El diablo está en los detalles… digitales
“Celebrando missa el mismo San Martín, ayudáuale Bricio, que era de pequeña edad, y después fue obispo y santo. Este vido al Demonio en contrario del altar que estaua escriuiendo todo lo que allí passaua y contradecía a aquel lugar sagrado, como palabras ociosas, risas desordenadas, y impedir el oficio divino. Escriuíalo en vna piel de carnero, y por auer mucho que escriuir y acabársele la piel, estirola con los dientes, y rompiéndose, diose en la pared vna mala calabaçada, en aquel cuerpo hecho del ayre en que se mostraua, de lo qual Bricio se riyó mucho...”
Alonso de Villegas, Fructus Sanctorum, Discurso 69, nº 12 BNE U/2378 h. 20v.
[El Emperador Maximiliano I en misa] [Detalle] BNE Invent/42809¿Quién es Titivillus? Es el demonio notario de la distracción, quien hace acopio de los errores cometidos, ya sea por los clérigos al entonar los cantos, rezos y salmos, ya sea por los feligreses que chismorrean “ociosa verba” en misa, en lugar de recitar con entrega el oficio divino. A través de los sermonarios medievales sabemos que este diablo toma buena nota en su pergamino de todas las sílabas y palabras omitidas, pues son palabras sustraídas a Dios, y pueden aducirse como prueba contra los difuntos el día del Juicio Final. Titivillus también es citado como el diablillo que distrae de la liturgia de las Horas canónicas a religiosos y seglares. Por último, y por una tradición ya más bien decimonónica, es también quien provoca las múltiples erratas de los copistas e impresores.
Titivillus, Tutivillus, Titivillo, Titellino… ¿Cuál es el origen de su nombre? La etimología de la palabra no está clara, pero todos los estudiosos suelen concluir que su origen se hallaría en la Casina de Plauto: “En efecto, el dramaturgo romano Plauto, conocido en la Edad Media en ambientes escolares, utiliza la voz “titivillicium”, con el sentido de menudencia o cosa de poca importancia, en un diálogo de su Casina”, 2, 5 39 (Jennings, 1977, pp. 36, Montañés, 2015, pp. 13).
Comoediae. Tito Maccio Plauto. BNE MSS/10030. Casina h. 90r .
Non ergo istuc verbum emissim titivillitio Nam omnes mortales Diis sunt freti: sed tamen Vidi ego Deis fretos saepe multos decipi.
“Esas palabras no tienen para mí ni el valor de una perra, Porque los hombres se confían por lo general a los dioses, y con todo, He visto yo muchas veces a muchos que confiaban en ellos y se han visto defraudados”.
Está claro que Titivillus es un diablo que escribe, y la escritura significa poder en la Edad Media. Los religiosos Jacques de Vitry y Johannes Wallensis configuran ya en el siglo XIII los papeles que desempeña Titivillus. Sabemos que el exemplo nº 239 de Jacques de Vitry fue conocido en España, pues se conserva en una traducción del catalán del Alphabetum narrationum de Arnoldo de Lieja, el Recull de Eximplis (S. XV), en donde aparece con el nombre de Titellino. El mismo diablo es evocado también, pero sin nombrarlo, en el Libre de los ejemplos por ABC, compilado por Clemente Sánchez de Vercial (exemplo nº 382). También el Espéculo de los legos, en el exemplo nº 180, recoge la historia del trompazo que se da el diablillo al estirar su pergamino pecaminoso, lo cual provoca la carcajada de San Bricio durante la Misa de San Martín. Este mismo exemplo vuelve a ser recogido nuevamente en el Fructus Sanctorum de Alonso de Villegas (Discurso 69, nº 12). (Montañés, pp. 71-72).
Como vemos, los papeles desempeñados por Titivillus son, como sus nombres, muy variados. Siguiendo a Montañés, los enumeramos a continuación:
Notario de chismosos. En los Exempla de Jacques de Vitry el diablo replica: “Scribo ociosa verba que dicuntur in hac ecclesia”. Ya en el Evangelio de Mateo (12,36) está escrito: “Mas yo os digo, que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del Juicio”. La corriente misógina medieval se evidencia aquí en el tópico inglés “warning against idle gossip”, que en la Europa del Norte se plasma en las sillerías de coro, en la escena de dos mujeres incitadas al chismorreo por el demonio, dando de lado los rezos y la misa.
