Con la llegada de la Edad Contemporánea, la correspondencia se convirtió en el medio de comunicación por excelencia. Desde los reyes y aristócratas hasta las clases populares, todos dedicaron buena parte de su día a día a escribir y leer cartas. Este uso masivo de la carta fue inseparable del generalizado aumento de la alfabetización de mediados del siglo XIX y primera mitad del XX, alcanzándose en Europa tasas de entre un 60% y un 90%.