Una nutrida modalidad de epístolas es la de las firmadas por la ancha familia de escritores, artistas e intelectuales, cuyo despliegue debe mucho a los humanistas y a la emergencia de la figura del autor en los tiempos del Barroco. Durante los siglos XVI y XVII fueron notables los carteos de gentes tan cultas como Erasmo de Rotterdam, Luis Vives, Benito Arias Montano, Don Vicente Nogueira, el jesuita Antonio Vieira o el mismo Quevedo. En ellos tien su origen una manera de escribir cartas con el propósito de «transmitir a los otros las propias ideas y pensamientos» y que tuvo su continuidad en los epistolarios ilustrados de Madame de Sévigné, Mayans, Feijoo o Cadalso, entre otros, antes de convertirse en pieza central de las letras contemporáneas.