Historia sentimental de la Bibliografía Española (1976-2015)
¿Qué es y para qué sirve la Bibliografía Española?
La Bibliografía Española nace como producto en 1958, poco después de la aprobación del decreto del Depósito Legal de 1957. En principio sólo recogía libros, pero posteriormente se recogieron también revistas, mapas y partituras. La bibliografía es un repertorio que recoge todas las publicaciones editadas en España de cada uno de los años. La bibliografía es un producto independiente del catálogo y de la biblioteca, por eso no tiene información sobre ejemplares.
Fundamentalmente, la bibliografía española, además de un servicio de difusión de la producción bibliográfica nacional (de hecho, algunos de sus usuarios son servicios de compra de instituciones extranjeras), es una fuente de información de la actividad editorial de un país, que permite saber qué se edita, qué se consume, qué interesa en un país en un momento dado, o cómo se distribuye la producción editorial. Bajo este punto de vista, en la bibliografía un determinado dato no es tan importante como la perspectiva global que puede proporcionar a poco que se haga algo de procesamiento de datos. Pero yo no he venido aquí a hablar de la bibliografía. Hoy quiero hablar de los compañeros que la hacen, sobre todo de Merce.
Portada, con “anotaciones manuscritas” de la primera Bibliografía Española impresa (1958). En página 3, dedicatoria y retrato del General Franco
Una bibliografía en zapatillas
Con una sola excepción, toda la Sección de Bibliografía (que se encarga de preparar la Bibliografía mensual de monografías), se jubila en bloque en los próximos meses. Me quiero detener en Merce porque de ellos es la que más tiempo ha estado en esta tarea y la que ha vivido su transformación. Ha visto pasar, despegar y aterrizar a buena parte de los profesionales de la catalogación de la Biblioteca Nacional. Y eso que, en 1976, cuando Merce se incorpora a esta sección, la Bibliografía Española no tenía relación con la BNE, ni siquiera se cocinaba aquí, sino en el Instituto Bibliográfico Hispánico, organismo creado en 1970 para hacer cumplir la legislación del depósito legal, redactar la Bibliografía Española y, entre otras funciones, “recoger la bibliografía referente a España publicada en el extranjero” o “informar sobre la producción bibliográfica mundial”. No está mal para un mundo que no tenía Internet. ¿Cómo lo harían?
El IBH estaba por aquel entonces situado en la Calle Atocha, en un hermoso edificio del siglo XIX, con suntuosos patios ajardinados, antiguo Colegio de Cirugía de San Carlos-Facultad de Medicina, hoy sede del Instituto Nacional de la Administración Pública. Cuando Merce llega al IBH su director a la sazón es Vicente Sánchez Muñoz (Don Vicente), y la jefa de la unidad de Bibliografía Nacional es Carmen Soria. Los ejemplares depositados según el Depósito Legal (de libros, recordemos) se catalogan allí, y no en la Biblioteca Nacional. Se catalogaba, como es de suponer, a mano. Una parte del equipo se ocupaba de pasar estas catalogaciones a fichas ISBD.
"Chuleta" para la corrección de las pruebas de imprenta
Merce y compañía anotan en esas fichas los campos Ibermarc a lo que corresponde cada cosa, y de nuevo el equipo anterior lo pasa ya a Formato Marc. Esto no quiere decir que hubiera ordenadores: el formato MARC se concretaba en unas plantillas en papel, que se llevaban, una vez completadas, al Centro de Cálculo del ministerio, donde se transformaban en una cinta magnética, de la que se tiraban unas pruebas de imprenta, donde se corregían las erratas. Merce trabaja también corrigiendo estas galeradas.
El equipo y el ambiente que hacen posible la bibliografía en la calle Atocha se parece más a una pequeña e informal familia que a cualquier oficina actual. Gente que trabaja en zapatillas de estar por casa, la posibilidad de llevar el trabajo a casa cuando a uno le surge una eventualidad, así, sin criterios, formularios, convocatorias, dictámenes, ni informes favorables, cajas de cigarrillos enterradas en ficheros para poder fumar a escondidas sin que te pille la familia, un rincón para llorar a gusto cuando vienen mal dadas.
Los tiempos modernos
En 1986 desaparece el IBH y se integra en la BNE. La sección participa en la gran actualización del formato Ibermarc de 1987. Antes, el formato era un folleto de poco más de 30 páginas. De tener solo 3 campos de notas se pasarán a decenas de ellos. Se inicia el proceso de informatización de la biblioteca y de la catalogación. Todo lo han vivido desde dentro y en primera persona mis compañeros. La bibliografía ya se corrige desde listados obtenidos por Sabina, el primer programa informatizado de catalogación que tiene la biblioteca. Cuentan que esos listados, impresos en papel continuo, son enormes, y que tienen que bajar varias personas a ayudar a cargar varios carros de este papel y transportarlos a la planta 0, donde está ubicado ya definitivamente la Sección. Allí se realiza la corrección, pero por primera vez se empieza ya a revisar el contenido propiamente, anunciado lo que vendrá en el decenio posterior.
En todo este tiempo, las jefaturas de la sección permanecen bastante estables, y han conocido pocos sobresaltos y cambios. A Carmen Soria le sustituye David Torra (cuya calidad humana y profunda erudición deja una huella imborrable en el personal); a éste le sustituye Pilar Domínguez, y, finalmente, Francisca Movilla, Paqui , jubilada ya a efectos prácticos cuando se publiquen estas líneas.
La llegada del siglo XXI trae profundos cambios. En 2006 se dejan de imprimir todas las bibliografías en papel, y en 2007 también se dejan de editar en Cd-ROM, porque en 2007 se estrena la Bibliografía Española en línea, donde aún se puede consultar. El modo en que se producen los registros cambia. El personal de plantilla se va reduciendo paulatinamente, aparecen las empresas, contratadas para paliar las deficiencias de personal, y son en última instancia las que procesan en depósito legal de monografías. La sección toma un papel más activo: además de preparar y mantener las actualizaciones de la bibliografía, se convierten en control de calidad último de la catalogación, en la supervisión de la aplicación de las políticas técnicas.
Despedida
La Bibliografía Española no va a dejar de existir: es una obligación de la Biblioteca Nacional de España que aún queda así recogida en la reciente Ley de este organismo, (art. 3, 1. C); deberá obligadamente reformar su método de trabajo, transformarse, quizá preocuparse más del servicio que del contenido propiamente, está por decidir, todo está muy turbio en el mundo de la catalogación. Pero echaremos de menos la minuciosidad y el trabajo riguroso de aquellas antiguas bibliografías, y el trabajo eficiente y comprometido de los años posteriores más modernos, de Lidia, Carmen, Mari Carmen, María José, Mercedes G., Miguel (el único aún en activo) y tantos otros. Y sobre todo, porque las he conocido personalmente, echaré de menos la compañía de Merce, Teresa y Paqui. Salud.
Me ha encantado este post. Felicidades