Notario de clérigos despistados. Dice Johannes Wallensis en su Tractatus de Penitentia: “Fragmina verborum Titivillus colligit horum quibus die mille vicibus se sarcinat ille”. Es decir, “Titivillus recoge los fragmentos de estas palabras llenando su saco mil veces al día”. Es una advertencia contra aquellos religiosos perezosos y despistados que abrevian las misas, o las recitan con errores y omisiones, de lo que habrán de dar cuenta al final de sus días. -Algo que me trae a la memoria aquel final del romance viejo de La Misa del amor, interpretado entre otros por el genial Amancio Prada-.
Javier de Izaro. “El misterio y la magia de los tréboles de San Juan”. Folletones El Sol. El Sol. 26 de Junio 1932, p. 2
[…] El que cantaba en el coro, en el credo se perdió, el abad que dice misa, ha trocado la lición, monacillos que le ayudan, no aciertan a responder, non, por decir amén, amén, decían amor, amor.
Recolector de pecados. En época románica los demonios comienzan a aparecer en las portadas y coros de las iglesias haciendo acopio de los “peccata populi”, de todos los pecados de la humanidad.
Horas al uso de Roma de la Biblioteca Municipal de Tours BM Ms 2104, fol. 149. (BVMM. IRHT-CNRS)
Confundidor de amanuenses. En la documentación medieval no un hay testimonio claro de esta función, hay que esperar a que Anatole France se la atribuya en su Vie de Jean D´Arc (1908). Siguiendo esta idea, a Titivillus se le ha querido ver en el diablillo doblegado que acompaña a San Bernardo de Menthon, patrón de los montañeros. A ambos personajes se les puede contemplar en un medallón de las Horas de Luis de Saboya BNF MS Latin 9473 Fol. 10 v. y de manera más elocuente, en una viñeta de las Horas al uso de Roma de la Biblioteca Municipal de Tours BM Ms 2104, fol. 149, en donde vemos al Santo escribiente con el diablillo al acecho.
Illumina oculos meos ne umquam obdormiam in norte, nequando dicat inimicus meus: prevalui adversus eum. In manus tuas Domine com[mendo spiritum meum].“Ilumina mis ojos para que nunca me duerma y muera, no sea que mi enemigo diga: He podido con él. En tus manos, Señor, enco[miendo mi espíritu]”.
En este mismo sentido, otro jugoso tema iconográfico es aquél de San Juan Evangelista en la isla de Patmos, ya introducido y comentado de manera rigurosa por Javier Docampo en sendas entrada y conferencia.
“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis,1, 9).
Horas de Leonor de la Vega BNE Vitr/24/2, fol. 45v. [Detalle]El diablo importuna el retiro del apóstol hurtándole tinta y tintero para que no continúe escribiendo la revelación apocalíptica. Podemos contemplar esta escena en los lienzos de Dieric Bouts, Museum Boijmans Van Beuningen, y de El Bosco, Staatliche Museen zu Berlin, Gemäldegalerie. También es un lugar común en los libros de Horas, como en las Horas de María de Borgoña ONB Cod. 1857, fol. 27r, en las Horas de Luis de Saboya BNF MS Latin 9473, fol. 190r., en las Horas de Bedford BL Add Ms 18850 fol. 19r, en las Horas de Juana la Loca BL Add MS 35313 fol. 10v., en las Horas de Simon de Varie J.P. Getty Ms. 7, en las Horas Spinola J.P. Getty Ms. Ludwig IX 18, fol. 83v, en el BL Royal 20 B II, fol. 27, en varios ejemplares de La Haya KB 73 J 55, fol. 27r, KB 76 G 5, fol. 13r, KB 76 G 11, fol. 13r , y por último, en nuestras excepcionales Horas de Leonor de la Vega BNE Vitr/24/2, fol. 45v.
