La Biblioteca Digital Hispánica
Me sugirieron escribir un post sobre las últimas novedades que han ido apareciendo en la BDH. Son muchas, algunas con más calado que otras, y representan la voluntad de mejorar el servicio que ofrecemos de acceso a los fondos de la BNE.
Me parece, sin embargo, más importante y tal vez más interesante, aprovechar este espacio para resaltar una idea que puede que, por evidente, quede muchas veces oscurecida: la Biblioteca Digital Hispánica es el resultado del trabajo de muchos bibliotecarios que aparentemente nada tienen que ver con lo digital.
La BDH es posible porque las obras se reciben, se seleccionan, se catalogan, se trasladan, se restauran... Es posible gracias al trabajo también de los que antes que nosotros con otros medios almacenaron y describieron las obras que iban llegando y que hoy ocupan las estanterías de los depósitos.
La Biblioteca Digital es, de esta forma, la culminación de un trabajo que empezó mucho tiempo atrás y en el que hoy están ocupados gran parte de los Servicios de la BNE que de un modo u otro participan en todo el flujo que lleva un libro de la estantería al escáner y de vuelta a la estantería.
La tecnología es nueva, hay servicios que antes eran impensables (buscar a texto completo, por ejemplo); pero en definitiva la Biblioteca Digital Hispánica, cualquier biblioteca digital, no deja de responder a los viejos principios de una biblioteca: reunir, almacenar, y difundir las colecciones.
Hace tres años que arrancó la BDH como tal. Hemos aprendido de nuestros errores y de nuestros aciertos. Hemos sentido el interés que todo lo digital despierta en la sociedad, que en parte se manifiesta en el generoso patrocinio de Telefónica. Hemos podido incorporar millones de páginas, nuevas herramientas de la web social, y hemos visto crecer el número de usuarios que utilizan esta herramienta. Pero no queremos olvidar que detrás del brillo de lo nuevo está el viejo trabajo de bibliotecario, sic vos non vobis, y que, al fin, es la BNE y sus colecciones la que hace posible todo esto. La que cada vez que convoca una Jornada de Puertas Abiertas, da igual el frío o la lluvia, es capaz de atraer a miles de personas que quieren entrar a ver las salas, los documentos e incluso los pasillos donde guardamos los todavía imprescindibles catálogos manuales. Lo miran todo con respeto, me atrevería a decir que con orgullo y con un cierto interés casi supersticioso hacia lo que aquí se hace y se conserva.
Sobre las novedades de la BDH podremos hablar más adelante. Entre lo que hemos hecho y lo que queremos hacer, tenemos muchas cosas que contar.
Si, la BDH es el resultado de muchos años y de muchos procesos, de muchos esfuerzos y de mucho entusiasmo por parte de toda la Biblioteca y nos quedan aún muchos más esfuerzos y mucho ímpetu hasta llegar a tener todas nuestras colecciones patrimoniales al alcance de la mano de todos, pero cada vez está más cerca ese momento y me alegro de formar parte de el gran equipo (la biblioteca entera) que lo va a conseguir.