La BNE: en la nube, pero con los pies en el suelo
Todos hemos oído alguna vez la frase “estás en la inopia” incluso a algunos nos la han dicho. Creo que esta expresión encaja como anillo al dedo en los tiempos que corren.
Inopia (del latín inopia), según la RAE es: indigencia, pobreza, escasez. Pero también tiene otra acepción: la de ignorar algo que otros conocen, no haberse enterado de ello, si bien popularmente se usa como “estar despistado o en las nubes”.
Pues eso, estamos en la inopia, los presupuestos están bajo mínimos y todavía no nos hemos enterado aún de que el cloud computing parece ser el futuro (aunque nos lo quieran vender como “rabioso presente”). Futuro que nos sacará de esta inopia o, lo que es lo mismo, de esta escasez presupuestaria.
Ahora todo es nube ¿Qué empresa no ofrece servicios en la nube? Como suele ocurrir cuando emerge una tecnología, nos inundan con nuevas definiciones, matizaciones y variantes. En este caso no podía ser de otra manera. Existe el cloud computing privado, público, compartido… y sin duda seguirán apareciendo nuevas variantes. Téngase en cuenta que estamos inmersos en lo que se empieza a denominar “pensamiento cloud”.
Del mismo modo, los adjetivos y/o ventajas que se aplican al cloud computig crecen como la espuma: flexibilidad, manejabilidad, seguridad, ahorro, sostenibilidad, disponibilidad, elasticidad, ecológico. Es obvio que no todos ellos tienen la misma aplicabilidad y credibilidad y dependerán de qué solución hablemos y en qué organización la apliquemos.
Las cosas están cambiando, más lentamente de lo que nos quieren hacer creer, pero cambiando al fin y al cabo. En un futuro cambiará la forma de hacer negocios, de comunicarse, aprender, conectarse y, sobre todo, de colaborar. No es tanto que el paradigma cloud computing sea una novedad (a grandes rasgos y con todas las matizaciones, no deja de ser una mejora de la virtualización y el outsourcing) sino que han evolucionado las infraestructuras y las comunicaciones que soportan ese modelo haciéndolo viable.
No tengo tan claro, sin embargo, que suponga un ahorro de costes a corto, medio ni siquiera a largo plazo. No he visto todavía un estudio serio de lo que supone de ahorro una solución cloud computing frente a otra alternativa, esté esta última implantada, en fase de implantación o en proyecto. No todos los modelos del cloud computing (SaaS, IaaS, PaaS) se desarrollarán de igual modo y a la misma velocidad. Las cifras que están dando las consultoras sobre la implantación del cloud computing me parecen exorbitadas y no se ajustan a la realidad en el sector privado ni en el público.
El modelo cloud no es válido para todas las organizaciones. Uno de los segmentos que pueden sacar más provecho de esta nueva filosofía es la pequeña y mediana empresa, al tener acceso a herramientas de gestión y software de base al que de otra manera no podrían acceder ni total ni parcialmente.
Hay que pensárselo dos veces antes de tomar una decisión sobre la implantación de servicios o infraestructuras en cloud computing. Empezar por proyectos pequeños, a modo de piloto, parece lo más razonable.
El sector público tiene una idiosincrasia que obliga a estudiar con detalle el abordar un proyecto cloud. La seguridad y el control continúan percibiéndose como barreras para la implantación del cloud computing. Un 68% de los directivos están preocupados principalmente por la seguridad y un 40% por la calidad del servicio.
Por lo que respecta a la BNE, no queremos ni podemos estar fuera de lo que se viene en llamar “pensamiento en la nube” y son varias las soluciones ya implantadas. Existe un servicio mediante el cual un usuario puede consultar recursos distribuidos en distintas bases de datos sin conocer la ubicación física del servidor que le atiende. Todo ello mediante el protocolo Z39.50. Esto facilita la catalogación de fondos previamente catalogados en otros sistemas, abaratando costes y evitando errores e inconsistencias. De igual modo, la BNE recupera datos de otras bibliotecas y entidades a través de este sistema.
Otro servicio en esta misma línea es el protocolo OAI-PMH (Open Archives Initiative – Protocol for Metadata Harvesting), utilizado para la transmisión de metadatos en Internet.
