Artilugios precinematográficos o la magia de la imagen en movimiento
Albert Einstein dijo que la oscuridad es la luz que no vemos. Jugando con luces y sombras inventó el hombre la fotografía bien entrado el siglo XIX. Pero su deseo de captar la realidad ya se remonta a épocas primitivas con las pinturas rupestres. En el siglo XV fue capaz de observar que una imagen bien iluminada se reproducía de forma invertida en la pared de una “cámara oscura”. Esto me recuerda a Platón y su mito de la caverna. Su ambición no quedó en la imagen fija, quería además reproducir su movimiento. Y vaya que si lo consiguió. Asombro, encantamiento casi hipnótico y un susto tremendo el que debieron de experimentar aquellas 35 personas que asistieron a la primera proyección cinematográfica de la historia el 28 de diciembre de 1895 en París, cuando vieron acercarse un tren que se abalanzaba sobre ellos.
Fue el siglo XIX una época de inquietud inventiva (fonógrafo, máquina de escribir, bicicleta, Coca-Cola, ascensor, el inodoro con cisterna, anestesia…) de querer ver el mundo de otra manera, por ejemplo, en globo, desde las nubes. Con tanto invento llegó la lucha de patentes. Si bien es cierto que la invención del cine se atribuye a los hermanos Lumière (los americanos a Thomas Edison), no fue un hecho fortuito ni se puede atribuir a una sola persona porque fueron muchos los que en distintas partes del mundo investigaron sobre la magia de la luz y la imagen en movimiento. Prueba de ello son los objetos o artilugios precinematográficos que a modo de juguetes provocaban ilusiones ópticas. Espectáculos como los teatros de sombras, las fantasmagorías, los dioramas o las proyecciones de linterna mágica preceden a la invención del cine.
¿Quién no se ha recreado pasando rápidamente las hojas de un folioscopio o flip book?
En el Departamento de Música y Audiovisuales de la BNE se custodia una colección de discos de cuentos infantiles con imágenes impresas que al girar sobre el plato provocan el mismo efecto. ¿Qué tienen estos aparatos que despiertan nostalgia y afectividad?. Únicos por su singularidad: no estaban hechos en serie. Didácticos por hacernos comprender principios científicos. Dicen que los nombres imprimen carácter. Si esto es así, no es lo mismo llamarse videojuego que fenaquistiscopio. Son juguetes con alma.
Pues bien, este post va dedicado a un artesano de estos juguetes, Julio Tejedor, quien generosamente ha donado 7 reproducciones de estos artilugios por él mismo creados al Servicio de Audiovisuales del Departamento de Música y Audiovisuales de la BNE. Son:
Dos taumatropos: uno de ellos reproduce unas arandelas prehistóricas encontradas en una excavación en Francia en los años 90 del siglo XX. Los científicos pensaron que podía tratarse de un taumatropo de hace ¡unos 15.000 años! Este juguete consiste en una circunferencia con dos cintas a los lados. Por una cara se puede ver una imagen hacia arriba y en la otra cara la misma imagen hacia abajo. Si mueves las cintas , el disco gira provocando la ilusión óptica de una única imagen. Este sencillo objeto fue creado por John Ayrton Paris en 1825 para explicar la llamada persistencia retiniana, un fenómeno básico en la invención del cine. Con este principio se explica que durante la proyección de una película, a partir de imágenes fijas, percibamos la sensación de movimiento, porque demuestra que cuando el ojo humano deja de observar una imagen, ésta aún se mantiene en la retina y en el cerebro durante alrededor una décima de segundo.
Un zootropo o rueda del diablo. Se trata de un tambor cilíndrico con ranuras. Asómate et voilà!!
Un praxinoscopio: es como un zoótropo pero mejorado: un tambor en el que las ranuras son sustituidas por espejos en un prisma.
Un fenaquistiscopio: se trata de una imagen descompuesta en distintas posiciones ordenadas en un círculo rodeado por rendijas sobre un eje de giro. Al dar vueltas, si te asomas por las ranuras, verás lo que ya imaginas. Este juguetillo ayudó a la invención de uno de los pasos decisivos en la historia de la imagen fotográfica: la cronofotografía o imágenes fijas que recogen una escena o un movimiento. Sí, seguro que estás pensando en esas tiras de un caballo trotando. Eso es.
Un kinetoscopio: si echas una moneda por una ranura, se pondrá en marcha. Asómate a la mirilla y verás secuencias en movimiento. Inventado por Edison, trata ya un montón de géneros cinematográficos: películas de baile como Serpentine o Carmencita, de boxeo, de género cómico, dramático o histórico.
Y por último, el antecedente del cinematógrafo: la rutilante y sin parangón linterna mágica. Inventada en el siglo XVII, basada en la cámara oscura. Fue utilizada con fines lúdicos, didácticos y hasta terapéuticos. El profesor Jean-Martin Charcot trató con ella casos de epilepsia e histeria. En la película de Fanny y Alexandre se la puede ver proyectando sus imágenes en una inolvidable secuencia doméstica. Con ella la proyección se convierte en un acto colectivo, con imágenes capaces de relatar historias. No solo de pan vive el hombre.
Después de leer este post, ¿podrías ser capaz de asociar cada imagen con su nombre?
Bibliografía
Zavala, Juan: El cine contado con sencillez. Madrid: Maeva. Signatura BNE: 9/280682
Passion cinema: collections de la cinémathèque française: éditions Beaux Arts, 2006
Un post maravilloso. ¡Muchas felicidades!