¿Edad oscura digital? Sí, pero...
Que estamos atravesando lo que con el paso de los años se verá como una edad oscura digital, creo que es algo que nadie puede negar, pero que las voces que alertan sobre ello están siendo especialmente alarmistas en los últimos tiempos también es cierto.
El vicepresidente de Google Vint Cerf causó bastante revuelo en la red (principalmente en el entorno bibliotecario) el 13 de febrero pasado con unas declaraciones en las que advertía del peligro de estar entrando en una edad oscura digital.
En todo caso, no se puede decir que estemos “entrando”. En todo caso, estamos en ella ya desde hace años, y de este tema se habla desde hace bastante tiempo, como Andy Jackson, de la Biblioteca Británica, demostró precisamente con datos del Archivo Web del Reino Unido (http://ws-dl.blogspot.com.es/2015/02/2015-02-17-reactions-to-vint-cerfs.html).
Por otra parte, instituciones sin ánimo de lucro como Internet Archive y bibliotecas nacionales como la de Suecia llevan archivando el patrimonio documental que hay en la web desde 1996. Desde entonces, otras instituciones patrimoniales han trabajado para preservar las publicaciones en línea, primero creando archivos web y luego desarrollando legislación sobre depósito legal electrónico que respaldase esta misión tan propia de las bibliotecas, la de preservar el patrimonio documental.
Desde sus orígenes las bibliotecas han guardado la memoria de los pueblos, conservando documentación en soporte tangible: grabados, registros sonoros, manuscritos, impresos, audiovisuales, partituras, mapas y materiales que llamamos “ephemera”, entre los que hay carteles, panfletos publicitarios, invitaciones de baile, tarjetas de felicitación, cromos… Hoy tenemos equivalentes de todos esos tipos de documentos en soporte digital: imágenes, música en línea, prensa, revistas científicas, libros electrónicos, vídeos, blogs y también publicidad, tiendas en línea y sitios web de contenido variado. Y las bibliotecas deben ahora seguir preservando el patrimonio documental en los soportes en los que se difunde.
En 2003, la UNESCO publicó sus Directrices para la preservación del patrimonio digital y ese mismo año se creó el Consorcio Internacional para la Preservación de Internet (IIPC), fundado por 12 organizaciones, entre las que se encontraban Internet Archive, la Biblioteca del Congreso Norteamericano, la Biblioteca Británica y la Biblioteca Nacional de Francia. Hoy forman parte de este Consorcio 49 miembros, que representan a 25 países de todo el mundo que trabajan precisamente en la recolección y preservación a largo plazo de toda la documentación que se genera en la red.
Así pues, no parece nada nuevo esto de la edad oscura digital, ya que muchas instituciones, principalmente bibliotecas y archivos nacionales, llevan trabajando mucho tiempo para paliar sus efectos y que el patrimonio documental digital se preserve para las generaciones futuras.
En 2009, la Biblioteca Nacional de España, decidió contratar con Internet Archive la recolección del dominio .es. Y en 2010 ingresó en el IIPC, de cuyo Consejo Directivo forma parte desde hace un año.
Desde entonces se han llevado a cabo 8 recolecciones masivas del dominio .es y dos selectivas, una sobre el campo temático de las Humanidades y otra sobre las Elecciones Generales de 2011. Gracias a un convenio de colaboración con el ente Red.es la colección web que la BNE tenía alojada en Internet Archive ha sido trasladada a España e instalada en los servidores de la Biblioteca a principios de 2015.
Pero mientras, la Biblioteca ha estado evaluando sistemas de recolección web y a principios de 2014 se instaló en un entorno de pruebas el paquete de software NetarchiveSuite, de código abierto, que utilizan también para sus recolecciones las bibliotecas nacionales de Francia, Dinamarca, Austria y Estonia. Con este sistema de recolección durante el año 2014 se han llevado a cabo recolecciones web sobre acontecimientos históricos como la muerte de Adolfo Suárez, la abdicación de Juan Carlos I, la proclamación de Felipe VI o las elecciones europeas. Y hemos abierto dos líneas de trabajo más:
- Siguiendo el modelo de la Biblioteca Nacional de Francia, hemos creado colecciones web sobre materias de las que la Biblioteca conserva colecciones especiales (Fondo antiguo, Cartografía, Bellas Artes, Música y Audiovisuales…).
- En el ámbito del Consejo de Cooperación Bibliotecaria –y siendo este un campo en el que la cooperación entre todos los agentes es fundamental- hemos creado colecciones por Comunidades Autónomas, con vistas a la entrada en vigor del real decreto que regulará el depósito legal de las publicaciones en línea y cuya publicación está prevista para esta primavera.
En ambos casos, es personal bibliotecario (lo que llamamos “conservadores web”) el encargado de seleccionar los sitios web que contienen patrimonio documental prioritario para su preservación.
Así, se combinan recolecciones selectivas (sobre materias o eventos) con recolecciones masivas (más amplias, pero menos frecuentes y profundas), lo que permite obtener (y guardar) un panorama lo más representativo posible de la web española actual.
Pero no sólo guardamos los sitios web. El depósito legal de las publicaciones en línea incluye todos los documentos a los que se accede en línea, aunque estén protegidos por contraseña o sean de pago: libros electrónicos, música, prensa, vídeos... No es otra cosa que la versión digital del depósito legal tangible, por el que el editor está obligado a depositar dos ejemplares de cada publicación. Así, la Biblioteca está habilitada por la ley a preservar todo el patrimonio documental español, sea cual sea su soporte o formato, siempre y cuando se haga público a través de la web. Para ello –igual que se protegen las publicaciones en soporte tangible que entran por depósito legal- el acceso a estas publicaciones digitales tendrá las medidas de seguridad necesarias para proteger los datos de carácter personal y los derechos de propiedad intelectual.
Parece una tarea ingente, ¿verdad? Pues lo es. Pero, por una parte, la exhaustividad está descartada (mientras el desarrollo tecnológico no nos la pueda garantizar). Estamos obligados a seleccionar y establecer prioridades. Y, por otra, contamos con la colaboración internacional (en el IIPC) y nacional (con las Comunidades Autónomas, en el seno del Consejo de Cooperación Bibliotecaria).
En el ámbito internacional trabajamos para establecer criterios de selección, políticas de preservación a largo plazo, solucionar los problemas que vemos en la recolección de vídeo y contenido de redes sociales… Pero no podemos pararnos a esperar la solución perfecta. Con lo efímero que es el contenido en la red, todo lo que no guardemos ya corre el riesgo de ser patrimonio documental perdido para siempre, y entrará a formar parte de esa edad oscura digital.