La llamada “controversia inmaculista”, debate teológico sobre el dogma de la Iglesia Católica sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen María, hizo correr ríos de tinta con argumentos a favor y en contra, llegando a su máximo apogeo en el siglo XVII. España encabezará la defensa del dogma, defendido no solo por teólogos sino también por los propios monarcas, especialmente Felipe III y Felipe IV. Fue este último quien, tras enviar embajada a Roma, consiguió por fin una respuesta papal a favor que quedó reflejada en el breve de Alejandro VII publicado el 8 de diciembre de 1661.
Por esta razón, en 1662 se publicaron gran cantidad de papeles para dar a conocer esta respuesta favorable que permitía celebrar esta invocación mariana. Uno de los más llamativos es este mudo romance impreso por María de Quiñones donde podemos leer o descifrar a través de pictogramas el romance que Gerónimo González Velázquez le dedicó a la Inmaculada Concepción.
Impresso en Madrid : por Maria de Quiñones