[Interior de un edificio imaginario]
Este dibujo entró en la Biblioteca Nacional en 1998. Representa, a la manera de un ejercicio académico, el interior de una arquitectura imaginaria que, si bien quiere parecer antigua, como era frecuente en la cultura arquitectónica y artística romana hacia la mitad del siglo XVIII, no puede obviarse la presencia de numerosos solecismos en el uso del lenguaje arquitectónico, especialmente en la articulación de los órdenes, además de otros detalles que parecen más propios de escenografías y perspectivas de finales del siglo XVI y comienzos del XVII, muy propias de algunos tratados del norte de Europa y en muchos de sus pintores de arquitecturas. Por esos motivos, no sería extraño que el dibujo fuera un ejercicio académico de algún artista o arquitecto de origen francés o flamenco pensionado o presente en Roma en esos años centrales del siglo XVIII en los que la ciudad sirve de escenario para el desarrollo de apasionantes debates culturales de repercusión internacional y que los propios viajeros del Grand Tour y los mismos artistas y arquitectos se encargaban de difundir mediante obras y tratados. Aunque tampoco puede desestimarse que el autor de esta perspectiva fuera italiano.
El dibujo presenta en perspectiva, muy acabada y un tanto relamida, como propia de un arquitecto en formación, el interior de un espacio arquitectónico lleno de columnas y pilastras sobre altos pedestales, escaleras, frontones de diverso diseño, cubiertas artesonadas y de bóveda semicircular con casetones, como en un compendio de diferentes elementos del vocabulario que debía manejar un arquitecto, como láminas sueltas de diferentes tratados de arquitectura y perspectiva. Esta hoja posee un enorme interés como ejercicio formativo y escolar representativo de los complejos caminos que un arquitecto debía seguir a mediados del siglo XVIII para alcanzar la condición de tal.