La Codorniz, el ave más traviesa celebra 75 años de su nacimiento
Primer número de La Codorniz. 8 de junio de 1941
Mañana día 8 de junio se conmemora el 75º aniversario del nacimiento de La Codorniz, revista satírica de humor gráfico que se convirtió en un referente en la prensa española durante los años de la dictadura. Fundada en 1941 por Miguel Mihura, sufrió numerosos problemas con la censura, a pesar de los cuales representó, para muchos, un soplo de aire fresco en el enrarecido ambiente del franquismo y hasta su desaparición en 1978.
Representó todo un hito en el panorama periodístico, siendo un semanario plagado de chistes gráficos, viñetas, tiras cómicas y fotográficas, diálogos, jeroglíficos, noticiarios, críticas taurinas, dameros, fotos con pie o textos varios, que también organizó concursos de dibujos y que tiraba entregas en torno a dieciséis páginas. Simbolizaba el humor surrealista y absurdo, que sorprendía a los lectores y provocaba fervor y enfados a partes iguales.
Su fama se extendió por Europa y por los países americanos de habla hispana durante los 37 años que estuvo en pie, resistiendo a las críticas, a la censura y a los enemigos de la risa y el humor. A lo largo de sus 1898 números, sufrió hasta 12 expedientes administrativos por parte del Ministerio de Información y Turismo, y varios secuestros y suspensiones.
Un nuevo hito en la prensa española
El 8 de junio de 1941 se imprime en Madrid el primer número de La Codorniz, que fue subtitulada “revista de humor” hasta 1951, cuando dicho encabezamiento se convirtió en el que fuese el más conocido y representativo de la publicación: “la revista más audaz para el lector más inteligente”. Esta alusión al humor ingenioso hacía referencia a la capacidad necesaria para captar la disidencia que desde sus páginas se mostraba para con las costumbres, actitudes y lenguajes fruto del régimen entonces vigente. No obstante, en palabras del propio Mihura, La Codorniz “ no se apoyó en la actualidad, ni mucho menos en la política, que jamás nos interesó”.
En sus primeros años, su creador contaba con la ayuda de Antonio de Lara Gavilán –Tono– y Álvaro de Laiglesia, con los cuales había coincidido ya en La Ametralladora, un periódico de humor también fundado por Mihura y editado durante la Guerra Civil en el bando sublevado. Mihura y Tono habían colaborado ya en publicaciones como Buen humor (1921-1931), Muchas gracias (1924-1932) o Gutiérrez (1927-1931).
Entre los primeros dibujantes que se sumaron a La Codorniz estuvieron Enrique Herreros García, autor del diseño de la revista, Teodoro Delgado, Federico Galindo Lledó, José María Picó López y Ricardo Summers Ysern –Serny–. Entre los colaboradores literarios de su primera época estuvieron Wencenslao Fernández Flórez, Ramón Gómez de la Serna, Jacinto Miquelarena, Enrique Jardiel Poncela, José López Rubio, Alfredo Marqueríe y Edgar Neville; así como Tomás Borrás, Manuel Aznar, Samuel Ros, Joaquín Calvo Sotelo, Luis Antonio de Vega o Francisco de Cossio. Pero Mihura también contó con la colaboración de mujeres como fue el caso de la actriz Conchita Montes, autora del pasatiempo El damero maldito, y el de la escritora Mercedes Ballesteros Gaibrois, que usó el seudónimo de Baronesa Alberta.
La edad de oro de la ironía
Muy pronto, en 1944, Mihura vendió La Codorniz al Conde de Godó, Manuel Pombo Angulo y Juan José Pradera por 90.000 pesetas. Estuvo cerrada desde marzo hasta junio, cuando reapareció impresa en Barcelona, con un formato nuevo y bajo las órdenes de Álvaro de Laiglesia, quien había participado en su fundación siendo un adolescente. Comienza entonces la etapa más fértil de la revista, asumiendo paulatinamente un espíritu crítico, con abundante sátira social y costumbrista, y con secciones de actualidad como La crítica de la vida, La cárcel o La comisaría de papel. Durante este periodo, de Laiglesia consiguió elevar la tirada hasta los 150.000 ejemplares.
A lo largo de esta segunda etapa se incorporaron nuevas firmas: dibujantes como Antonio Mingote, Fernando Perdiguero, Chumy Chúmez, Ángel Palomino, César González Ruano, José Luis Martín Mena, Rafael Munoa, Evaristo Acevedo, Rafael Azcona, Juancho, Serafín Rojo, Rafael Castellano, Gonzalo Vivas, Jorge Llopis (que usaría el seudónimo Remedios Orad), PGarcía, Dátile o José Luis Coll. Completan el plantel intelectuales como Alfonso Abelenda, Máximo San Juan, Fernando Quesada, Julio Ballesta, Pastecca y Kike Nicanor. En 1964, lo harán Oli y Forges. Y posteriormente también se les unirán Eduardo Mallorquí y los dibujantes Ops y El Roto. Casi todos los humoristas gráficos españoles de posguerra se iniciaron o se incorporaron a sus páginas, y entre ellos cabe citar también a Pablo San José, Julio Cebrián Villagómez, Jaume Perich Escala, Martínmorales, Víctor Uve, Nácher, Goñi, Gila, Tilu, Soria, Miranda, Dodot, Eduardo, Arturo, Kalikatres o José Molleda, entre otros.
