La revolución feminista de la falda pantalón
La primera vez que las mujeres se vistieron con esa prenda fueron acosadas por hombres que las insultaban y tuvieron que ser protegidas por la policía
En 1911, cuando en casi ningún lugar del mundo existía el sufragio femenino, la introducción en la moda de una en apariencia inofensiva prenda que daba mayor comodidad a las mujeres produjo una conmoción de tal magnitud que hizo temblar el sólido edificio del universo masculino. La falda pantalón hizo casi tanto por la ampliación de los derechos de la mujer como las manifestaciones de las sufragistas. Antes de ese año las mujeres habían usado esa prenda para montar a caballo o ir en bicicleta, pero ponérsela como vestido de calle fue lo que desató las iras de muchos hombres tanto en España como en toda Europa.
La moda de la falda pantalón en la revista Por esos mundos
No todas las mujeres aplaudieron la falda pantalón, ni siquiera activistas de mentalidad avanzada como Carmen de Burgos, Colombine, la primera periodista profesional española. En un artículo que publicó en enero de 1911 en la revista Por esos mundos, titulado ‘Extravagancias de la moda’, afirmó que la coquetería femenina estaba amenazada por la falda pantalón, hija legítima del feminismo:
Pobres de nosotras, las mujeres modernas, que hemos de correr por oficinas y almacenes. Estamos condenadas al pantalón hombruno, desprovisto de gracia y contrario a la estética… Creo que la humanidad será tanto más perfecta cuando las mujeres sean más mujeres y los hombres más hombres. Hasta en el traje…
El artículo venía acompañado de fotografías de dos mujeres con falda pantalón, una a la moda norteamericana y otra a la francesa, aunque no había gran diferencia porque ambas prendas, de corte recto, parecen una falda partida en dos con amplio hueco para las piernas.
Mujeres con varios tipos de falda pantalón en la revista Hojas selectas
La moda francesa, siempre más preocupada por la estética, pronto se desmarcó y el diseñador Paul Poiret, el Picasso de la moda, introdujo los pantalones bombachos sujetos a los tobillos inspirados en las mujeres de los harenes orientales. Otros modistos le siguieron. Era el último grito y el escándalo fue mayúsculo.
En la revista Hojas selectas se pueden ver mujeres en París con varios tipos de falda pantalón dentro de un amplio reportaje en el que se informa de cómo hasta en la misma capital de la moda la nueva prenda había indignado a una buena parte de los hombres por usurpar al sexo masculino la prenda simbólica de virilidad y supremacía.
En Madrid, la primera escaramuza se produjo el 15 de febrero, cuando dos mujeres jóvenes que aparecieron por la Puerta del Sol vestidas con falda pantalón tuvieron que refugiarse en una tienda para huir de un grupo de hombres que las acosaban dirigiéndolas palabras soeces.
Al día siguiente la prensa se hizo amplio eco del incidente. El Imparcial, uno de los periódicos de mayor difusión, llevaba la noticia a su portada con el expresivo título ‘Debut desgraciado en Madrid’. Este es un extracto del relato:
Anoche, a las nueve, cuando la Puerta del Sol estaba concurridísima, desembocaron en ella dos señoritas, muy lindas y airosas que gozaron del privilegio de atraerse todas las miradas. Ambas lucían bravamente la novísima falda-pantalón. El público de la popularísima plaza tuvo unos momentos de estupor pero pronto se repuso y echó a andar en masa detrás de las audaces innovadoras…A los pocos instantes la aglomeración fue tan imponente que las dos señoras se inmutaron. De la muchedumbre masculina que las rodeaba, y aun las ceñía, tan pronto surgía un elegante surtidor de chicoleos atrevidos como un huracán de indignados apóstrofes. Afortunadamente, unos cuantos guardias, serios y graves, habianse impuesto la galante misión de escoltarlas y protegerlas contra el contacto de las masas…En la calle del Carmen, casi esquina a la Puerta del Sol, las señoritas vieron una perfumería y se refugiaron en ella.
Afuera de la tienda hicieron guardia dos agentes y las heroínas de esta aventura tuvieron que esperar hasta que la noche avanzara para salir y coger un coche de punto que las llevara a su casa.
Pronto se produjeron incidentes parecidos en otras ciudades de España. El día 26 de febrero, la revista satírica Gedeón publicó a toda página un dibujo en el que recreaba en caricatura la escena de la Puerta del Sol, con un grupo de energúmenos persiguiendo a dos mujeres con falda pantalón.