En la BNE iniciamos un proceso de virtualización de servidores con infraestructura de entorno VMware sobre 12 servidores que forman un cluster de 96 procesadores y 384 Gb de memoria. Sobre esta infraestructura están desplegadas y operativas 72 máquinas virtuales con distintos sistemas operativos (Windows y Red Hat Linux) que prestan servicios esenciales para la BNE. Según IDC, aquellas organizaciones con un alto grado de virtualización tienen aproximadamente cuatro veces más probabilidades de pasar servicios a nubes privadas y públicas. La BNE, no cabe duda, está entonces bien posicionada.
Yendo un poco más allá, otro servicio cloud es el de licencias de antivirus en la nube de PandaSecurity. Esto permite a los equipos licenciados (los portátiles de la BNE) identificarse ante la nube y descargar nuevos motores de antivirus, así como las actualizaciones de ficheros de firmas, antispam, etc. Otro servicio que presta la BNE es el acceso a revistas y recursos electrónicos a través de El Buscón.
Según Gartner, de entre las 10 tecnologías que marcarán este 2011, el cloud computing es la primera, seguida de las aplicaciones móviles y los tablets.
Y he aquí que estamos ante otro de los paradigmas tecnológicos de los últimos tiempos para mí más novedoso y apasionante. Me refiero al denominado Ecosistema Móvil (Mobile Internet Computing). La informática móvil, entendiendo como tal el conjunto de equipos, móviles, software de base, software desarrollado y las propias comunicaciones, no deja de ser una forma de interacción humano-máquina, donde la máquina es transportada mientras es usada. Sin duda el ecosistema de las aplicaciones para móviles se ha convertido en una de las ramas del software más activas.
Claro exponente de este nuevo paradigma es la usabilidad de las aplicaciones en las pequeñas pantallas de nuestros teléfonos móviles. Los grandes impulsores de dicha expansión han sido el iPhone y el canal de distribución o comercialización de aplicaciones creado por Apple (la Apple Store). Por si fuera poco, a esto se ha sumado la aparición del iPad y toda una secuela de smartphones que llevan años abriendo el camino que nos ha conducido al estado actual. Sin duda, las aplicaciones han sido las grandes protagonistas. Todos han creado sus tiendas de software: Android Market, Apple Store (ha superado los 10.000 millones de descargas), la Software Store Palm, la App World Blackberry y Windows Marketplace.
El auge de los nuevos dispositivos móviles (smartphones) es tal que hasta un mercado ya consolidado como el japonés, con su propio sistema de telefonía y dispositivos móviles, los keitai, está sucumbiendo al mercado occidental encabezado por Apple y los diferentes dispositivos con Android. Los grandes protagonistas de todo esto son: Apple, que con su iPhone y su iPad domina el mercado; Google, que ha tomado posiciones con su sistema operativo Android para móviles y tablets; Microsoft, que no ha tenido demasiado éxito hasta ahora aunque parece que con el sistema operativo Windows Phone 7 está recibiendo buenas críticas; y Samsung y su Galaxy Tab, también con muy buena prensa. Pero hay otro frente abierto que llega menos al gran público: los procesadores de estos pequeños equipos.
La mayoría de equipos de sobremesa, portátiles y tabletas funcionan con procesadores Intel o AMD, optimizados para procesar muchos datos. Sin embargo, los sistemas operativos de los dispositivos móviles (Symbian OS, Android, Windows Phone, iOS y Blackberry OS) funcionan sobre procesadores ARM que están optimizados para el intercambio de datos en Red con un menor consumo de energía. Según Gartner, el 90% de las organizaciones utilizará aplicaciones empresariales en sus dispositivos móviles en 2014.
Las aplicaciones móviles son una prioridad en el sector empresarial, pues nadie duda de que la movilidad es una herramienta fundamental para manejar la información corporativa de las empresas. La BNE lleva presente en este entorno desde hace tiempo. No tanto el de movilidad propiamente dicho, pero sí en las redes sociales y derivados, que se usan masivamente por medios móviles. Así, la BNE tiene presencia en Facebook, con más de 80.000 “amigos”; en YouTube, con más de 60 vídeos; canales RSS; blogs y en un futuro inmediato, slideshare.
En definitiva, en 2011 estas tecnologías se irán integrando progresivamente entre ellas: el cloud computing con el móvil, el móvil con las redes sociales, las redes sociales con las llamadas tecnologías sociales (“wikis”, “blogs”, mensajería instantánea...) y a su vez todas ellas con las aplicaciones de negocio.
Gracias por este repaso de nuevos dispositivos y de tendencias, de vez en cuando es necesario que alguien nos haga un resumen como el tuyo para intentar poner los pies en la tierra e intentar ejercer un poco el sentido crítico