Durante los años 50 y 60, debido a su gran éxito, la revista fue protagonista de numerosas leyendas urbanas que se han mantenido hasta la actualidad. Se le atribuyen portadas y artículos que, en realidad, nunca fueron escritos y que se conservan como falsos recuerdos populares en la memoria colectiva de los lectores. La portada falsa más famosa es quizá esa que se enunciaba como "Almohadín es almohadón, como cojín es a equis. Y nos importa tres equis que nos cierren la edición".
Contra los enemigos del humor
Ejemplar de La Codorniz del 4 de enero de 1959
También durante la dirección de Álvaro de Laiglesia, La Codorniz vivió su época más convulsa. El 23 de noviembre de 1952 publicó una parodia del diario Arriba, órgano oficial de la Falange y el más representativo del régimen, titulándolo Abajo y cambiando el símbolo del yugo y las flechas por un plato y tres cucharas. Es entonces cuando alguien entró en la redacción y la destrozó, amenazando de muerte al director.
Amparándose en la recién instaurada Ley de Prensa, impulsada por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga Iribarne, en 1966 se le abrió su primer expediente y se le impuso la primera multa; a esta le siguieron otras sanciones al siguiente año, y en 1968, tuvo dos denuncias más que le reportaron la multa más cuantiosa hasta entonces en la prensa española (7.500 pesetas), por un número dedicado a la vida sexual, en cuya portada aparecía un dibujo de Mingote titulado Las majas. Pero el palo más fuerte le vendría dado el 26 de enero de 1973, cuando el consejo de Ministros acusó a La Codorniz de infringir en numerosas ocasiones la Ley de Prensa e Imprenta, por lo que le imponía una multa de 250.000 pesetas y una suspensión de cuatro meses.
En la década de los setenta La Codorniz empezó a entrar en decadencia, al mismo tiempo que irrumpieron nuevas revistas humorísticas como El papus, Por favor y El jueves. En 1977, tras la edición del número 1821 del 25 de mayo, la empresa decretó la destitución del director, Álvaro de Laiglesia, debido a los problemas económicos en los que la revista estaba inmersa. En ese momento se hicieron cargo de la dirección Manuel Summers y Chumy Chúmez, que habían sido las principales figuras de la entonces recién desaparecida Hermano Lobo, publicación de humor que había sido inaugurada en 1972. Aportaron un aire de modernidad y marcadamente satírico, y sustituyeron a varios de los viejos autores por otros provenientes de su antigua publicación: McMacarra, Palacios, Francisco Umbral o Manuel Vicent. Pero este cambio en la directiva no fue tan exitoso como se esperaba y el mando volvió a sufrir una transformación, recayendo esta vez en Carlos Luis Álvarez –Cándido–. Éste viró el rumbo hacia uno con un cariz más político y para ello contó con la colaboración de articulistas como Martínez Reviriego, Raúl del Pozo, Pilar Trenas y Felipe Mellizo; los dibujantes LPO, El Cubri, Alfredo y Saltés; y el cantautor Ramoncín. Pero esta nueva etapa dio peores resultados aún que la anterior, por lo que el día 11 de diciembre de 1978, La Codorniz vio definitivamente su final.
Desde el momento en el que desapareció, algunos de los participantes de La Codorniz trabajaron para tratar de reanudar el proyecto periodístico de humor, adaptándolo a la nueva circunstancia política y social. Doce años después fundaron La Golondriz, que vio la luz en mayo de 1990, como una publicación mensual y gratuita, que recuperaba alguna de las secciones más famosas de su predecesora.
Ahora que se cumple el septuagésimo quinto aniversario de la primera publicación de la revista más audaz para el lector más inteligente, se ha organizado la edición de un libro, homenaje tanto a La Codorniz, como a su antecesora La Ametralladora y a la que apareciese para mantener su legado, La Golondriz; llevando como subtítulo “La antología más inteligente jamás editada”. Ha sido llevado a cabo por la Academia Española del Humor, quien define la publicación como “el semanario más representativo del vanguardismo humorístico español en el siglo XX, objeto de múltiples tesis, estudios y ensayos en toda Europa, y muestra de humor intelectual ejemplar”.
Texto por: Mara Jarones
Lo de los dibujantes Ops y el Roto es lo más parecido que he visto nunca al misterio de la Santísima Trinidad, pero con una pata menos. Quizás Andrés Rábago lo podría completar. Un saludo