Demonio de los impresores. Como evolución lógica de las erratas de los amanuenses, las de los cajistas de la imprenta. No en vano, en el ámbito anglosajón, a los aprendices del oficio se les llamaba printers devils. El mismísimo Ambrose Bierce, con su celebrado Devil´s dictionary (1911), ejerció de diabólico aprendiz. Incluso un episodio de la serie televisiva Twilight Zone se hace eco de lo cara que sale una página sin erratas.
En el teatro, bien como heraldo infernal, tocando cuernos y trompas en el Juicio Final, y suplantando para ello a los ángeles -acaso evolución del sátiro clásico-, o bien, sobre todo en el teatro medieval inglés, atareado en anotar pecados en su pergamino.
Un cajista de imprenta. [Detalle]. Don Quijote y Sancho visitan la Imprenta de Sancha. L. Paret. BNE DIB/15/54/13¿Y qué decir de Titivillus en el arte? Ciñéndonos al marco de la Península, se le ha querido ver en la imagen románica del diablo escribiendo en una arquivolta de la portada meridional de la iglesia de Sª Mª del Camino de Carrión de los Condes. Asimismo, en ciertas sillerías tardogóticas y del primer renacimiento, como las de la Catedral Nueva de Plasencia, o la de la Catedral de S. Domingo de la Calzada. Otra visión iconográfica es aquélla en la que el diablo carga un hato de libros a su espalda, como el pintado en la Virgen de la Misericordia con los Reyes Católicos y su familia, del Monasterio de las Huelgas (ca. 1486) pero… ¿Cuál es la naturaleza de esos pesados libros?... Las interpretaciones son de nuevo múltiples: Acaso contienen los pecados de los protegidos bajo el manto de la Virgen (Montañés), o bien son Talmudes y Biblias hebreas, que encierran una imagen antijudía (Hernando Garrido), o quizá es Baalberith, el diablo bibliotecario y conservador en jefe de los archivos infernales (Aragonés Estella). (Montañés, p. 70).
¿Qué queda de Titivillus hoy en día? Aun con todo se le rinde homenaje en alguna publicación sobre libro antiguo, o se le impreca cada vez que hay erratas de edición. A mí se me antoja verlo cada vez que olvido guardar la versión definitiva en un procesador de textos, cuando yerro en un encabezamiento, o cuando esa obra que tengo que subir a la biblioteca digital no carga ni a tiros: ¿No habré validado ese xml?, ¿No estará subida ya esa obra en BDH? Y qué decir del texto predictivo o del corrector ortográfico automático del móvil, que te la juegan sistemáticamente con los mensajes instantáneos. Hay quien dice incluso que lo ha visto digitalizado en algún cachito retro (min 2:12) de cierto archivo audiovisual.
Manuel Pérez Rodríguez Biblioteca Digital Hispánica
Bibliografía
ARAGONÉS, Esperanza. “Visiones de tres diablos medievales”, en De Arte 5, pp. 15–27.
JENNINGS, Margaret. “Tutivillus: The literary career of the recording demon” en: Studies in Philology, Volume LXXIV, December 1977, nº 5.
HERNANDO, José Luis. “Satanás con los libros a cuestas en la Virgen de la Misericordia de Las Huelgas de Burgos ¿una imagen antisemita en tiempo de la expulsión?” en Imágenes y promotores en el arte medieval: miscelánea en homenaje a Joaquín Yarza Luaces, 2001, ISBN 84-490-2251-7, págs. 441-455.
MONTAÑÉS, Julio G. Tutivillus. El demonio de las erratas. Turpin editores, colección en 8vo, nº 11, 2015.
MONTAÑÉS, Julio G. Tutivillus. El demonio notario [En línea] <http://tutivillus.teatroengalicia.es/intro.htm>
YARZA, Joaquín, “El diablo en las miniaturas hispanas medievales”, en El diablo en el monasterio. VII Seminario sobre Historia del Monacato. Fundación Santa María la Real. Centro de Estudios del Románico, 1996.