Así éramos: Los españoles pintados por sí mismos
“Lo que nuestros predecesores no hicieron por nosotros, lo haremos para nuestros nietos”. Así define Jules Janin, en 1840, la obra Les Français peints par eux-mêmes (Los franceses pintados por sí mismos). Subtitulada como Enciclopedia moral, se trata de una colección de cinco volúmenes dedicados a la naturaleza de los franceses.
Los españoles pintados por si mismos
Este proyecto, del editor parisino Léon Curmer, inspira a Ignacio Boix a editar, en 1843, Los españoles pintados por sí mismos. Al igual que su homóloga francesa, la obra cuenta con las mejores plumas de la época, como Mesoreno Romanos (bajo el seudónimo de El Curioso Parlante) o José Zorrilla. Todo ello ilustrado gracias a los más destacados xilógrafos del siglo XIX.
Ignacio Boix y Blay (Tarragona, 1807 - Valencia, 1862) fue una de las grandes figuras de la edición española de la primera mitad del siglo XIX. Su labor como editor y como impulsor de la tipografía española le llevaron a recibir la medalla de Caballero de la Orden de Carlos III, la Cruz de Isabel la Católica o los cargos de Impresor de Cámara de Su Majestad e Impresor del Ayuntamiento de Valencia.
De origen humilde, Boix abrió, con tan solo 23 años, su primera librería. Entre 1840 y 1845 su negocio ya era muy próspero: tenía un taller en Madrid (el más moderno de la capital), otro en Tarragona y ocho librerías en España y Ultramar. Es en esta época cuando edita sus obras más reconocidas, como Los españoles pintados por sí mismos o Panléxico. El editor tarraconense, además, consiguió importantes acuerdos con organismos oficiales, como el que le llevó a editar Recopilación de leyes de los reinos de las Indias (1840) o las Fábulas (1840) de Samaniego.
Sin embargo, en 1850 se vio obligado a marcharse a París debido a las cuantiosas deudas que había contraído con Fagoaga, director del Banco de San Fernando. En la capital francesa puso en marcha una librería, una sociedad editorial y un gabinete de lectura. Aun así sus problemas no dejaron de aumentar y volvió a España en 1956, instalándose en Valencia. Allí, a la edad de 55 años, fallecía en la pobreza.
Los españoles pintados por sí mismos no solo representa el momento más prolífico del editor Ignacio Boix, también refleja el resurgimiento del grabado en madera (xilografías a la testa o a contrafibra), en este caso obras de Lameyer y Ortega.
Francisco Lameyer y Berenguer (Puerto de Santa María 1825 – Madrid 1877) fue un pintor, dibujante y grabador[1] gaditano del siglo XIX. Admirador de Goya y Alenza en su juventud, y de Delacroix y Fortuny en su madurez, tuvo que compaginar su carrera de artista con la de militar (en la que ingresa por intervención de su tío). Gracias a esta última, Lameyer pudo recorrer Europa, África y Oriente. Su obra, dividida en dos etapas, tiene como punto de inflexión su destino al archipiélago Filipino. Desde su regreso, en 1859, el pintor se sumerge en el “orientalismo” de corte francés. A él le debemos la portada, y muchos otros dibujos, del primer tomo de Los españoles pintados por sí mismos, donde regresa al costumbrismo de su primera época con Alenza.
Calixto Ortega Matamoros, pintor, grabador e ilustrador español[2], destaca por sus colaboraciones en numerosas publicaciones de la época, como Semanario Pintoresco Español, Observatorio Pintoresco o Los españoles pintados por sí mismos, y por las copias de grandes maestros como Las lanzas de Velázquez.
Pero si por algo se caracteriza Los españoles pintados por sí mismo es por la búsqueda de las raíces del sentimiento nacional y por la exaltación de la personalidad. A través de noventa y nueve artículos breves, la propia obra conforma un esbozo del carácter español.
¿Quiénes recorrían las calles que hoy recorremos nosotros?, ¿quiénes paseaban por las plazas que en 2017 se llenan de turistas? Hagamos un breve viaje por diez tipos españoles que cualquiera podía distinguir en 1843. Quién sabe, quizás reconozcáis alguno…
“Quiero, sin embargo de esto, que sepas que los autores de Guzman el Bueno, Detrás de la Cruz el diablo, Los amantes de Teruel, Don Álvaro o la fuerza del sino, No ganamos para sustos, el Diablo Mundo, (poema) Simón Bocanegra y otros largos de enumerar serán siempre tenidos como verdaderos Poetas, sea cualquiera su vida, su reputación y su fortuna; y por más que sus envidiosos y detractores les disputen los derechos a semejante título, sus nombres pasarán con sus obras a la posteridad, y no les faltarán tarde o temprano ni una corona de laurel para su sepultura después de su muerte, ni un admirador durante su vida mientras pueda latir el corazón de José Zorrilla”
“Un nuevo tipo se ha introducido recientemente en España, la mujer socialista, mujer filósofa más bien que política, de alas de fuego que atraviesan de un vuelo la infinidad, de ojos de águila que sondean de una mirada el porvenir, mujer profunda, mujer sublime, mujer de genio, sacerdotisa y profetisa de la emancipación futura de su sexo” Gabriel García y Tassara.
“Concluiremos, pues, confesando, que la vida estudiantina, si bien se mira, constituye una de las épocas más felices de la vida, y si no fuera por atender al modus vivendi, era cosa de echarse a Estudiante, de profesión. La edad juvenil, la compañía de Estudiantes vivarachos y de buen humor, la independencia y franqueza, que da el solo el nombre de Estudiante contribuyen a prestar a este tipo un colorido, que a no verlo pareciera ideal” Vicente de la Fuente.
