Los calendarios están ilustrados con figuras y retratos de niños. Hay un calendario con el retrato de una niña posando con flores ("Papelería Vila") y otro en el que una niña posa como si fuese una actriz. Resulta curiosa la imagen con que se representa a los niños en algunos calendarios ("Comercio José Ovelar") a los que se les coloca en actitudes propias de adultos: fumando, bebiendo, leyendo la prensa. Otras veces aparecen en actitudes más propias de los niños: es el caso de una escena en la que un niño juega a ser el fotógrafo de una niña. La fábrica "Mantecadas El maragato" de Astorga ilustra sus calendarios con niñas con lazos en el pelo y flores en las manos.  Un caso curioso es el calendario del "Comercio José Ovelar" ilustrado en cromolitografía con una niña pequeña escuchando el tictac de un reloj, imagen que seguramente se ha tomado de una fototipia que forma parte de la colección de cromos de Ephemera.

Los comerciantes hacían imprimir sobre las ilustraciones el nombre del producto o de sus establecimientos convirtiendo estos calendarios en vehículo publicitario y en objeto decorativo y práctico a la vez. Las hojas de los calendarios se han perdido con el tiempo, aunque muchos de éstos son muestras del taller y nunca fueron utilizados como tales calendarios.

Los calendarios murales presentan tamaños y formas diversas: rectangulares o circulares y la mitad tienen sus bordes troquelados. En la parte inferior se prendían las hojas del calendario. Muchos conservan el remache que servía para colgarlo en la pared. La técnica más empleada es la cromolitografía muchas veces resaltadas por medio de un marcado relieve y el troquelado de sus bordes.

La firma del ilustrador Dimas aparece en la parte inferior de un calendario.

Los datos del taller litográfico de Valencia "S.Durá" figuran en uno de los calendarios.