Al pie del dibujo se reproducían con ironía mordaz unos versos aludiendo al tradicional sentido del honor del hombre español para defender a una dama en peligro y cómo en este caso había dejado mucho que desear.
La Correspondencia de España inició el día 20 una encuesta sobre la falda pantalón. La modista Ángela Leblanc, de notable influencia en el mundo galante, era radicalmente contraria:
Mi opinión sobre la falda pantalón que los modistos de París tratan de imponernos es que me parece una monstruosidad, un aborto del arte de vestir. Dudo que ni en París se generalice esta creación.
Entre las damas consultadas ese día había empate entre las que aceptaban la nueva prenda y las que la rechazaban. Entre las primeras, una que se identificó como Lola, aludiendo al incidente de la Puerta del Sol, señalaba:
…Eso de que trescientos hombres sigan a dos mujeres guapas y elegantes por el hecho de serlo y las coreen entre piropos malsonantes, apóstrofes y hasta silbidos, obligándolas a requerir el auxilio de los guardias y a tener que refugiarse en una tienda, la verdad, no me parece propio del pueblo de la proverbial galantería. Yo opto por la falda-pantalón por considerarla, además de elegante, útil y provechosa en el orden de la higiene, de la comodidad y de la economía.
Entre las mujeres contrarias destacaba una señora de Segovia que era tajante:
Al leer La Correspondencia se me ocurre pensar que en Madrid se han vuelto locos. ¿Cómo es posible que se piense en llegar al escándalo de que las mujeres llevemos pantalones? Por estas tierras no se usarán nunca, ni aunque los impongan por ley.
Una joven de París con falda pantalón en la revista La Actualidad, de Barcelona
Con el sugerente y a la vez provocativo título ‘Las señoras se ponen lo pantalones’, la revista La Actualidad de Barcelona publicaba el día 21 a toda página la foto de una ‘mademoiselle’ parisina con la prenda de marras, una falda pantalón más falda que pantalón tan recatada que sorprende vista ahora cómo pudo causar tal escándalo.
Pero el mismo día 21 de febrero se podía leer en La Correspondencia algo ocurrido en Valencia peor que lo de Madrid:
Al anochecer se ha promovido un formidable escándalo en la calle de San Vicente, motivado por la aparición de tres agraciadas jóvenes que vestían las tan discutidas faldas-pantalón. Un numeroso gentío las siguió, piropeándolas primero y familiarizándose luego hasta el extremo de darlas palmaditas. Las jóvenes huyeron y se refugiaron en una ebanistería. El público se estacionó ante el establecimiento, silbándolas y dirigiéndolas improperios, viéndose obligado el dueño del establecimiento a cerrar las puertas del mismo y dar aviso a la autoridad. Acudieron los guardias de seguridad y condujeron a las tres elegantes al retén, seguidas de millares de personas que intentaban despojarlas de las ‘jupes-pantalón’…
El mismo periódico, muy volcado con el asunto, publicó ese mismo día la opinión del dramaturgo Jacinto Benavente, quien años después recibiría el Premio Nobel de Literatura. Las palabras de Benavente resultaron proféticas:
Todo será que la vista se acostumbre. La caricatura y el teatro, pretendiendo ridiculizar la nueva moda, serán sus mejores propagandistas. Después, las pastorales de algunos obispos y las predicaciones anatematizadoras acabarán por decidir el éxito. En cuanto las mujeres crean que la moda es invención del demonio, no dudarán en aceptarla, seguras de que el demonio es muy inteligente en tentaciones.
El periódico recogía de nuevo la opinión de mujeres. La de la marquesa de Armental era clarividente:
Señor director: La moda de los pantalones llevados por mujeres no es más ni menos moral que otra alguna; la malicia, si la hubiere, estaría en el observador, no en lo observado…
Dibujo que recrea el acoso a mujeres con falda pantalón, en la revista Gedeón
Y la opinión de otra mujer que firmaba simplemente como ‘Una madrileña’ era tajante y castiza:
Mientras no se tomen serias medidas para civilizar la capital de España, será imposible ponernos las faldas-pantalones
Pero lo cierto es que los incidentes se daban en ciudades tan cosmopolitas como París y Londres. En esta última, donde el movimiento sufragista tenía tanta fuerza, también las mujeres que vestían la odiada prenda tenían que salir huyendo, como contaba La Época:
Una señora, acompañada de un caballero, se presentó luciendo la nueva falda-pantalón en Regent street. Su aparición fue saludada con risas y palabras que obligaron a la pareja a refugiarse en un establecimiento…
El día 22 en El Globo se podía leer en portada cómo otra mujer con falda pantalón, que iba acompañada de una sirvienta y un niño, fue rodeada en la calle Mayor de Madrid por un centenar de personas que la silbaban y hacían burla de ella. Una pareja de guardias intentó disolver la concentración sin conseguirlo y la señora tuvo que entrar en una tienda para protegerse.
