101 obras maestras: ciencia y arte en los museos y bibliotecas de Madrid.
La Biblioteca Nacional de España ha participado en el proyecto 101 Obras maestras: ciencia y arte en los museos y bibliotecas de Madrid, subvencionado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología y coordinado por el departamento de Historia de la Ciencia del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El proyecto pone de relieve la estrecha relación que a lo largo de la historia ha existido entre la ciencia y el arte, a través de una selección de 101 obras custodiadas en los museos y bibliotecas de la capital madrileña, que son descritas en breves fichas a cargo de especialistas.
La BNE ha puesto a disposición del proyecto varias obras: Códice I y Códice II de Leonardo Da Vinci (siglos XV y XVI); De humani corporis fabrica (1543), de Andreas Vesalius; Darwin (1939), de Luis Bagaria; Madrid: vue prise au dessus de la place des taureux (1855), de Alfred Guesdon; Vista del observatorio astronómico, de Isidro González Velázquez; Globo terráqueo de Tomás López (1770-1792), Piedra de Imantar Agujas (1750-1800) y Plano de Madrid (1656), de Pedro Texeira.)
Tres de las obras con las que la Biblioteca Nacional participa en este proyecto son de gran interés desde el punto de vista cartográfico.
El Globo Terráqueo de Tomás López (pieza 10 de la selección), fue adquirido por La BNE recientemente y es una pieza de extraordinaria importancia debido a que no hay referencias de otros globos terráqueos de este autor, que fue el cartógrafo español más relevante del siglo XVII y publicó más de doscientos mapas de los reinos y provincias de España, que cubrían tanto el territorio peninsular como amplias zonas de América.
La Topographia de la Villa de Madrid de Pedro de Texeira (1656) (pieza 26) es el plano más importante de Madrid del siglo XVII. Se trata de un gran plano grabado en veinte hojas de gran precisión y belleza, del que la Biblioteca conserva un magnífico ejemplar. Su autor, Pedro de Texeira Alvernas era miembro de una familia de cartógrafos portugueses y se estableció en España a comienzos del siglo XVII.
La Piedra de imantar agujas (pieza 36 de la selección) era fundamental como instrumento para la navegación, pues durante los viajes transoceánicos que los barcos españoles realizaban en sus expediciones era imprescindible llevar a bordo una pieza similar para imantar las agujas de las brújulas y evitar que perdieran sus propiedades. Se desconoce su verdadera procedencia aunque se piensa que llegó a la Biblioteca Nacional de España como parte de la Colección Real.