[Proyecto para reforzar el fuste de la torre de la catedral de Salamanca]
El 14 de mayo de 1705 un incendio provocado por un rayo destruyó gran parte de la torre de la catedral de Salamanca y, aunque se llevó a cabo una reconstrucción, en 1737, la torre empezó a manifestar algunos síntomas de ruina lo bastante alarmantes como para que el cabildo decidiera solicitar la presencia en la ciudad de algún prestigioso arquitecto de la corte.
El elegido para este trabajo fue finalmente Don Pedro de Ribera, arquitecto enormemente experimentado, que realizó un informe del estado de la torre que acompañó de una traza de la que debió sacar al menos una copia, puesto que se conserva otro dibujo en el archivo de la catedral de Salamanca. La propuesta de Ribera no llegó a llevarse a la práctica al encontrarse con la oposición del maestro mayor del cabildo, Alberto de Churriguera, por lo que se realizaron únicamente algunas de las modificaciones propuestas por Ribera. En terremoto de Lisboa de 1755 volvió a poner a prueba la estabilidad del edificio, por lo que se hizo necesario acometer nuevas reformas. Anotado en uno de los bordes del papel encontramos un comentario de Carderera, donde se felicita de que lo proyectado por Ribera no llegara a ejecutarse, juicio repetido después una y otra vez cuando se ha comentado este dibujo. A pesar de estas críticas, es difícil saber si, de haberse llevado a cabo, la solución de Ribera hubiera sido suficiente para garantizar la estabilidad de lo construido ante la violencia del terremoto, pero es evidente que se trataba de una respuesta inteligente que reforzaba el edificio donde más lo necesitaba.