Una separación, mil historias
Darío Luque, Miria Gómez y Esther Asperilla han sido los ganadores del concurso de microrrelatos 2016 que la Biblioteca Nacional de España organizó tras la publicación de su spot de Navidad.
https://www.youtube.com/watch?v=dJROSYaO6fQ
[bctt tweet="Darío Luque, Miria Gómez y Esther Asperilla, ganadores del concurso de microrrelatos 2016 BNE"]
Los miembros del jurado y participantes en el spot han seleccionado tres obras finalistas de entre 142 textos recibidos. Entre reencuentros, tictac de relojes, uniformes grises y libros ajados, hemos sido amantes, hermanos, hijos, sobrinas, amigos, nietas. Cómplices. Revolucionarios, espías, sumisas, marineros, poetas, enfermos, viajeros en el tiempo. Mujeres embarazadas, hombres que tienen que huir, estudiantes sorprendidas por la casualidad.
A continuación, publicamos los microrrelatos de cada uno de los finalistas:
Primer puesto: (POIESIS) de DARÍO LUQUE
Lo que jamás supiste fue que mi destino era ser poeta. Y el catalizador de esa profesión, cómo no, fuiste tú, cuando marchaste con mi tiempo en el bolsillo de la americana. Es cierto, lo sé. Yo misma te lo entregué y te pedí que lo cuidaras, pero metí en la manecilla pequeña del reloj la mitad de mis esperanzas. La otra mitad me la guardé, con esa fotografía que tanto me gusta, en el fondo de una caja de galletas. Fue entonces cuando comencé a recorrer bibliotecas —todas con nombres que entonces desconocía, pero que ya destilaban aires de un lirismo atractivo—, y me perdía tarde tras tarde en aquellos pasillos tan bien ordenados. Comencé por los sonetos y no tardé en meterme en las liras, las silvas y los romances, hasta llegar al verso (o al beso) libre. Un día, quizás de verano o quizás de primavera, mientras reordenaba mis esperanzas, me acordé de ti. Ahí nació mi primer poema. Decía: “no sé si tengo / la esperanza de que / me esperes / o si espero / con la esperanza / de que me beses”. Desde entonces soy (tu) poeta. Y tú eres (mi) poesía.
Segundo puesto: ABRAZO DE VIDA de MIRIA GÓMEZ
Lo nuestro podría haber sido una bella historia, se truncó de modo prematuro y sus capítulos se ahogaron en la sombra. Los primeros días fueron singladura silenciosa en el incomparable marco de la Biblioteca Nacional. El arte fue suficiente para compaginar estudio y descubrimiento del tú. Además de conocernos, nos encontramos y nacimos a lo real. Este primer nudo entre ambos surgía sólido. Albergaba esa convicción cuando te despedía en las escaleras, entregándote el reloj, recuerdo entrañable de mi padre con el que te dije adiós por un año, como acordamos. Límite marcado a nuestras metas profesionales hasta el encuentro en el mismo lugar e iniciar el camino juntos. No apareciste. No había señas ni referencias para localizarte. Tardé en rendirme, dolía demasiado. Los sueños se hacían añicos por los peldaños de aquellas escaleras. Ahora, que nos hemos reencontrado gracias a mi nieta, recuesto la alegría al calor de tu abrazo. Retomo la victoria sobre el tiempo, la distancia, el olvido y beso tu presencia renacida al abrigo del fuego, mientras sostengo el reloj con mi antigua foto entre las manos, como una promesa de incontenible esperanza.
Tercer puesto: LA CARENCIA DEL BESO de ESTHER ASPERILLA
Coinciden todos los días en la biblioteca. Él acude a estudiar. Ella trabaja. Tropiezan sus ojos que, en el fugaz contacto, se azoran. Desvía él la mirada, ella enrojece. De naturaleza retraída, le cuesta meses hablarle. Tímidas palabras que les abocan derechos a un sentimiento más profundo. Es solamente un estudiante de derecho enamorado de una ayudante de archivo. Bueno no, son más que eso. Él, cabecilla de las manifestaciones estudiantiles. Ella, la hija de un gris. Perdidos y encontrados en un mundo de libertades asfixiadas. El chaval ha conseguido evitar a la policía, pero el cerco se estrecha. Le pueden detener en cualquier momento. Lo intuye. Sólo queda el exilio. Emigrar a Alemania u Holanda. Mejor que ella lo desconozca. La foto de ambos que la chica guardará para siempre. El reloj con el retrato de su amor, eternamente junto al corazón de él. “No me esperes…”, el estudiante titubea pero enseguida se recompone, “recuérdame, pero no me esperes.” Un último y apresurado abrazo subraya la carencia del beso que no llegan a darse. Un beso que, sin dueños, queda flotando en las escalones de la biblioteca hasta que, años después, en algún portal de Madrid, un timbre suena.
