De mujeres y libros: Gertrudis Gómez de Avellaneda
Retrato de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Se cumplen 200 años del nacimiento de Gertrudis Gómez de Avellaneda en Camagüey (Cuba) el 23 de marzo de 1814. Poetisa y musa del movimiento romántico, tuvo una vida y una obra poco convencionales para su época y que siguen siendo objeto de estudio. Desarrolló su carrera literaria en España y fue admirada por escritores como Juan Nicasio Gallego, José Zorrilla o Juan Valera ; compartió el mundo literario del XIX con mujeres como Carolina Coronado, Fernán Caballero y Rosalía de Castro. Tula o La Peregrina, nombres que utilizó en sus escritos, se distinguió de sus coetáneas por sus avanzadas ideas sobre la posición social de la mujer en aquella época, siendo considerada por algunos precursora del movimiento feminista.
Su vida es la de una romántica apasionada: se casó dos veces y mantuvo numerosas historias de amor, algunas de ellas no correspondidas; tuvo una hija no reconocida y que moriría a edad temprana, circunstancias todas ellas que se traslucen en sus escritos.
Entre sus logros literarios están el atreverse con el teatro o la novela histórica, géneros infrecuentes en las escritoras de la época; la introducción de la crítica social en sus escritos y la expresión de los sentimientos de una forma libre, algo inusual en el XIX. Su Poesía tampoco es ajena a la innovación, introduciendo una métrica diferente a la usada en el verso español hasta el momento.
Su obra teatral es abundante y recoge todas las manifestaciones que se iban produciendo en la escena española. En 1840 estrena en Sevilla Leoncia, un drama acorde con el espíritu romántico de la época. Saúl y Baltasar , son otros de sus éxitos teatrales, alcanzando en algunos de ellos 50 representaciones, algo inusual para la época. En todos ellos queda patente la dignificación de la condición femenina. De sus novelas , Sab es la más destacable, narra un amor desgraciado entre un esclavo mulato y la hija de su dueño blanco y se considera el primer libro antiabolicionista en España. El libro fue tan polémico que no se publicó en Cuba hasta 1914, setenta y tres años después de su aparición en España.
Aunque fue admitida en el Ateneo de Madrid y en el Liceo Artístico y Literario, sus aspiraciones a Académica de la lengua se vieron frustradas; sobre ello escribiría años más tarde Emilia Pardo Bazán unas cartas publicadas en La España Moderna.
Es parte fundamental para el conocimiento de “La Avellaneda” la correspondencia que mantuvo con el sevillano Ignacio de Cepeda, a quien le unió una azarosa relación. En estas cartas podemos rastrear los primeros 25 años de la autora, sus vivencias en Cuba, país que da un trasfondo de luz, exuberancia y sensualidad a su obra. En esta isla desarrolló su faceta periodística como fundadora, directora y redactora principal de Álbum cubano de lo Bueno y lo Bello y allí volvió en 1859 para ser homenajeada.
Los últimos años de su vida los vive en Madrid entregada a la poesía religiosa y a la tarea de corregir y preparar la edición completa de sus obras. Muere a los 59 años, víctima de la diabetes. De la discriminación que padeció en vida y de la soledad en que murió nos da cuenta la nota necrológica que a propósito de su muerte escribió el escritor y filósofo Teodoro Guerrero.
El Servicio de Información Bibliográfica ha realizado una exposición con las obras de la autora en las vitrinas del Salón Italiano. Podrá verse hasta finales de abril.
Recientemente se han digitalizado gran cantidad de obras de Gómez de Avellaneda, como El Príncipe de Viana, además de primeras ediciones, manuscritos originales y cartas.