En un tono castizo y humorístico, en El Imparcial del día 23 el célebre periodista Mariano de Cavia escribía que no comprendía este rechazo a una prenda que ni era falda ni pantalón, ni chicha ni limoná, y animaba a los hombres a quienes no gustara la nueva moda a ponerse la falda escocesa para luchar contra las mujeres en el terreno de la indumentaria.
Pero los incidentes iban en aumento. Todo un marqués tuvo que defender a su mujer y a otra dama a bastonazos en la carrera de San Jerónimo cuando un grupo de golfos empezó a insultarlas. La policía llegó a detener a cuatro de ellos. La Época publicaba el nombre de los detenidos y animaba al resto de la prensa a publicarlos. Así podría aplicárseles la sanción moral que merece su innoble proceder.
Tras señalar la salvaje cacería de señoras llevada a cabo por la escoria social de la ciudad, este mismo periódico llevaba a su portada de nuevo el día 25 el asunto dando una relación de incidentes en distintos puntos de Madrid y urgiendo a actuar a las autoridades con contundencia, en especial al jefe superior de Policía, a quien acusaba de no hacer nada.
La reacción fue inmediata y al día siguiente el periódico daba cuenta de las medidas tomadas:
Anoche patrullaron varias parejas montadas por la Puerta del Sol y calles más próximas. Además se ha organizado un servicio especial de 60 guardias para reprimir los alborotos que se produzcan.
La situación había llegado a tal punto que hasta el presidente del Gobierno, José Canalejas, se había reunido para hablar de ello con el ministro de Gobernación y el jefe superior de Policía. Este dijo que se estaba reprimiendo con energía a los alborotadores y se habían practicado detenciones. En efecto, los agentes habían comenzado a usar sus sables para cargar contra los acosadores de las mujeres.
En Barcelona, había habido también incidentes aunque no tantos como en Madrid. El día 28 de febrero el diario católico El Siglo Futuro daba como noticia que:
En el paseo de Gracia se ha exhibido una señora con falda pantalón permaneciendo indiferente el público.
O sea, la noticia era la normalidad.
La Correspondencia de España, por su parte, hizo público el resultado de la encuesta que había llevado a cabo entre mujeres durante esos días. El periódico había recibido un total de 1.389 cartas, de las que 980 se habían mostrado contrarias a la falda pantalón, 382 a favor y había habido 27 indecisas.
Al entrar en marzo, la tensión comenzó a aflojar. Prosiguieron los incidentes pero más espaciados. El día 2, en Nuevo Mundo, podía verse una foto de varias señoras en el establecimiento Old England de Barcelona encargando un nuevo modelo de falda pantalón. En otra imagen (arriba) podía verse un nutrido grupo de personas a la puerta de los almacenes esperando a que saliera alguna clienta con la prenda puesta.
La nueva moda no había gustado a la Iglesia, siempre vigilante en cuestiones de moralidad. El obispo de la Habana llegó a prohibir a las mujeres entrar vestidas a la iglesia con falda pantalón. El 6 de marzo, El Heraldo de Madrid recordaba la opinión del Papa, que había condenado en alguna ocasión la versatilidad de los modistos, a quienes un deseo inmoderado de novedad inspira fantasías cada vez más peligrosas.
Una falla en Valencia con la caricatura de una mujer con pantalón y un hombre con falda, en La Actualidad
Pero la popularidad de la falda pantalón, para bien o para mal, era ya imparable y ese año fue protagonista de las Fallas valencianas, siempre atentas a caricaturizar las polémicas del momento. El día 21, La Actualidad publicaba la foto de una de las más celebradas que representaba un trueque de indumentaria: una mujer con pantalón y un hombre con faldas.
También la nueva prenda había triunfado en el teatro. En Nuevo Mundo podía verse la imagen de una popular cupletista que cantaba un tema alusivo a la falda pantalón.
