Prestando e-books
Desde sus orígenes, las bibliotecas han desempeñado una función fundamental como democratizadoras de la cultura, especialmente las bibliotecas públicas. A lo largo del tiempo, y especialmente durante las últimas décadas, cada nuevo soporte de información que aparecía en el mercado (CDs, DVDs, etc.), así como cada nuevo mecanismo de publicación que se desarrollaba en el mundo editorial (publicación electrónica de las revistas científicas, etc.) ha llevado a las bibliotecas a hacer frente a situaciones complicadas de adaptación, pero también ha supuesto una estimulante manera de atraer nuevo público. Con el desarrollo del libro electrónico, surge un nuevo reto para las bibliotecas, una nueva encrucijada que obliga a tomar decisiones.
Muchas bibliotecas están actuando ya en este sentido. Junto a acciones en cooperación con los editores para fomentar la nueva industria (véase el proyecto Enclave de la Biblioteca Nacional), cada vez más bibliotecas están adaptando a la nueva realidad su servicio básico por excelencia: el préstamo de libros. Sin embargo, la adaptación del servicio de préstamo tradicional a los e-books presenta ciertas dificultades. Mientras que a la hora de prestar un libro impreso o un DVD la casuística es siempre la misma, en el caso del préstamo de libros electrónicos las posibilidades son más diversas. Algunas bibliotecas han tomado la opción de prestar sólo el contenido, mientras que otras han decidido no sólo prestar los libros electrónicos, sino también los dispositivos especiales que permiten su lectura. Las bibliotecas universitarias norteamericanas son pioneras en estos proyectos, y en la mayoría de los casos el dispositivo de lectura a prestar es el Kindle de Amazon. En algunos casos, los dispositivos se prestan con una serie de títulos ya cargados. En otros, se permite al usuario hacer una petición de un título determinado, de forma que éste se carga en el Kindle y la biblioteca corre con los gastos. Por ejemplo, en la biblioteca de la Texas A&M University, el usuario hace una solicitud a través de un formulario web, de forma que la biblioteca compra los títulos solicitados por el usuario a través de una cuenta en Amazon y los carga en el kindle que le presta al usuario.
En España, aunque la industria del e-book todavía no está tan desarrollada como en Estados Unidos, algunas bibliotecas están empezando a desarrollar servicios de préstamo similares. Algunos ejemplos son el caso de la Universitat Politécnica de Catalunya y el de la Universidad Politécnica de Madrid. En estos casos, el préstamo se efectúa sobre una serie de lectores de e-books ya cargados con una serie de contenidos.
Ahora que la industria de los lectores de e-books está comenzando, su elevado precio hace que no estén al alcance de cualquiera, por lo que la biblioteca puede desempeñar un papel importante en el acercamiento de esta nueva tecnología al “ciudadano de a pie”. Sin embargo, su máximo aprovechamiento se produce al ofrecer al usuario la posibilidad de descargarse contenidos en su propio lector y desde su propia casa, simplemente accediendo a la página web de la biblioteca. Esta alternativa ya se ofrece en la Biblioteca Pública de Nueva York, donde, además de e-books, se permite la descarga y acceso por un periodo de tiempo limitado, de una gran variedad de contenidos, como películas, música, etc.
Como bibliografía interesante sobre este tema recomendamos:
CLARK, Dennis T. Lending Kindle e-book readers: first results from the Texas A&M University Project. Collection Building, vol. 28, nº 4, 2009, p. 146-149.
CLAVERO, Javier (et al.). Estudio de caso de servicio de préstamo de libros electrónicos. El Profesional de la Información, vol. 18, nº 2, 2009, p. 237-242.
Pues ,obviamente, hay que avanzar por ahí... IDEAS DEL SIGLO XXI para las cuestiones, problemas, vida, del SIGLO XXI.