Este dibujo arquitectónico es representativo de la repercusión alcanzada por las obras de los grandes tratadistas de arquitectura italianos sobre los artistas de su propio país y, en general, sobre todos los artistas europeos. En este grupo de cuarenta y cinco dibujos de arquitectura de G. B. Montano conservado en la Biblioteca Nacional es patente la influencia de Vignola y de Palladio, como ha estudiado Delfín Rodríguez. El dibujo está concebido como un frontispicio para el tratado que Montano no llegó a publicar, en el que se interpretan de forma libre los órdenes arquitectónicos propuestos por los tratadistas anteriormente mencionados, junto con algunas invenciones del autor de carácter ornamental, basadas en la otra gran fuente del momento, los restos de la Antigüedad clásica. En el dibujo, que apunta formas barrocas, Montano se autorretrata con las alegorías de la Arquitectura y la Geometría a cada lado, y portando el compás de arquitecto y la regla.

Se considera a Montano buen maquetista en el trabajo de la madera, tratadista y dibujante de arquitecturas, algunas de las cuales fueron posteriormente grabadas y publicadas por sus discípulos.  Existe un amplio fondo de dibujos de este artista diseminados en diferentes bibliotecas europeas. G. B. Montano contribuyó a la creación de la prestigiosa Accademia di San Luca de Roma, de la que formó parte.