García de la Huerta, Vicente
García de la Huerta, Vicente
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Polémico poeta, dramaturgo y bibliotecario nacido en Zafra en 1734. Durante sus primeros años estableció su residencia, por motivos laborales de su padre, en Aranda de Duero y Madrid, para luego marchar a Salamanca a estudiar Gramática y Artes en 1747, carrera que no acabaría.
Controvertido personaje
En 1754 comienza su década madrileña, marcada por la tranquilidad y por sus primeros éxitos profesionales. Entre ellos destacan la publicación, con solo veintiún años, de su Endimión (1755) o el reconocimiento de entidades como la Real Academia Española, en la que ingresó en 1755; de la Real Academia de la Historia, de la que fue miembro honorario; o las academias Sevillana de Buenas Letras y de Bellas Artes de San Fernando. También se ganó el favor del duque de Alba, a cuyo hijo, el duque de Huéscar, había dedicado el poema. Bajo el mecenazgo de esta poderosa casa escribió su Biblioteca Militar Española (1760) y se introdujo en la profesión de bibliotecario, que luego ejercería en la Real Biblioteca (actual Biblioteca Nacional de España) bajo el cargo de escribiente primero.
En 1757 casó con la dama Gertrudis de la Carrera y Larrea. El divorcio que solicitó en 1776 (entre otros motivos, por sospechar de la infidelidad de ella con el conde de Aranda, protector de la dama), conduciría al autor a un conjunto de procesos que terminarán en el destierro. Ante ciertas amenazas del conde, el dramaturgo optó por partir a Francia sin permiso real, hecho que, en un contexto político revuelto tras el motín de Esquilache, aumentó las sospechas de un gobierno que ya tenía al de Zafra bajo observación. Muchos indicios, desde la estrecha relación del poeta con su hermano jesuita hasta su «sediciosa» Raquel habían despertado en gobernadores como el marqués de Grimaldi y el conde de Fuentes (embajador español en París) un especial interés por conocer su paradero y el contenido de su correspondencia (dado que su amiga, Margarita Hickey y Pellizzoni, se encargaba de informarle de los avances de su pleito).
Los siguientes meses ya años estarían marcados por las diversas persecuciones contra el autor, que acabaría desterrado en dos ocasiones: primero en Granada y después en Orán. Además, había sido víctima de una traición por parte de su protector, el duque de Alba. Uno de los motivos por los que fue condenado es literario, pues se le atribuyeron unas cartas burlescas dirigidas al conde de Aranda, conocidas como las Coplas de la Rubia. No volvería a España hasta 1777.
Muchos autores han señalado el carácter decisivo que tuvo el destierro tanto en la personalidad como en la producción literaria del autor. Sin embargo, otros tantos han defendido que simplemente el autor no pudo o quiso adaptarse al nuevo panorama literario español que encontró a su vuelta tras una década fuera, marcado por la pluma de Jovellanos, Forner, Iriarte o Moratín.
Dramaturgo: Raquel (1766) y otras obras
Su obra más recordada es Raquel, estrenada en Orán el 22 de enero de 1772 junto a una loa compuesta precisamente para el acontecimiento. A los teatros madrileños llegó el 14 de diciembre de 1778 aunque con más de un tercio de sus versos censurados y con una versión adaptada de la loa. La crítica ha catalogado la obra como una tragedia neoclásica. El argumento se nutre de una leyenda que ya había aparecido anteriormente en la literatura española, en la que se narran los amores entre Raquel, una judía de Toledo y el rey Alfonso VIII.
Cabe señalar sus «traducciones», si acaso pueden denominarse así los fundidos que el autor realizó partiendo de traducciones anteriores (como las elaboradas por Pablo de Olavide), interpretaciones personales y paráfrasis a su manera. Sin embargo, se escudó señalando su apatía ante las traducciones literales Especialmente relevante resulta su Zaira de Voltaire, a la que llamó La Fe triunfante del amor y el cetro: tragedia, en que se ofrece a los aficionados la justa idea de una traducción poética (1784). Aunque criticó la manera de hacer del clasicismo francés, se nutrió de los éxitos de Voltaire adaptando la obra a la idiosincrasia española. Similar trabajo hizo en Agamenón vengado (1779), reelaboración de la Electra de Sófocles. Conocemos también su Lisi desdeñosa, de la que solo se conserva un manuscrito no fechado, de cuya autoría no cabe duda, pero que nunca llegó a presentarse ante el gran público.
También poeta
Sus composiciones poéticas han pasado desapercibidas ante el ruido de sus polémicas y el reconocimiento concedido a Raquel. Aunque muchos críticos posteriores han señalado su escaso talento para el género lírico, cabe pensar en un relativo éxito, dado que ya en sus tiempos se reconocieron poemas como el Endimión (un poema mitológico escrito en octavas) y se contaba con él para actos públicos como conmemoraciones en las diversas Academias. Allí leyó su Égloga piscatoria en 1760, entre otras obras. Si bien se ha criticado su escasa innovación, se ajustan a los patrones propios de los discursos adulatorios, hecho que se entiende al conocer que el grueso de los ingresos del autor provenía del mecenazgo. Sus Obras poéticas se publicaron entre 1778 y 1779, y posteriormente se reeditaron y ampliaron en 1786. Como sucedió con el teatro, también en sus poesías incluyó traducciones sui generis de composiciones extranjeras.