Además, dados los cuantiosos textos escritos por niños que se recibieron, se decidió ampliar los galardones y otorgar tres premios también en una categoría infantil. Animados por sus profesores de Lengua, alumnos de sexto de Primaria del CEIP San Miguel de Las Rozas (Madrid) y de primero de la E.S.O del IES Vigán de Gran Tarajal (Las Palmas), también escribieron su visión de la historia de separación y reencuentro que cuenta el spot. Carla Barato, Alejandra Paz y Jorge Parra han sido los tres premiados en esta categoría, por los siguientes relatos:
MICRORRELATO de JORGE PARRA
Ella se llama María y acaba de sacar la oposición para trabajar en la Biblioteca Nacional Española. Él es Luis, un joven poeta. Se aman, pero él tiene que abandonar España a causa de sus ideas políticas. Le acompañan solo en este precipitado viaje su maleta y el reloj de bolsillo que le ha regalado María. Luis llega a Argentina, allí se une a los movimientos revolucionarios que en esos años había en Sudamérica. Nunca pudo volver a España, pero siempre conservó su amor por María, y su reloj. Pasan 50 años, ya viejo y cansado vuelve a Madrid y, aunque no se atreve a ir en busca de María, el azar y nuevamente la biblioteca consiguen que se vuelvan a encontrar. Es Silvia, una nieta de María, la que lo reconoce una fría mañana de Navidad en la Biblioteca Nacional gracias, precisamente, a su reloj de bolsillo. Le invita a ir a visitar a su abuela, diciéndole que, después de tantos años, todavía lo espera, y le alegraría las Navidades con su aparición. Pasada esa tarde ya nunca se separaron.
NAVIDADES DE REENCUENTRO de CARLA BARATO
Era un hastial y apagado día, pero el gran Espíritu Navideño seguía recorriendo mis frágiles venas. Esa misma tarde del gran invierno, decidí observar mis retratos a lo largo de mi duradera vida. Al abrir mi caja de fotos, miré una imagen que envolvía mi extensa mente. Eran recuerdos tristes y alegres, recuerdos buenos y malos, recuerdos que te hacen sollozar. En mis delicadas manos, se veía una foto, en blanco y negro. Tenía de mi mano al hombre que me hizo muy dichosa durante diez largos años. Le entregué el reloj más valioso que tenía con mi retrato. Me soltó su sedosa mano, con la pena recorriéndonos el alma. Arribó mi querida nieta, que más tarde se marchó a la biblioteca. Una vez que regresó, me contó todo lo sucedido esa misma tarde en aquel lugar. ¡Era mi antiguo y apreciado reloj! ¡No me lo podía imaginar! Sonó el ruidoso timbre. Si es mi amado, viviremos la vida que nos queda juntos yendo a la BNE.
EL RECUERDO DE NAVIDAD de ALEJANDRA PAZ
Un recuerdo. Una manifestación de imágenes que transmiten emociones guardadas en tu mente, algunos están muy profundos y olvidas que existen. Un recuerdo como aquel que tuve en la época más alegre del año, Navidad, cuando observaba una fotografía de más de 40 años. No tengo muy buena memoria, pero me acuerdo de ese día hasta el más mínimo detalle. Recuerdo cuando la persona que más quería se mudó a un lugar tan lejano que no pude ir con él. Le di mi tesoro más valioso, mi reloj de bolsillo, hecho de oro y plata. En el respaldo del reloj, se encontraba fotografía mía esperando que nunca se olvidara de mí. Hace unos días me enteré de que, tal y como esperaba, él no me olvidó. Mi hija había estado estudiando en la Biblioteca Nacional de España, donde se encontró con él. La persona que estuve esperando por casi 50 años había vuelto de su viaje y podía volver a verla… Aprendí que una separación no significa el final de una amistad, significa el comienzo de una oportunidad.