Ya en abril, el periódico El Día se hizo eco de una noticia ocurrida en la ciudad alemana de Halle que informaba del completo triunfo de la prenda entre el elemento femenino. Lo realmente asombroso del caso es que las mujeres confraternizaban de tal manera que no había diferencia de clases sociales.
…Desde hace más de un mes no se ve en las calles y plazas de Halle más que mujeres con jupe-culotte. Como las señoras y señoritas de la clase acomodada consideraron desde el primer instante que la innovación era cómoda, estética é higiénica, las pequeñas burguesas y las mujeres del pueblo siguieron su ejemplo sin vacilaciones.
Los hombres quisieron oponerse en nombre del decoro masculino; pero la unanimidad del sexo femenino de Halle fue tan grande que todas sus protestas, censuras y críticas resultaron infructuosas. Entusiasmadas con su fácil victoria, las mujeres de Halle han decidido convertirse en propagandistas de la falda-pantalón. Ayer celebraron un mitin en el teatro más amplio de la ciudad. No asistió á dicho acto ningún hombre. Todas las localidades estaban ocupadas por mujeres de las diversas clases sociales. La esposa del banquero se confundía con la menestrala, y la cónyuge del comerciante con la del empleado… El acto terminó a los gritos de: —¡Viva la falda-pantalón! ¡Abajo las enaguas!...
Un grupo de patinadores en un recinto deportivo de Barcelona, en La Unión Ilustrada
Para la práctica deportiva, por la soltura con que permitía los movimientos, la nueva prenda era ideal. En La Unión Ilustrada puede verse esta imagen de patinadoras en Barcelona.
Una aviadora en París con falda pantalón, en la revista España Automóvil
En el naciente mundo de la aeronáutica daba facilidad a las mujeres para subir y bajar del avión. La revista madrileña España Automóvil publicó el 15 de abril una foto de una aviadora en París con falda pantalón.
A medida que transcurría el año 1911 la nueva moda se iba consolidando sin que faltaran de vez en cuando incidentes que saltaban a los periódicos. No hay noticia de que en España pasara nada realmente grave, pero sí ocurrió una tragedia en el mes de junio en Bucarest, La Correspondencia de España lo contó así:
La Srta. Vassili Monroi, hermosísima joven, muy conocida en el mundo aristocrático, tuvo una discusión con su prometido, Ignai Jovanesko, y con el propósito deliberado de llevarle la contraria, al día siguiente mismo salió a pasear vistiendo la falda-pantalón. Su novio la encontró en el paseo, y sacando un revólver, la disparó un tiro en el corazón, dejándola muerta. El agresor fue detenido en el acto, y no sólo no mostró arrepentimiento, sino se jactó de lo que había hecho: «Mil veces, en análogas circunstancias, haría lo propio. No podía casarme con una mujer que trataba de imponérseme y, al mismo tiempo, no podía vivir sin casarme con ella. La única solución era matarla y matarme yo luego. Esto último no me han dejado tiempo de hacerlo; pero espero que los Tribunales dispondrán de mi vida. Se lo agradezco desde ahora».
Tras la I Guerra Mundial y la masiva participación de las mujeres en el mundo laboral en Europa, los pantalones se fueron imponiendo como prenda corriente en el vestuario femenino. En los años 20 las mujeres que los habían visto con prevención lo aceptaban ya sin reparos y en la década siguiente el triunfo era ya completo.
Portada del diario Ahora con dos mujeres vestidas con pantalones
El diario Ahora, uno de los grandes rotativos del periodo republicano en España, dedicó su portada a las mujeres con pantalón en su edición del 24 de febrero de 1933. Bajo la fotografía de dos mujeres norteamericanas y con el título: ‘Ya se los han puesto definitivamente’, el periódico recordaba:
¿Se acuerdan ustedes del escándalo que se produjo en el mundo hace veinte años, cuando apareció aquella falda-pantalón tan tímida, tan femenina, con la menor cantidad de pantalón posible? Pues en estos días, casi sin protesta de nadie, las mujeres se han puesto definitivamente los pantalones como la cosa más natural del mundo…
Y así era en España también en 1933, año en que las mujeres españolas iban a votar por primera vez en unas elecciones, como si esa prenda significara algo más que una nueva moda y hubiera acompañado a las mujeres desde su aparición como un símbolo de su lucha por los derechos a la igualdad con el hombre.
Excelente e interesante. Felicitaciones