125 años de viaje submarino
Para cuando llegaron las personalidades, una multitud se agolpaba en el arsenal de la Carraca. Nadie quería perderse el hecho histórico sin precedentes, aquella maravilla de la técnica y de la navegación submarina ideada por un marino cartagenero. Y en esos años convulsos, de amenazas y conflictos bélicos, en España escaseaban los héroes-inventores y los éxitos envidiados por el resto del mundo.
Este artículo de La ilustración española y americana cuenta cómo el “submarino Peral”, empujado por dos hélices, un novedosísimo motor eléctrico y la inmensa expectación, “se deslizó con rapidez y seguridad por los raíles, entrando en el agua majestuosa y gallardamente […] y la concurrencia, que era muy numerosa, prorrumpió en vivas y aplausos”. Todo funcionó de acuerdo a los cálculos de su creador.
En junio de 1890 llegó la prueba definitiva de inmersión y el éxito fue rotundo.
Y Peral se convirtió en uno de los personajes más famosos del momento. En etiquetas de bebidas, cajas de cerillas o abanicos se mostraba a Isaac Peral, nuevo icono de la modernidad. Polkas, valses y pasacalles se componían en su honor, y hasta dramas como este ¡¡Viva Peral!!.
Y de la hazaña daban cuenta periodistas y cronistas, como en este número de La ilustración española y americana, para que 125 años después podamos hoy comprobar en las páginas de la Hemeroteca Digital qué significó aquel hecho sin precedentes.
Pero contra todo pronóstico, el gobierno de Cánovas del Castillo paralizó el proyecto de construcción del “submarino Peral”. Y en las razones tras esta sorprendente decisión, que despertó la indignación pública y elevó aún más la figura heroica del genio maltratado, parece que se entrecuzaron razones de Estado, intrigas y espionaje industrial, para construir una de las historias más rocambolescas de la historia de la ingeniería civil.
Desde el mismo día de su botadura surgían proyectos sospechosamente similares en distintos lugares de Europa (en París, por ejemplo, “rara coincidencia” que registra un cronista en La Ilustración española y americana); los defensores del proyecto como Madariaga o Echegaray sufrían incidentes judiciales. Y en un discreto fondo, la figura de Basil Zaharoff, comerciante de armas griego-ruso del que se dice que provocó numerosos conflictos internacionales con sus turbios negocios y pocos escrúpulos, vendiendo armas alternativamente a los dos bandos enfrentados en la Primera Guerra Mundial.
Ante las sucesivas negativas de Peral a negociar con Zaharoff, éste se propuso boicotear el nuevo submarino. Y lo consiguió.
Esta crónica de 1935 recuerda a este oscuro y enigmático personaje y su relación con nuestro país, y al relato se añade además un romance malogrado con una duquesa española.
Y si hoy nos sorprende la extravagancia de la historia, más habría sorprendido a la concurrencia que “prorrumpía entre vivas y aplausos”, testigo del éxito rotundo del invento, aquel 8 de septiembre de hace 125 años. Os invitamos a descubrirla entre las páginas de la Biblioteca Digital Hispánica.
En este podcast de RNR hablan sobre este misterioso sabotaje. Muy atinados los enlaces y muy bueno el post, como siempre http://www.rtve.es/alacarta/audios/documentos-rne/documentos-rne-odisea…