Cervantes finalizó la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha a finales de 1614, fecha en la que había aparecido la continuidad de Avellaneda. Se ignora, sin embargo, la influencia que éste pudo tener en el hecho de que Cervantes terminara la suya.  
A diferencia de lo que sucedió con la primera parte, la segunda parte contó con tiempo suficiente para su publicación, pero este hecho no redujo el número de erratas y fallos de puntuación, ya que fue incluso peor que en la primera edición. 

La primera parte del Quijote tuvo nueve ediciones y algunas traducciones, antes de publicarse la segunda parte. Aunque obtuvo éxito, no llegó al alcanzado por el Guzmán de Alfarache o incluso al de sus propias Novelas ejemplares o el Persiles.

Posteriormente a su publicación salieron a la luz ediciones sueltas, tanto en español como en otras lenguas, pero es en 1617 cuando se publica la primera edición conjunta de ambas partes, como coedición de los libreros barceloneses Miguel Gracián, Juan Simón y Rafael Vives. 

Como diferencias en cuanto a la composición y coherencia interna de la obra, hay que destacar que en ésta se ha eliminado la división, presente en la primera, además de los sonetos burlescos que aparecían al principio y final de la obra. También se reflejan la evolución en el contenido y en los personajes.