondo antiguo digitalizadas a lo largo de los últimos años, de libre acceso en el catálogo web de la BNE, facilita la consulta remota y el trabajo de investigadores. Esta podría ser la razón de cierta disminución de usuarios presenciales en los últimos años que, sin embargo, quedaría compensada con creces por el constante aumento de usuarios virtuales. A pesar de esto, la Sala Cervantes sigue siendo un espacio para la investigación al que acudir cuando se necesita consultar una de las colecciones más importantes de manuscritos, incunables y raros del mundo.
Departamento de manuscritos, incunables y raros Vídeo: Alberto Bermejo Beatriz Festa
¡Muchas felicidades! Me ha encantado, tanto el vídeo como el texto que lo acompaña.