“Ahora ya no puedo hacer más que indicarles la MORAL QUE RESULTA DE ESTE ARTÍCULO. Que cuantos más cigarros consuman los fumadores, tantas más mujeres pueden ganarse el pan honradamente; y que si el fumador de tabaco (fumador noble) es eminentemente filantrópico, por este concepto, los que fuman salvia, anís o yerba luisa, son criminales en alto grado, y queda probado que tienden a desmoralizar la sociedad” Antonio Flores.
“Los farmacéuticos actuales han colocado la ciencia en España, casi al nivel que ocupa en otros países más adelantados que el nuestro […]
Interesados están los que dedican a tan honrosa profesión, de conservarla todo el decoro que exige el objeto de sus tareas, aislando y persiguiendo a ese cúmulo de charlatanes que vulgarizando lo que no entienden, todo lo prostituyen y a quienes de momento no hemos querido nombrar hasta la última línea de este artículo” Antonio Flores.
“La Casera no se da por vencida hasta que llega a ser muy vieja, que sustituye su autoridad en una de sus hijas, si las tiene. […] Porque entre nosotros han sabido siempre mandar las mujeres con más tino y garbo que los hombres, y quedarás convencido de que España abunda en tipos originales” José María Tenorio.
“¿Y todavía hay Ejecutores? Sí, pululan por todas partes como la mala yerba, porque el interés y la codicia en nada reparan. Hay Ejecutores. Como hay comerciantes avaros que se arrojen al mar embravecido; como hay mineros que vivos se sepulten en las cavidades de la tierra; como hay aeronautas que asalten el cielo; como hay ministros de todas las situaciones, por apedreadas y silbadas que sean. Y habrá Ejecutores mientras los pueblos deban; y deberán ínterin que les pidan más que pueden; y pedirán mucho mientras mucho se gaste; y gastaran más cada día que crezca la inmoralidad; y crecerá en tanto que el gobierno sea injusto; y lo será mientras el pueblo consienta; y lo aguantará ínterin los hombres pobres sean tan pobres hombres; es decir, por los siglos de los siglos” Fermín Caballero.
“Felizmente, en los tiempos que alcanzamos, las costumbres han adelantado lo bastante para que la Celestina se considere como un peón que sobra y como pieza que no tiene aplicación.
Las negociaciones de amor suelen hacerse ahora directamente y sin necesidad de mandato o procuraduría. Denos Dios larga vida para ver hasta dónde en este ramo podemos llegar progresando” El Solitario.
“Llega a la posada, se entiende dentro de Madrid, saca sus chorizos de las banastas, pone en las alforjas los que caben, y aquí tiene Vds. un ciudadano que de en cuarto en cuarto va vendiendo la rica hacienda, y aconsejando a las madres de familia que acostumbren a sus hijos a comer chorizos porque es un alimento muy sano y sabroso.
Señora, suelen decir, si Vd. No me los quiere pagar ahora, (pero esto siempre lo dicen a quienes saben que ha de pagarles) será después y por eso no reñiremos. Resultado final; que los chorizos de la sierra de Ávila se convierten en plata madrileña, y cuando el Choricero ha logrado un capitalito tira las alforjas y logra hacerse Alcalde de su lugar” Abenamar.
“Generalmente las casas de huéspedes son tenidas por una matrona viuda o jubilada, cuya historia anterior suele ser un secreto de estado. Solo se sabe, por ejemplo, que es vizcaína, por su apellido Arrevaygorrirumizaeta, y por sus admirables manos para aderezar el bacalao; que es andaluza, por su gracia parlera, lo aljofifado de los ladrillos, y el tufillo de azúcar y benjuí; que es castellana, por su frescura, su aseo y su franca sequedad. Por lo demás, si su difunto consorte murió en este u el contrario bando, en la batalla de Mendigorría; si su padre era o no era intendente de Tlascala en tiempo de Hernán Cortés; si tiene o no tiene un primo colector de bulas en Ávila de los Caballeros; si su hija está o no casada con un capitán de marina al servicio del Japón; esto es lo que ella sabe, lo que ella cuenta, o lo que ella calla, lo que nadie cree, o lo que a ninguno le importa” Mesonero Romanos bajo el seudónimo de El Curioso Parlante.
“Antes de concluir queremos advertir que hay en el mundo muchos caracteres, que aunque con distinto nombre pertenecen a nuestro tipo. Algunos capitalistas, diplomáticos, proyectistas y hombres políticos, ¿son por ventura otra cosa más que jugadores con fortuna?” Leopoldo Augusto de Cueto.
Texto: Laura Alonso Arce Video: Borja Sierra Núñez
[1] Algunas de las obras de Francisco Lameyer y Berenguer: Interior con moros, óleo sobre tabla, 38 x 54 cm, hacia 1870; Asalto de moros a un barrio judío, óleo sobre lienzo, 133,7 x 103,5 cm, hacia 1865; María Belén Berenguer y Rodríguez, óleo sobre lienzo, 92 x 78 cm, hacia 1870.
[2] Algunas de las obras de Calixto Ortega: Enrique III el Doliente, óleo sobre lienzo, 220 x 140 cm, 1848; Leonardo Alenza, xilografía [madera a la testa] sobre papel avitelado, 113 x 86 mm, 1839 – 1855; Retrato de Francisco Zurbarán, xilografía (madera a la testa) sobre papel avitelado, 127 x 107 mm, 1839-1855.
Webgrafía
Ignacio Boix Blay, en Filosofía.org
Enciclopedia del Museo del Prado: Lameyer y Berenguer, Francisco
[…] por la Biblioteca Nacional de España, compartido en su canal youtube, que nos acerca a la obra de Ignacio Boix Los españoles pintados por sí mismos, en la que refleja el resurgimiento del grabado en madera […]