Crítico y criticado
Especialmente polémico fue su Theatro Hespañol (1785), dieciséis volúmenes (y un suplemento) en los que recoge obras dramáticas del Siglo de Oro español, favoreciendo a la escuela de Calderón y olvidando a grandes figuras como Lope de Vega y sus discípulos. Además, defendió el teatro español atacando la rigidez clasicista de los grandes nombres franceses (Racine, Corneille y Voltaire) e italianos, así como a otros autores españoles alabados por estos «enemigos» de la literatura española, como Cervantes. La publicación de la obra se enmarca en el contexto de «polémica teatral», enfrentamiento entre defensores de las nuevas formas ilustradas y quienes pensaban que el teatro español tenía una identidad propia que había que proteger. Sin embargo, el autor cae en continuas contradicciones, y peca de utilizar argumentos poco eficientes, como anécdotas personales o intuiciones.
Tras la publicación del Theatro Hespañol, fueron muchos los autores que dirigieron composiciones satíricas y burlescas hacia su autor. Tanto Samaniego, Ezquerra, Forner criticaron el modo de escribir de Huerta, así como su Leccion critica a los lectores del papel intitulado Continuacion de las… Por otra parte, varios autores presentaron al de Zafra como un Quijote de las letras españolas: Cándido María Trigueros en Teatro Español Burlesco o Quixote de los Teatros, y Jovellanos, Forner o Moratín en diversos poemas en los que tratan las andanzas de «Antioro de Arcadia» o en la Huerteida. Especialmente conocida es la respuesta del de Zafra a algunos de estos ataques, como el romance El pedo dispersador.
También se le señaló por su participación en los Retratos de los reyes de España de Manuel Rodríguez, para cuyos grabados escribió las semblanzas de los monarcas. Poco tiempo después, se publicó la Carta de un profesor de Alcalá a un amigo suyo en Madrid sobre los Sumarios de los cuatro primeros reyes de Asturias, firmada por Juan Paredes (posible seudónimo de Juan Pérez Villamil), en la que se enumeran diversos errores.
Murió el 12 de marzo de 1787 en Madrid. Su epitafio, escrito por Iriarte, reza que «De juicio sí, mas no de ingenio escaso, / aquí Huerta el audaz descanso goza; / deja un puesto vacante en el Parnaso, / y una jaula vacía en Zaragoza».
(Servicio de Información Bibliográfica)
Cronología
Nace el 9 de marzo en Zafra (Badajoz)
Consigue el puesto de escribiente en la Real Biblioteca (actual BNE)
Estrena Raquel en Orán
Estrena Raquel en Madrid
Fallece en Madrid
Contrae matrimonio con Gertrudis de la Carrera y Larrea
Abandona España entre acusaciones y pleitos de índole política, literaria y personal, agravados en el contexto del Motín de Esquilache. Reside en Granada y en Orán.
Regresa a Madrid
Se publica Theatro Hespañol
- Andioc, R. (1988). García de la Huerta en Orán: Una loa para «La vida es sueño». revista de Estudios Extremeños, 44(2), 311
- Andioc, R. (1993). De estornudos, flatos, y otros modos de dispersar (Huerta y los fabulistas: un nuevo poema satírico). Dieciocho, Vol. 16, núm. 2 (1993), pp. 25-48
- Arce, J. (2016). La poesía del siglo ilustrado. Athenaica Ediciones Universitarias
- Cañas Murillo, J. (1987). Vicente García de la Huerta: (1734-1787). Diputación Provincial de Badajoz, Servicio de Publicaciones
- Cañas Murillo, J. (1988). «Las paces de los reyes y Judía de Toledo», de Lope de Vega, un primer estudio de «Raquel». Anuario de estudios filológicos, (11), 59-82
- Cañas Murillo, J. (2000). «Raquel», de Vicente García de la Huerta, en la tragedia neoclásica española. Anuario de Estudios Filológicos, (23), 9-36
- Cotarelo, E. (1897). Iriarte y su época. Sucesores de Rivadeneyra
- De Cueto, L. A. (1871). Poetas liricos del siglo XVIII (Vol. 61). M. Rivadeneyra
- Deacon, P. (1976). García de la Huerta, Raquel y el motín de Madrid de 1766. Boletín de la Real Academia Española, 56(208), 369-388
- Kerson, P. R. (1986). La Huerteida, de Leandro Fernández de Moratín: un reflejo de la polémica del teatro de su tiempo. In Actas del VIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: 22-27 agosto 1983 (pp. 487-498). Istmo
- Murillo, J. C. (2013). La disputa del «Theatro Hespañol» de Vicente García de la Huerta: cronología de una controversia. Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones
- Pellissier, R. E. (1918). The Neo-classic Movement in Spain During the XVIII Century. The University.